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Niño cuela un petardo en una alcantarilla y provoca una tremebunda explosión

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Esto sí es “jugar con fuego”...

Playground community

05 Febrero 2019 23:02

Durante más años de los que podemos recordar, fue expresión común aquello de que los niños eran de la piel del Diablo. Se le solía decir, sobre todo, a aquellos críos más traviesos que malvados. Aquellos cuyas trampas, juegos arriesgados y travesuras variadas se sucedían sin que a ellos les ocurriera ningún daño mayor, incluso si ante los ojos de los asustados adultos tenían todos los billetes del sorteo para ello.

Subirse a puntos elevados y caer, saltar en marcha de bicicletas en épocas en las que no se llevaba casco, jugar con fuego…

Los niños hechos de la piel del Diablo realizaban todo esto y más. Y salían intactos. Bueno, excepto por quizá algún zapatillazo, porque la pedagogía también ha ido cambiando...

Este vídeo grabado en la ciudad de Chifeng (Mongolia Interior, China) el pasado 30 de enero, nos muestra a uno de esos niños. De la piel del mismo Belcebú. Porque seguramente lo miraréis dos, tres, cuatro veces… y os preguntaréis cómo es posible que siga vivo, de una pieza e inalterado, excepto por algún gritito que otro, llamando a mamá tras el estrépito causado.

El chiquillo estaba jugando con bengalas y petardos. Algo que no nos suena raro si pensamos que se trata de un vídeo chino, con protagonistas chinos. Y, en un momento dado, la mejor idea que tiene el niño es dejar caer uno de esos petardos encendidos a través de la tapa de una alcantarilla.

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En fin, puede que el muchacho no lo supiera entonces, pero ya no se le va a olvidar nunca: las alcantarillas son lugares propicios para la acumulación de masas gaseosas. De metano, en esta ocasión, según han declarado a posteriori los expertos.

La explosión es notable. Arranca losetas del pavimento que golpean los vehículos aparcados en la proximidad. Hay una nube de polvo y gases que no permiten ver la (increíble) suerte del niño hasta que se disipa o se contempla lo sucedido bajo en ángulo de otra cámara de vigilancia. Es asombroso que la explosión en sí o la onda expansiva no le hayan golpeado. Pero ahí está, caminando, mientras los adultos del edificio anexo van saliendo para comprobar qué demonios había ocurrido.

Esperemos que haya aprendido la lección. Querido niño: el metano no es tu amigo, pero es menos amigo aún de los petardos. Por muy insertados que estén en el folklore y las tradiciones chinas.

Nene, caca.

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