El resto de nominados a Mejor Álbum, todos ellos artistas masculinos, sí subieron al escenario para interpretar sus canciones. ¿Por qué Lorde no?
Si ayer se celebró la gala de los Grammy, hoy ha sido el día en el que ha estallado el #GrammysSoMale (#GrammysMachirulos).
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Inspirado por el #OscarsSoWhite surgido en Hollywood para criticar la preponderancia de los blancos frente a los negros en los Premios de la Academia, #GrammysSoMale nace para impugnar la poca representación femenina en el palmarés de los premios musicales, así como en el trato que sus organizadores han dispensado a las artistas femeninas.
De 84 premios entregados, solo 11 fueron a parar a mujeres. De esos 11, solo uno fue emitido por televisión –Alessia Cara, Artista Revelación.
La más maltratada de todas, sin embargo, fue Lorde. A modo de antesala, su madre compartiría el pasado viernes, vía Twitter, un dato a tener en cuenta: en las últimas seis ediciones de los Premios Grammy, únicamente un 9% de las nominadas eran mujeres. “Esto lo dice todo”, apuntaba Sonja Yelich.
Antes de celebrarse la entrega de premios, ya se había hecho público: Lorde, pese a estar entre los nominados a Mejor Álbum, no actuaría en la gala de los Grammy. Sus contrincantes en la categoría al mejor disco –Childish Gambino, Jay-Z, Kendrick Lamar y Bruno Mars– sí que darían sendas actuaciones, en cambio.
Pero, si sus contrapartidas masculinas sí se subieron al escenario, ¿por qué no lo hizo Lorde?
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Al parecer, la organización del evento no le habría ofrecido un trato igualitario a la cantante: mientras a Childish Gambino, Jay-Z, Kendrick Lamar y Bruno Mars se les permitió actuar en solitario, a Lorde solo se le permitía subir al escenario si lo hacía acompañada de otros artistas.
Aun hay más: Childish Gambino, Jay-Z, Kendrick Lamar y Bruno Mars pudieron defender canciones pertenecientes a sus últimos álbumes –la obra por la que estaban nominados–, mientras que a Lorde se la obligaba, según Variety, a interpretar American Girl del desaparecido Tom Petty.
No es de extrañar que la neozelandesa no se plegara ante la exigencias de The Recording Academy, optando por renunciar a su espacio en la gala.
Al ser preguntado por el episodio, el productor de los Grammy Ken Ehrilch dijo desconocer si todo respondía a un malentendido.“Ella grabó un álbum genial”, declaraba, “pero no hay manera de que nos pongamos de acuerdo con todo el mundo”.