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Estos visitantes de un zoo han encontrado la manera de controlar la voluntad de los pingüinos

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En realidad, estos pingüinos fueron víctimas de una broma bastante pesada

Playground community

28 Agosto 2018 18:53

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Los zoológicos son, por definición, un lugar perverso para los animales que los habitan. Da igual lo bien atendidos que estén. La restricción de su libertad es contraria a su naturaleza. Luego están los visitantes, que a veces contribuyen al horror con sus “ocurrentes” comportamientos. La última muestra de ello es este vídeo en el que unos visitantes del zoo de Manila se dedican a trolear a un grupo de pingüinos. Debió parecerles divertido.

Su arma es su teléfono. Vemos a estas personas acercando las pantallas de sus móviles al cristal de la jaula. Quieren llamar la atención de los animales, y vaya si lo consiguen.

Segundos después vemos cuál es el truco: las pantallas muestran fotografías de peces. Los pingüinos se pasaron un buen rato ‘siguiendo’ estos teléfonos, creyendo que de verdad se trataba de peces vivos nadando a su alrededor. Siguen esas pantallas convencidos de que puede haber recompensa para su estómago. Los visitantes les marean, les hacen moverse de arriba a abajo con la falsa promesa de pillar pez. Por un momento parece que los tuvieran completamente hipnotizados.


La “broma” duró varios minutos y, aunque algunos dicen que lo que les atraía era en realidad la luz del teléfono y no tanto las imágenes, las redes se han llenado de comentarios reprobando la actitud de estos visitantes. Ellos se justifican alegando que utilizaron esas fotos para “contentar a los niños, ya que su entrada no les permitía dar de comer a los animales”.

La escena ha servido también para reavivar el debate en torno a los parques zoológicos, sus condiciones y la ética de su propia existencia. No en vano, son muchas las organizaciones y asociaciones que no se cansa de presentar estudios sobre la infelicidad que los animales sufren en estos entornos. Normalmente realizando un símil bastante gráfico: ¿son felices los presos en una cárcel?

Cuentan estos estudios que, además de aburrirse soberanamente, los animales de zoológico se estresan, sufren e incluso presentan comportamientos neuróticos, a pesar de que muchos de estos zoos realizan ‘programas’ para estimularles o generar actividades en su día a día.

Aunque los problemas dependen del tipo de animal o incluso de la especie, algunos de los más comunes tienen que ver con el hecho de que su estancia allí les imposibilita de algunas de sus tareas habituales como migrar o reproducirse en ambientes naturales. En el caso de los depredadores, además, estos problemas se ven agudizados por el hecho de que no pueden realizar la que es su actividad principal: la caza.

Los problemas empiezan a sucederse desde sus primeras horas en los zoológicos: en el caso de los caballos, por ejemplo, estos suelen perder peso de forma drástica al llegar. Los primates, por su parte, pueden sufrir depresión, que en ocasiones se vuelve crónica. Otras especies han mostrado conductas disfuncionales que incluso llegan a las autolesiones.

El debate sobre la idoneidad de este tipo de espacios está abierto: ¿Pueden llegar a crearse entornos de cautividad en los que los animales no se vean expuestos a este tipo de situaciones?

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