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Artículo K-Pop, reguetón y música andina: las mejores canciones de 2018 según PlayGround Culture

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K-Pop, reguetón y música andina: las mejores canciones de 2018 según PlayGround

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2018 será recordado, en lo musical y con el tiempo, como el año en que hubo que dedicar un responso a la estrella pop blanca (y heterocentrada)

V.P.

11 Diciembre 2018 15:39

2018 será recordado, en lo musical y con el tiempo, como el año en que hubo que dedicar un responso a la estrella pop blanca (y heterocentrada). Si USA y UK parecían dos potencias imbatibles a la hora de copar listas y marcar tendencias, la democratización del ‘clic’ ha hecho virar el timón hacía industrias como la latinoamericana o la surcoreana.

El balance anual hay que cerrarlo, por fuerza, con una selección ecléctica y disfuncional. En nuestra lista conviven con naturalidad ritmos andinos, flamenco-trap, pop feminista, reguetón, K-Pop, rap de nueva y vieja escuela. Samplers de Moby y palmas-palmitas y un cuchillazo en esa carne podrida de cerdos cabrones. Haz play, haz play diez veces.

1. Immaterial, de Sophie

«Immaterial, quizás el punto de acceso más fácil al álbum, es como si cogieses una canción de Ke$ha y la aumentases de revoluciones para utilizarla como elemento de tortura. Como padecer un infarto de miocardio en medio de una despedida de soltera. En lo lírico, Sophie señala las posibilidades existencialistas de género fluido: “Tú podrías ser yo y yo podría ser tú, siempre iguales, nunca iguales, día a día, vida a vida, sin mis piernas o mi pelo, sin mis genes o mi sangre, sin mi nombre ni ninguna historia detrás, ¿dónde vivo? Dime, ¿acaso existimos? Simplemente, somos inmateriales». (Víctor Parkas)

2. Mia, de Bad Bunny y Drake

«Mia, la colaboración entre Bad Bunny y Drake, se ha convertido en esa canción del verano que nunca llegó y con la que, ahora, no puedes hacer otra cosa que bailar jodiéndote de frío. Reguetón tropical con la familia política como sujeto a seducir —“dile que tú eres mía desde la high, el yerno favorito de tu mai”—, la canción deja a un lado las letras de amor romántico-posesivo ya desde su título: Mia, sin acento, no es más que un nombre. Fe de erratas: “Dile que tú eres Mia desde la high». (Víctor Parkas)

3. Tijeras, de Renata Flores

«La artista peruana Renata Flores no ha dejado nunca de hacerse esta pregunta. ¿Quién soy? ¿Quién es? Y la pregunta siempre se la formula en quechua, su lengua natal (...). Flores es una anomalía. Una bellísima excepción en Perú y en Latinoamérica. Con 17 años, su propuesta musical mezcla todos los universos que coexisten en ella. Aros y crop tops y jeans con arpas y túnicas y plumas incas. Alicia Keys y Michael Jackson y los edificios en ruinas de Wari de la época precolombina. Trap y música tradicional». (Anna Pacheco)

4. Idol, de BTS

«Idol ha conseguido superar los 56 millones de visitas en las primeras 24 horas colgado en YouTube. En el momento de escribir estas líneas, rebasan los 90 millones. La canción, que cuenta también con un remix con la voz de Nicki Minaj, viene acompañada de un visual que acoge todos los tics del k-pop: imaginería anime violentada con lisergia de droga sintética; coreografías espasmódicas defendidas con máscaras de Instagram; dirección de arte abrumadora y epiléptica. Idol, y el récord batido por sus autores, es una señal del crecimiento exponencial del mercado surcoreano». (Víctor Parkas)

5. This is America, de Childish Gambino

«Que en un vídeo de hip hop alguien dispare una Desert Eagle del calibre 50, más todavía si el cañón se amartilla en la Costa Oeste, no debería ser noticiable. En This is America ocurre justamente eso: Donald Glover, transmutado en su alter ego musical Childish Gambino, prologa el vídeo empuñando un arma y abriendo fuego. La peculiaridad, lo relatable, es que la licencia no es un alarde gangsta: Glover se contorsiona como lo haría un miembro de los Looney Tunes antes de disparar y, cuando por fin lo hace, la bala impacta contra la cabeza de un cantautor recién amordazado». (Víctor Parkas)

6. Balance ton quoi, de Angèle

«Un cuchillazo en esa carne podrida de cerdos cabrones. Ahí es donde aparece Balance ton quoi, que se levanta como uno de esos himnos feministas que han ido poblando poco a poco el panorama musical mundial hecho, específicamente, por mujeres muy jóvenes. Lejanas en lo musical pero con un mismo motor revienta-acosadores-machistas Angèle se posiciona entonces muy cerca de Ariana Grande y su Dios-mujer, Zahara y su rechazo a los vientres de alquiler (...). Tienen razón todas, y tiene razón Angèle: porque para volar desnuda es necesario, primero, haber aprendido a arrastrarse». (Luna Miguel)

7. A$AP Forever, de A$AP Rocky

«Esos violines en perpetuo rebobinado, entrecortándose unos a otros; ese soundtrack involuntario de la televisión pública española 15 años atrás. Es Porcelain de Moby, hasta que A$AP Rocky se entromete (...) y la parte en dos. Cuando el bombo se instala en la canción, caes en la cuenta: A$AP Forever es la canción más fascinante de A$AP Rocky desde L$D. Como en aquélla, el rapero neoyorquino juguetea en su nuevo tema con el estilo, desdibujándolo hacia el chill out. A$AP Forever es música de ascensor, sí, pero una con la que mirar mal a los desconocidos que suben y bajan contigo en él». (Víctor Parkas)

8. Apesh**t, de The Carters

«Apropiándose, para empoderarse, de un insulto racista —Monomi***a— y de un espacio en el que su comunidad está infrarrepresentada —un Louvre sometido al gusto de Gombrich—, Apesh**t no es tanto una toma de poder como un jubileo: Beyoncé y Jay-Z, colocados siempre en primer término, sin pleitesía que rendir a La Gioconda, sin respeto que mostrar a la Venus de Milo: ya se saben reinando. Everything is love (el disco del que Apesh**t forma parte) tiene más de fastuos de celebración, de orgulloso pavoneo, que de cuartilla reivindicativa». (Víctor Parkas)

9. Miami, de Kali Uchis

«‘¿Por qué querría ser Kim?’, se pregunta (en inglés) la Uchis de Miami. “En tierra de palmeras y oportunidades, podría ser Kanye”. El Tony Montana de El precio del poder cayó al violar la primera regla del negocio –“no te coloques con lo mismo que vendes”–, pero la compañera de Kali en Miami advierte de que ese escenario no está sobre la mesa: ‘how we live la vida loca’, recita BIA, ‘me llamo perico pero no me gusta coca’. No, ese escenario no está sobre la mesa, porque en Miami no hay caída, solo auge». (Víctor Parkas)

10. Not for radio, de NAS

«El revisionismo no es necesariamente malo; en algunos casos, y si se hace desde la perspectiva del que sido oprimido por la oficialidad de la Historia, puede ser un arma anti-represiva. Así lo utiliza Nas en Not for radio, recordándonos —revelándonos— que los SWAT se crearon para desactivar a los Panteras Negras, que Reagan tenía alzheimer mientras ostentaba el poder, que el crack fue importado de Colombia por el gobierno USA para someter a la comunidad afroamericana». (Víctor Parkas)

Bonus Track: Malamente, de Rosalía

«El flamenco sigue ahí, enraizado, desgarrado y lleno de dolor, pero también están muy presentes los ritmos urbanos, como el R&B, el trap y hasta la electrónica (...). En Malamente predomina lo underground y el mundo del parquineo con una revisión de la España castiza y tradicional: jóvenes aprendiendo tauromaquia en canchas de baloncesto, un skater nazareno haciendo penitencia, un tatuaje de una virgen llorando en el costado de un hombre, chándal, cadenas y oro. Con su giro musical, Rosalía le ha dado al flamenco un baño de contemporaneidad que funciona a la perfección». (Rubén Serrano)

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