Con esta curiosa intervención recibió el premio al mejor actor de comedia por 'El vicio del poder'
La gala de la última edición de los Globos de Oro, celebrada la noche del pasado domingo, ha dejado muchas anécdotas. En especial desde la alfombra roja, donde "la chica del agua Fiji" —conocida ya como "aquawoman"— eclipsó a estrellas, vestidos y diseñadores, colándose no del todo involuntariamente en todas las fotos que los actores se hacían en el photocall.
También hubo espacio para reivindicaciones políticas, como el momento en el que los protagonistas de 'Black Panther' —Lupita Nyong'o, Michael B. Jordan, Danai Gugira y Chadwick Boseman— leyeron un discurso de corte antirracista que terminaron el grito de 'Wakanda Forever', cruzando los brazos en alto como lo hacían en la película.
Político fue también el hiriente y divertido speech que soltó Christian Bale tras recibir el Globo de Oro al mejor actor de comedia por El vicio del poder.
En la película, el actor británico interpreta a Dick Cheney, el exvicepresidente estadounidense, que fue también Secretario de Defensa durante el mandato de George W. Bush y uno de los principales implicados en la dirección de la Guerra de Irak junto a Donald Rumsfeld. Para encarnar a este "maestro en la sombra", como lo describe el propio Bale, tuvo que engordar 20 kilos y someterse cada día a sesiones de maquillaje que duraban horas. "Aprendí a aceptarle; no es ni un santo ni un villano, es un tipo con las ideas muy claras que sigue su propio instinto", explicaba el británico en una entrevista. "No es James Manson, ni lleva una esvástica en la frente. Su poder surge de su carisma, de entender las debilidades ajenas. No he querido enfrentarme al personaje como si fuera un villano, hubiera sido demasiado predecible".
Sin embargo, cuando recibió el merecido premio, aprovechó para cargar contra Cheney y los republicanos, aunque lo hizo de forma muy sutil y elegante durante los agradecimientos. "Gracias a ese tío de ahí, Adam", dijo dirigiéndose al director de la película, Adam McKay, con quien ya había trabajado en La gran apuesta. "Dijo: 'necesito a alguien que no tenga ningún carisma y que de ganas de vomitar a todo el mundo. Voy a llamar a Bale. Muchas gracias."
Aunque el público ya había estallado en carcajadas, pero dejó la mejor pulla para el final: "gracias a Satanás por inspirarme para este papel".