Pobre hombre. Es lo primero que se nos viene a la cabeza tras ser testigos de la escena que se montó. Lo vemos arrodillado, anillo en mano, en un intento, un poco en vano, de pedirle la mano a su novia. ¿El lugar? Un concurrido centro comercial donde varias personas esperan ese romántico ‘sí quiero’. Pero no llega. Al contrario, la mujer, su novia, comienza a increparle e incluso llega a soltarle algún que otro bofetón.
No entendemos nada. Y suponemos que la misma sensación tuvieron tanto el novio como el resto de personas allí congregadas. En un primer momento la chica manda callar a su novio de un modo bastante enfadado. Se la ve contrariada. Se diría que la petición de matrimonio no le parece del todo sincera y desde luego nada oportuna por tiempo y lugar.
La insistencia del abnegado novio solo acaba provocando... más bofetones. Y le da con ganas. Hasta el punto de hacerle perder el equilibrio y que caiga al suelo. Todo ello ante el estupor, o la risa floja, de los testigos accidentales que observan a esta insólita pareja 'enamorada'.
Entre los comentarios en Facebook al vídeo se puede ver uno del supuesto hermano del novio. Según su versión, la pareja no pasaba por su momento más idílico, y su hermano mayor, desoyendo el consejo de familiares y amigos, pensó que pedir matrimonio de esta manera, por sorpresa y en público, podría devolver la paz a su relación.
Pedidas de mano para recordar
La escena de arriba quedaría bien situada en una supuesta competición a la pedida de mano más desastrosa de la historia. Pero no es la única. En otras ocasiones os hemos mostrado cómo pedir matrimonio a tu pareja puede salir muy bien... o muy mal.
Un buen restaurante, un violín tocando de fondo, un ramo de rosas y, como no, un maravilloso y caro anillo. Luego llega el instante de hacer la famosa pregunta y a tu novia no se le ocurre otra cosa que...
La mayoría de las veces este tipo de paso no tiene un final tan amargo. A veces, incluso la sorpresa del momento es doble, simultánea. Como en el caso de estas dos chicas que, de forma totalmente casual, decidieron pedirse matrimonio a la vez. Ambas habían elegido el mismo preciso instante para demostrar su amor y jurarse lealtad eterna. La cara de ambas al darse cuenta de lo que está pasando lo dice todo.
Y hablando de sorpresas, la que se llevó cada una de las partes de esta historia. La profesionalidad lo es todo, pensó el fotógrafo, que se dio el madrugón y caminó 13 kilómetros hasta un punto concreto de un bosque de Arkansas para disparar más de 400 fotos en la pedida de mano... de la pareja equivocada.