Después de que el director danés negara haber acosado a la cantante, Björk ha publicado un nuevo post en el que detalla el infierno que supuso el rodaje de ‘Bailar en la oscuridad’
A principios de esta semana, Björk denunció en Facebook haber sufrido abusos sexuales a manos de “un director danés”. Aunque no revelaba la identidad del realizador, por pura lógica no podía ser otro que Lars von Trier: ambos coincidieron en el rodaje de Bailar en la oscuridad, el único film que ha protagonizado Björk a lo largo de su carrera.
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Por si quedaba alguna duda de que el dedo acusatorio de Björk se estaba levantando para señalar al director de Melancholia, Lars von Trier, tan solo un día después, se exculpaba. “Todo eso no es cierto”, declaró el autor en la publicación danesa Jyllands-Posten. “Lo único que pasa, eso es un hecho, es que definitivamente Björk y yo no somos amigos”.
¿La respuesta a la respuesta? Björk decidió hacer otro post en el que explica, al detalle, en qué consistieron los abusos a los que fue sometida durante el rodaje de Bailar en la oscuridad. “Es muy difícil hablar de algo así en público, sobre todo sabiendo que vas a ser ridiculizada por tus agresores”, escribe la cantante. “Pero siento que ahora es el momento de hacerlo, para lograr un cambio”.
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En su post, surgido al calor de la iniciativa #MeToo, Björk relata como Lars von Trier la sobaba al terminar cada toma. “Cuando, después de dos meses haciéndome eso, le pedí que parase de tocarme, se enfureció y rompió en pedazos una silla en el set, delante de todos”, recuerda la cantante. “Es como si siempre se le hubiera permitido acariciar a sus actrices”.
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Además de susurrarle “proposiciones indecentes”, durante el rodaje en Suecia, “él trató de escalar de su balcón al mío en medio de la noche, con intenciones claras de obtener favores sexuales”. Su mujer, en ese momento, dormía en la habitación de al lado. “Ahí me di cuenta de que el tema era serio y empecé a tocar con los pies en el suelo”.
Björk también hace hincapié en cómo el productor de Bailar en la oscuridad hizo de cómplice, “inventando falsedades sobre lo difícil que fue trabajar conmigo”. ¿La más delirante? Aquélla anécdota en la que Björk destripa y se come una camiseta. “Nunca me comí una camiseta”, insiste ella. “Si ser una persona difícil es plantar cara a gente así”, terminaba la cantante, “continuaré siendo una persona difícil”.
“Acabemos con esta maldición”.