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Artículo Aunque parezcan increíble, este chef japonés mete los dedos en aceite hirviendo sin un gesto de dolor y sin quemarse Content

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Aunque parezcan increíble, este chef japonés mete los dedos en aceite hirviendo sin un gesto de dolor y sin quemarse

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Lo que para nosotros sería impensable, para este cocinero es algo cotidiano. ¿Cómo lo hace? La ciencia tiene la explicación

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24 Agosto 2018 19:59

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Ni loco. Eso es lo que pensaríamos si alguien nos dice que imitemos a este chef japonés. No hablamos de cocinar lo que él cocina, sino de meter los dedos en aceite hirviendo de la manera en la que él lo hace, una y otra vez, como si fuera la cosa más normal del mundo.

Ni un solo gesto de dolor o quemadura alguna en sus manos. ¿Magia?

Las imágenes fueron grabadas hace pocos días en Japón. El usuario japonés de Twitter @Yuku1991 acudió a uno de sus restaurantes favoritos, Tekin, un establecimiento de sobra conocido por estar especializado en tempura y que se encuentra en la ciudad capital de la prefectura de Shizuoka. Lo que no sabemos es si este chico fue al local expresamente para grabar al chef, conociendo sus habilidades culinarias, o si se fijó allí por primera vez.

Sea como fuere, el vídeo muestra claramente como el cocinero sumerge los alimentos en la sartén. Y no lo hace ayudado de ningún utensilio. Sumerge sus propios dedos en el líquido hirviente sin el menor titubeo y sin rastro de dolor. ¿Cuál es su secreto?

Dos palabras: efecto Leidenfrost.

Si lo del aceite hirviendo ya te choca, atento a la manera en la que este otro hombre mete la mano bajo un chorro de metal fundido sin quemarse.

¿Qué es el efecto Leidenfrost?

Lo dicho, lo visto en los vídeos de arriba ni es un montaje ni se trata de ninguna ilusión óptica. Todo casi siempre tiene una explicación científica, y en este caso la clave parece ser el efecto conocido como Leidenfrost, en honor al físico alemán que lo descubrió allá por el año 1756.

Este fenómeno científico se suele explicar aludiendo a un escenario del todo cotidiano: una cocina, una sartén caliente, y unas gotas de agua. Cuando sobre la sartén se coloca una gota del líquido, pueden pasar varias cosas. Si la temperatura de la placa metálica no llega a los 100º C, el agua se aplana y se evapora lentamente. Cuando la temperatura pasa por encima de los 100° C, las gotas de agua producen una especie de silbido al tocar la sartén y se evaporan rápidamente. Pero la cosa cambia cuando la temperatura de la sartén llega al llamado ‘punto de Leidenfrost’, que siempre se sitúa muy por encima del punto de ebullición del líquido. Ahí, al contacto con la sartén, las gotas de agua no se evaporan instantáneamente sino que se mueven erráticamente sobre la superficie durante un cierto tiempo, hasta que finalmente desaparecen.

Ese comportamiento se debe a que, a temperaturas por encima del punto Leidenfrost, la parte inferior de la gota de agua se vaporiza al entrar en contacto con la placa caliente. Esa especie de colchón de vapor resultante eleva el resto de la gota, impidiendo cualquier contacto directo entre el agua líquida y la placa caliente. Como el vapor tiene una conductividad térmica mucho menor que el agua en estado líquido, la transferencia de calor entre la bandeja y la gota se ralentiza considerablemente.

Esa sería la explicación física que permite que estos hombres puedan salir sin quemadura alguna después de tocar aceite hirviendo o un metal fundido a altísimas temperaturas. Pero tampoco nos hagamos los superhéroes; las manos deben estar previamente mojadas y el contacto ha de ser breve, de unas décimas de segundo.

Así que... ¡truco descubierto! En el caso de nuestro curioso protagonista, tiene las manos recubiertas de la pasta húmeda de la tempura, que se encuentra más fría que el aceite de la sartén.

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