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Opinion Colgar las alas de Victoria's Secret como gesto político Culture

Colgar las alas de Victoria's Secret como gesto político

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Colgar las alas de Victoria's Secret como gesto político

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Si hasta Adriana Lima es capaz de bajarse de la pasarela que “se lo ha dado todo”, significa que las cosas están cambiando

A los 15 años me escapé para poder pasar la noche con mi novio. Bueno, escapar igual no es la palabra: le dije a mi madre que me quedaba en casa de una amiga, cogí un autobús y fui a verle a su ciudad. Igual un poquito sí me escapé. El caso es que recuerdo como si fuera ayer el momento de entrar a su habitación y encontrar un póster con la altura de un crío de 7 años de Adriana Lima. Me dio un vuelco al corazón. No me molestaba el póster, ni que a él le gustaran otras chicas. Me aterrorizaba saber que yo nunca me iba a parecer a esa chica. A la que se merecía el puesto de estar colgada en la pared del cuarto del chico que me gustaba.

#MotivationMonday 📷: @ysaperez

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Entonces yo no sabía quién era ella, ni qué era Victoria´s Secret, ni todo lo que nos daría después una marca de bragas para debatir sobre la cosificación, la hipersexualización, el racismo, la transfobia y mil cosas más. Eso en mi adolescencia, a mediados de los 2000, no lo podíamos ni tan solo imaginar. Entonces el único problema con las modelos es que eran muy flacas y “hacían anoréxicas a las niñas”.

Las cosas, desde nuestra adolescencia, han cambiado tanto que la propia Adriana Lima ha decidido colgar sus alas para no seguir siendo parte de un negocio que daña a las mujeres, incluida ella misma. Este fue su último desfile, el del pasado viernes. A sus 37 años, la modelo ya dejó claro hace meses en un post de Instagram que algo en ella estaba cambiando.

💜I had received a call for the possibility of filming a sexy video of me to be posted and shared in social media. Even though I have done many of this type, something had changed in me, when a friend approached me to share that she was unhappy with her body, then it made me think.... that everyday in my life, I wake up thinking, how do I look? Was I going to be accepted in my job? And in that moment I realized that majority of woman probably wake up every morning trying to fit in a stereotype that society/socialmedia/fashion etc imposed.... i thought that’s not a way of living and beyond that.... that’s not physically and mentally healthy, so I decided to make that change..... I will not take of my clothes anymore for a empty cause.....💜✨ #Embraceyouself #natureisbeautiful #naturalissexy #LOVEYOU 💜✨

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"Aunque he hecho muchas cosas de este tipo, algo cambió en mí cuando una amiga se me acercó para decirme que no estaba contenta con su cuerpo y me hizo pensar", escribió. Lima se dio cuenta de que ella también se sentía insegura con su cuerpo cada mañana al despertarse, y de que probablemente todas las mujeres del mundo se sean víctimas de una presión que ella, participando en ese mundo, promueve. “No es forma de vivir”, “no es física ni mentalmente saludable”, "Así que decidí hacer ese cambio, no volveré a quitarme la ropa por una causa vacía".

Lo de que para ser uno de estos ángeles hay que matarse de hambre es algo que, aunque desde la organización siempre han querido maquillar, sabemos todos demasiado bien: dietas de 400 kcal, nada de beber líquidos 12 horas antes del show para no hincharse y 6 días de entreno a la semanal. En 2014 a Gigi Hadid la rechazaron por estar demasiado gorda, y como ella, otras tantas.

Hablando acerca de sus compañeras, la modelo Cameron Russell, (que desfiló para Victoria’s Secret en 2011 y 2012 dijo: “Tienen los muslos más delgados, el pelo más brillante y la ropa más guay, y probablemente son las mujeres físicamente más inseguras del planeta".

Entre ellas, en el backstage, una rivalidad malsana promovida por las exigencias de los organizadores que han ido gestando un mal ambiente que para muchos siempre ha resultado imposible de ver entre tanto brilli brilli y sonrisa sobre la pasarela. Por otro lado, lo de la transfobia descarada y las cero ganas de querer abrirse a la idea de dar espacio a otros cuerpos, aunque lo podíamos intuir fácilmente, nunca había sido expresado con semejante certeza y frialdad por parte de de la empresa. Ed Razek, director de marketing de la firma lo dijo sin paños calientes a Vogue USA:

“Si me estás preguntando si hemos considerado la posibilidad de incluir modelos trans o de tallas grandes en el desfile, te diré que, sí, lo hemos hecho y lo hemos descartado. Intentamos hacer un especial de televisión para tallas grandes en los 2000, pero nadie tenía ningún interés en ello, todavía no. ¿Deberíamos contar con transgénero en el desfile? No, no creo que debamos porque nuestro espectáculo es una fantasía. Es un programa de entretenimiento de 42 minutos único en el mundo y cualquier otra marca de moda lo aceptaría”.


Aunque como cada año miles de personas se sentarán el próximo 2 de diciembre a ver los “42 minutos más sexys de la televisión”, pero creo que si pongo la mano en el fuego no me quemo al decir nunca antes el desfile anual de Victoria’s Secret tendrá tantas miradas críticas encima. Ahora ya no solo vemos cuerpos inalcanzables para muchas, ya no vemos una amenaza en forma de póster: vemos mujeres explotadas y maltratadas por la propia organización, vemos racismo enmascarado con mujeres racializadas a cuentagotas y machismo cubierto en plumas y encaje.

Por eso cuando Adriana Lima, la mujer que “se lo debe todo” a Victoria’s Secret decide plantarse, tal y como dijo en su texto, “en honor a mi abuela, a mi madre y todas mis antecesoras que han sido etiquetadas, presionadas e incomprendidas”, cuando ella misma se ve “cansada de las imposiciones, de que nosotras como mujeres tengamos que seguir viviendo en un mundo con valores superficiales”, vemos también la puerta a que esos 42 minutos que perpetúan la esclavitud de las mujeres a un cuerpo que solo vale por la nota que le ponen los hombres esté cada día más cerca de acabar.

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