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Artículo Adiós, Dolores: recordando a la chica irlandesa que vendió 40 millones de copias Culture

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Adiós, Dolores: recordando a la chica irlandesa que vendió 40 millones de copias

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La voz más personal e insobornable de la música irlandesa nos dejó ayer. Éste es su legado.

víctor parkas

16 Enero 2018 13:53

Tal y como publicamos ayer con el corazón en un puño, Dolores O'Riordan moría a la edad de 46 años. La líder de The Cranberries, conoceríamos más tarde, se encontraba en Londres para grabar una versión de la archiconocida Zombie con el grupo Bad Wolves –la banda, practicantes de un sonido cercano al hard rock, dijeron estar “tristes y conmocionados” al conocer la noticia.

La reacción de sus compañeros de banda, los mentados Cranberries, iba en la misma dirección: “Tenía un talento extraordinario”, dijeron de Dolores en un comunicado. “Nos sentimos unos privilegiados por haber formado parte de su vida desde 1989 cuando empezamos con el grupo”.

“El mundo”, sentenciaban, “ha perdido hoy a una auténtica artista”.

Antes de The Cranberries, antes de Dreams, antes de Zombie, solo estaba Dolores: una joven irlandesa de clase trabajadora; tomboy y orgullosa; rodeada, en su cuarto, por pósters de Duran Duran y los Smiths, sin saber que, algún día, compartiría escenario y proyectos musicales con ellos.

Que algún día, sería la reina de su Limerick natal.

Hacia finales de 1989, The Cranberry Saw Us acababan de perder a su vocalista, Niall Quinn. No podían imaginar su suerte: sustituyéndolo, vino una O'Riordan que, con tan solo 18 años, ya era capaz de escribir himnos como Linger. Habían subido a otro nivel; eran otro grupo.

Eran The Cranberries, y Linger estaba llamado a ser el single más inolvidable de su primer álbum: Everybody Else Is Doing It, So Why Can't We?

Linger, sin embargo, apenas fue un pequeño éxito en las listas británicas –ocupó un olvidable puesto 74 en el chart inglés. The Cranberries, pese a su potencial, podían haberse visto condenados a operar en la escena local si no fuera por Suede: gracias a una gira conjunta con el grupo brit-pop, en 1994 el interés por Dolores O'Riordan y los suyos aumentó exponencialmente.

A mediados de los noventa, Dreams y Linger se convirtieron, por fin, en los éxitos de radiórmula que merecían ser.

The Cranberries, ahora en la palestra, volvieron al estudio de Stephen Street –mago tras los éxitos de Blur, Morrissey y Pete Doherty– para grabar su segundo LP: No need to argue. Entre un tracklist plagado mayormente de folk amable, se escondía una bomba de relojería que sacudiría, con una transversalidad inédita y pasmosa, la música pop de mediados de los noventa.

Ocupaba la pista cuatro del CD, y se llamaba Zombie.

La letra de Zombie, firmada de nuevo por O'Riordan, hablaba de la tortuosa situación de Irlanda del Norte debido al conflicto entre católicos y protestantes. En el videoclip, dónde se utilizan cortes de las tropas unionistas desplegándose por Belfast, la imagen de Dolores impregnada de pintura dorada se pegó a la retina de medio mundo.

La canción marcaría el devenir de 1994, y lo haría de todas las formas posibles: en su versión original, remezclada para bailar en discotecas, o cercenada para ajustarse a cánones publicitarios.

Zombie hizo de The Cranberries una máquina de hacer dinero, y los tabloides amarillistas quisieron aprovechar el tirón: indagando en el pasado y la intimidad de Dolores, empezó a airearse que la cantante había sufrido abusos sexuales de niña, episodios depresivos, tendencia a la anorexia o trastornos bipolares. Sin conocerse aún las causas de su muerte, muchos de estos monstruos han sido invocados en las últimas horas.

En 1996, pero, su tercer LP To The Faithfull Departed llegaba a las tiendas, y lo hacía con canciones tan apreciables como el alegato contra las drogas Salvation.

Su cuarto álbum, Bury the Hatchet, sería el último en publicarse aún en los noventa, una década en la que The Cranberries parecieron quedarse atrapados –tan solo Just my imagination, incluido en ese Bury the Hatchet, fue capaz de mirar, de tú a tú, a una canción como Zombie. Quizás por ello, con el advenimiento de su quinto trabajo de estudio, Wake up and smell the coffe, la banda se disolvería a principios de este siglo.

O'Riordan no solo aprovechó el lapso de tiempo que va de Wake up and smell the coffe (2001) al disco reunión Roses (2012) para hacer carrera en solitario, sino que también se uniría al bajista de los Smiths, Andy Rourke, en la banda D.A.R.K.

Con un disco debut publicado en 2016 (Science Agrees), la gira europea de D.A.R.K. se vio cancelada por la salud de Dolores: la cantante tenía una lesión aguda en la espalda, y necesitaba reposo. Los bolos de The Cranberries corrieron, en paralelo, la misma suerte.

Ya sea haciendo pop filo-folkie cuando tocaba hacer grunge, hablando de conflictos políticos cuando mandaba el desactivador brit-pop, o dejando en suspenso un grupo como The Cranberries en un momento dónde Just my imagination reventaba las listas, la carrera de Dolores O'Riordan ha estado marcada por el mismo inconformismo que tenía cuando solo era, decíamos al principio, una chica irlandesa de clase trabajadora.

Ahora, con su marcha prematura, sus versos en When you're gone, pese a que la canción hable de otro tipo de pérdida, suenan especialmente tristes. “But I'll miss you when you're gone, that is what I do”, cantaba Dolores en este sencillo.

“And from above everything's stinking”, cantaba, “they're not around you”.

Hacedla sonar bien alto.

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