Su acción obligó a desechar cerca de 23.000 kilos de carne por temor a que pudiera estar contaminada
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Hay días en los que uno odia su trabajo. Incluso hay gente que lo odia todos los días. Pero los motivos son variados para seguir adelante, intentando no hacerse mucha mala sangre y sacando lo mejor de cada situación. Además, siempre puedes organizarte y participar para intentar mejorar las condiciones laborales.
Pero a veces, ese enfado interior te puede hacer jurar en arameo sobre tu trabajo y sacar todo tu repertorio de tacos y obscenidades, incluyendo el clasicazo “me-cago-en”.
Pues casi.
En este vídeo podemos observar los actos de un operario de una planta de procesado de productos cárnicos de Smithfield Foods, sita en Virginia (Estados Unidos), aunque ahora es parte de un conglomerado capitalista de origen chino. Este trabajador procede, sin moverse de su puesto de trabajo, a sacar su pene y efectuar una micción sobre la línea de producción, sobre esa cinta que transporta productos alimenticios, carne y derivados.
Una vez salió a la luz el vídeo, la empresa procedió al parado de la cadena, su revisión y su higienización. Varias veces. Y, por supuesto, todo el volumen de producción que había transcurrido en ese lapso fue debidamente despachado lejos del consumo. 50.000 libras de producto desperdiciadas. Casi 23.000 kilos de carne desechada por temor a que pudiera estar contaminada.
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Pillado en el acto, de lo poco que se podría decir a favor es que no fue una acción premeditada de sabotaje de la cadena de producción. La verdad es que en el vídeo aparenta realizar todo a una velocidad que parece eludir todo pensamiento. Incluso el más básico, el que debería haberle dicho... "eso no se hace". Pero existen ángulos en la historia desde los que se pretende defender a este trabajador ya despedido y demandado.
Desde algunos lugares se señala que hay cadenas de producción dentro de la industria alimentaria —no necesariamente esta de Smithfield Foods— en las que no se habilitan tiempos para que los trabajadores puedan acudir a los lavabos. Hace un par de años, Oxfan América publicó un informe en el que se destapaba que a los trabajadores de algunas de las plantas de los mayores productores de pollo de los Estados Unidos se les deniegan sistemáticamente las pausas para ir al baño. A consecuencia de estas políticas de empresa, algunos trabajadores no tienen más remedio que llevar pañales para adultos mientras cumplen con su turno en la línea de procesamiento. ¿Podría ser este un caso parecido?
Ya lo ves. Incluso ante un vídeo tan desagradable como el que encabeza estas líneas, puede que haya debate. Aunque la pregunta que cualquier usuario se hace al verlo sea: “¿Y si ha pasado antes y no fue grabado?”.
Bon appétit.
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