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El trato racista de esta doctora a un paciente afroamericano hospitalizado incendia las redes

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La indignación que ha generado este vídeo ha forzado la suspensión de la médico

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02 Julio 2018 09:16

Las imágenes contenidas en este vídeo grabado el pasado 11 de Junio pueden ser sumamente violentas: hay un paciente, una camilla, una doctora y un familiar del doliente.

No son escenas sanguinolentas ni explícitas. Al contrario, si han llamado la atención, si se han viralizado, es más por lo implícito. La doctora, una mujer blanca, muestra poca disposición a escuchar al paciente que le ha tocado en la sala de urgencias: un joven negro doblegado por una crisis fuerte de ansiedad que hace que no pueda ni ponerse en pie. Quien ha pasado por una de esas crisis sabe que los síntomas físicos pueden ser horribles.

En el caso que nos ocupa, el joven llevaba varios días sin tomar su medicación (un ansiolítico llamado Klonopin, indicado para tratar convulsiones y transtornos de pánico y ansiedad) porque se le había acabado y no había encontrado el momento de pasar por la farmacia. Cuando se puso a hacer la sesión de ejercicio físico que tenía planeada para esa jornada —su entrenamiento de baloncesto— se sintió repentinamente indispuesto. En pocos minutos la cosa había derivado en mareos, nauseas, pinchazos pectorales, taquicardia y arritmias, pérdida de sensibilidad en parte del cuerpo, vértigos y pérdida de equilibrio...

A Samuel Bardwell, que tiene un historial de episodios de este tipo, su padre decidió llevarlo de urgencias al hospital para que comprobaron que todo estaba bien. Pero allí se encontraron con otra cosa. La doctora que les tocó ni se presentó ni examinó a Samuel debidamente, sino que acusó de entrada a Donald y a su hijo, afroamericanos, de ser... drogadictos. “Sé por qué estás aquí, las personas como ustedes vienen aquí por drogas”, se oye que les dice.

La doctora del hospital El Camino, en Los Gatos (California), como se ve en las imágenes, optó por decidir rápidamente que el paciente no merecía estar allí porque su situación no revestía una gravedad mortal y que lo único que impedía que el joven se recuperase y volviese a sus actividades era su dependencia de ciertas sustancias y que su actitud (la del paciente, que se limita a estar tumbado en la camilla y a explicar que se siente demasiado mal como para levantarse de ahí) le da a entender que lo único que les ha llevado allí, a su hospital, es la búsqueda de unas cuantas dosis.

O sea, mentiroso, liante, quejica, desconsiderado con los otros pacientes y además adicto. Sin usar ninguna de esas palabras, pero eso es lo que le llama.

El padre allí presente discrepa con la doctora y juzga que su hijo está siendo tratado de esa forma tan displicente por un único motivo: el color de su piel.

Decir que la cuestión ‘racismo’ está presente en la sociedad norteamericana es de una obviedad aplastante. En distintas capas sociales, de manera transversal, existen grietas y barreras entre etnias. Y en ocasiones como ésta -y tanto o más en encuentros y encontronazos entre ciudadanos de color y fuerzas de la Ley- las luchas raciales levantan chispas. Chispas al lado de contenedores de gasolina.

En cuanto al aspecto del racismo y Medicina, por desgracia, hay factores aún vigentes y que parten de políticas y estudios médicos que viajan hasta el S. XVIII, en el que médicos como Samuel A. Cartwright, del no muy igualatorio estado de Mississippi (EEUU), establecieron teorías que discriminaban la salud y tratamiento de los esclavos del Sur señalando exactamente la etnia como un rasgo diferenciador tanto de enfermedades como de tratamientos. Es decir, que padecimientos, síntomas, tratamientos e incluso medicación debían estar criterizadas en función —entre otras cosas— de la etnia del paciente. Es lo que se conoce como ‘medicina racial’.

Aunque hayan pasado unos cuantos siglos y muchas de esas maneras y actitudes se hayan suavizado o matizado —algunas incluso eliminado—, no se ha producido una autocrítica total ni una revisión absoluta de esos criterios heredados, por lo que aún hoy de vez en cuando salen noticias como las del medicamento para tratamientos cardíacos BiDil, que se explicita como más adecuado para pacientes de etnia afroamericana, sin que existan evidencias científicas sólidas que soporten esa afirmación.

Varias voces se han alzado para revisar esa parte de la Historia de la Medicina bajo nuevos escrutinios y —como señala la jurista afroamericana Dorothy Roberts en esta charla TED— abandonar todo concepto previo de etnia para lograr una Medicina más humana e igualitaria.

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