Detrás de su ‘melena de león’ se oculta un síndrome que sólo padecen unas 100 personas en el mundo
Todos tenemos algo que nos hace especiales y únicos, y nos pasamos una parte importante de nuestra infancia y juventud buscando. Ése "Je ne se qua" que nos identifica, da carácter y diferencia de los demás. Si alguien basa esta diferencia en su pelo, es posible que pensemos que es una persona terriblemente superficial. Pero no. O no necesariamente. Porque hay cien personas en el mundo, sólo cien, que han nacido con la extrañísima mutación del “síndrome del cabello impeinable”.
Una de esas cien personas es la pequeña Taylor McGowan, de dieciocho meses, a la que podemos ver en estas tiernas imágenes con su pelambrera de punta y en todas direcciones, que nos sonríe mientras emula a algo así como un científico loco, motivo por el que sus padres ya la han apodado ‘baby Einstein’.
La peculiaridad del pelo de su pequeña hizo que la madre, Cara McGowan, de Chicago, contactase con la profesora Regina Betz en la Universidad de Bonn (Alemania), la cual, tras analizar una serie de muestras de la pequeña, pudo confirmar que la niña presenta una mutación en el gen PAD 13.
Se ha demostrado que este cabello indomable se produce cuando muta uno de los tres genes responsables de la formación de proteínas en el tallo del pelo (PAD13, TCHH o bien TGM3). La casualidad quiso que los dos progenitores de la pequeña compartiesen mutación, lo que ha hecho que la niña desarrollase el síndrome, en una de esas carambolas genéticas más difíciles que que te toque una lotería o te caiga un rayo encima.
Aún así, y en contra de toda probabilidad estadística, el gen mutado y reforzado por las dos líneas parentales ha dotado a Taylor con un melenón de pelo rizado, rubio claro, una tanto seco y estropajoso y verdaderamente libre e indomable, ya que crece en todas direcciones. Si se usan en el productos o accesorios, se quiebra, pero no se pliega a los deseos estéticos de nadie.
Pero está bien, porque esta singularidad dotará a Taylor de una personalidad fuerte y única. Ser distinta desde tan pequeña en algo tan intrascendente pero a la vez visible puede que la hagan objeto de alguna burla. Pero si sus padres la ayudan a enorgullecerse de su singularidad, a reírse de los que se ríen y de sí misma, a estar por encima de comentarios, a levantarse cada día orgullosa por ser quien es… tendrán pronto en sus manos a una personita francamente interesante, que también será única por su forma de ser.
Puede que cuando pasen algunos años la sigan llamando “pequeña Einstein” por mucho más que su pelo, por haber sabido dar con la perfecta combinación de inteligencia, irreverencia y sentido del humor.
