Gobierno propio, sistema financiero digital propio, filosofía libertaria... Aunque parece el argumento de una película de ciencia ficción, es un proyecto real que se lanzará en una laguna de Polinesia Francesa en 2022.
La organización sin fines de lucro The Seasteading Institute y la compañía Blue Frontiers están trabajando en conjunto en un interesante proyecto para construir una isla flotante con su propio gobierno y hasta su propia moneda en una laguna de Polinesia Francesa. La visionaria idea busca ofrecer una alternativa a los problemas geopolíticos actuales y al cambio climático que está afectando y movilizando a tanta gente.
El gobierno de Polinesia Francesa otorgó 100 acres para la construcción de esta primera comunidad flotante que servirá de prototipo para otros proyectos futuros. Se estima que esta plataforma flotante, con forma de anzuelo, esté conformada por 300 viviendas, hoteles, restaurantes y oficinas, todos construidos con bambú local, madera y materiales reciclados, además, con techos verdes cubiertos de vegetación.
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Nathalie Mezza-Garcia, miembro del equipo central que está a cargo de Blue Frontiers, dijo a CNBC que los habitantes de esta isla artificial podrán escapar de la inestabilidad por las "influencias geopolíticas fluctuantes y problemas comerciales". De hecho, estas naciones independientes usarán su propia moneda y sistema financiero digital.
La investigadora también dijo: "Una vez que podamos ver cómo funciona esta primera isla, tendremos una prueba del concepto para planificar que las islas alberguen a los refugiados por el cambio climático". Esa es la idea, replicar este modelo de nación donde las condiciones climáticas, sobre todo, lo hagan posible.
De momento el proyecto cuenta con un presupuesto de unos 42 millones de euros. El emprendedor y millonario Peter Thiel es su principal inversionista. Otros también están apoyando este plan a través de donaciones en Vayron. Es un sueño que ha ilusionado a muchos filántropos, académicos e investigadores, porque se trata de un nuevo mundo que puede ser posible al cabo de cinco años. Aunque también hay quien critica el proyecto como una elitista utopía libertaria cortada a medida de los prohombres de Silicon Valley y otros poderosos con pocas ganas de control sobre sus proyectos, sus experimentos y sus dineros.
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Este concepto de “naciones flotantes” surge, dicen sus promotores, por la necesidad de restaurar el ambiente tras tantos daños que le hemos causado los humanos, encontrar soluciones para la sobrepoblación y, sobre todo, tiene como bandera el liberarse de los políticos y de la inestabilidad que crean sus acciones; aunque aún tendrán que regirse por leyes internacionales.
Imagina poder vivir bajo un nuevo orden político y económico, en territorios autónomos con otros libres pensadores como tú. Y si un día deseas abandonarlo, puedes irte a bordo de tu casa flotante a otra nación de esa misma naturaleza. Eso es, a grandes rasgos, lo que proponen los impulsores del seasteading (contracción de sea, o mar, y homesteading, colonización). ¿Interesado?