PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo 'Que nadie nos joda con el mate' Food

Food

'Que nadie nos joda con el mate'

H

 

"En Argentina todo es blanco o negro, River o Boca, Macri o Kirchner, chetas o grasas". Pero cuando alguien deshonra a la bebida nacional...

Rosa Molinero Trias

30 Noviembre 2017 16:54

“Los argentinos aceptan tanta crítica y tanta descalificación —pero que nadie joda con el mate”. Así reaccionaba el periodista bonaerense Martín Caparrós para The New York Times ante el audio viral de la llamada ‘cheta de Nordelta’. En él, una mujer criticaba a la gente de su barrio privado porque toma mate, como si por beberlo fueran peores personas.

“Esas bestias, porque no tienen educación, gritan y toman mate como si estuviéramos en la costanera Bristol del Mar de Plata. (...) Yo quiero descansar, pero sobre todo descansar visualmente. Vi-su-al-mente. (...) Yo creía que había otra onda en el edificio. Una onda más cool, una onda más relajada. La verdad que es gente de MUY de cuarta categoría y tiene modales de décima categoría”, decía la mujer.

Esto destapó las iras de la sociedad argentina, que no suele estar de acuerdo en nada, excepto en que el mate es sagrado. El mate es bueno. El mate sabe rico. El mate te hace compañía. Así que a quien no le guste, que no lo beba. Y punto.

De planta sagrada de los guerreros guaraníes a bebida nacional

‘Mate’ significa ‘calabaza’ en lengua quechua. Por eso se llama así al recipiente donde se prepara la bebida, ya que tradicionalmente es una calabaza vaciada y secada. Y a las hierbas que se preparan en el mate, ‘yerba mate’. Y a la infusión de yerba mate que se prepara en un mate, mate. ¿Queda claro? Ah, y a la 'pajilla', 'popote', 'pitillo', 'cañita' o 'sorbete', en este caso se le llama 'bombilla'.

“Era usado por los nativos guaraníes o avá en sus guerras contra los colonizadores porque te quita el sueño y el hambre. Así nos lo cuentan a los argentinos de bien pequeños en la escuela”, me explica Fausto, un argentino devoto del mate que junto a Nuria lleva la pastelería y heladería Uay Balam en Barcelona.

Desde el Instituto Nacional de la Yerba Mate apuntan también lo siguiente: cada vez que alguien moría entre los guaraníes, plantaban la yerba mate encima de su tumba. Después crecía, se cosechaba y se preparaba una infusión que beberían entre todos. De esta forma, el espíritu del difunto pasaría a través del mate a su cuerpo para permanecer junto a ellos. Además, usaban sus hojas como objeto de culto y moneda de cambio, y se creía que era una planta sagrada, un regalo de los dioses.

“De ahí pasó a los conquistadores, a los jesuitas que los plantaron en las reducciones y luego a los gauchos y a la gente del campo, que lo llevaron a las ciudades cuando emigraron. Mi abuelo era un gaucho con todas las de la ley cuando se fue a Buenos Aires: vestía como un cowboy y bebía mate. Ese origen social es lo que a algunos les causa rechazo”, cuenta Fausto.

Preguntado por la polémica de la ‘cheta de Nordelta’, afirma que sus declaraciones le parecieron “repugnantes”. “Pero igualmente malo me pareció el linchamiento posterior. Este es el reflejo de una sociedad completamente fanatizada, polarizada. En Argentina todo es blanco o negro, River o Boca, Macri o Kirchner, chetas o grasas”, añade.

Y desde Delicatessen Argentina, una tienda especializada en productos argentinos de Barcelona, están de acuerdo: “lo de la 'cheta de Nordelta' es un postureo reciente de nuevos ricos. Mucha gente lo toma en todas las clases. Es más, muchas familias lucen con orgullo en los salones de sus casas ejemplares de mates en plata o alpaca. Lo beben desde el más humilde obrero al terrateniente con miles de hectáreas y cabezas de ganado en la rica llanura pampeana”.

Gardel, el fútbol y el mate: el eterno pique entre Argentina y Uruguay

Mate y debate son las dos cosas que se me ocurren cuando pienso en Argentina. ¿Qué es mejor, el mate o el café? ¿Quién tiene la patente? ¿Quién lo toma con más honor? ¿Quién bebe más? “La rivalidad con Uruguay, digamos que es como de hermanos, ya que somos muy parecidos culturalmente y se mezclan el fútbol, el tango, que si Gardel sí, Gardel no”, dicen desde Delicatessen Argentina.

"Podemos decir que por demografía lo bebemos más los argentinos, aunque los uruguayos son más exhibicionistas y sacan más a la calle al termo y al mate". Fausto asiente: "Si ves a alguien por la calle con el mate en la mano, el termo bajo el brazo y caminando, conduciendo o haciendo cualquier otra cosa, no hay duda: es uruguayo. Beben un montón de mate y a todas horas. Nosotros lo reservamos para cuando estamos sentados".

Así que por mucho que a algunos les pese, el mate es a día de hoy la bebida nacional de Argentina, Uruguay y Paraguay (donde la llaman tereré y se toma fría y con otras hierbas medicinales). Pero el primer importador de mate en el mundo es Siria, debido a la migración que cruzó dos veces el charco y regresó a Oriente Medio con el termo bajo el brazo.

Porque razones para hacer que el mate cruce el charco hay muchas, aunque no guste al primer sorbo. Según el INYM, la bebida es un potente antioxidante por su elevado nivel de polifenoles, por sobre de los 600 miligramos por 100 mililitros de bebida. Tiene también una buena concentración de vitamina B y es fuente de potasio y magnesio. No hay que olvidar que distintos compuestos estimulantes (cafeína, teobromina y teofilina) que nos hacen sentir con más energía.

Pero al mate se le quiere tanto que no se lo toma esperando algo de él. O por lo menos eso entendemos de la encuesta que hizo el INYM sobre los motivos principales por los que alguien toma mate. Un 76% lo toma por hábito o costumbre; un 64% dijo que por su sabor; el 27% porque es una compañía; el 9% porque hace bien a la salud; el 6% para tomar agua; el 3% diurético; y el resto o no sabía o dio otros motivos. Sea como sea, se estima que se cada argentino consume 6,24 kilos de yerba mate por año y que nunca falta en el 90% de los hogares argentinos.

Y que nadie se equivoque: el mate se lo sirve uno mismo, un amigo, un familiar. De momento no se han extendido los baristas de mate (¿matistas?), aunque sí hay algunos lugares especializados que los sirven para que los turistas puedan probarlo.

Adictos al mate: "el mate es algo muy social y yo también quería participar de esas rondas"

Por otro lado, el mate es una bebida muy amarga, “un sabor que no se parece a nada de lo que estamos acostumbrados en otras latitudes. Y al principio no suele gustar”, dice Nuria. De ahí que hay quien prefiere, como es habitual en las ciudades, endulzarlo un poco.

Porque hay mates intensos, con un 90% de hojas secas, que le dan más sabor, y un 10% de tallos. Y mates suaves, con un 70% de hojas secas y un 30% de tallos. Los hay de más calidad y de menos. Incluso aromatizados con esencias frutales. Sobre cómo tomarlo y sobre sus efectos impera una sana discrepancia: mientras algunos afirman que los activa más que el café y otros que si no más, más rápido. Y luego también hay los que le dan un sorbo al mate y nunca más vuelven a probarlo porque no les gusta. Pero esos son pocos, porque se sabe que el mate es adictivo.

Así lo sentía Nuria de Uay Balam, que rápidamente quedó atrapada por el mate. “Veía a Fausto prepararlo con todo el ritual. Y el primer sorbo no me gustó, como a todo el mundo. Pero el mate es algo muy social y yo también quería participar de esas rondas en las que uno ceba y el resto bebe el mate”.

Lo mismo dicen desde Delicatessen Argentina: “Muchos asociamos el mate al ritual familiar de los desayunos, las meriendas, el tomarse un mate con los compañeros de estudio, de la oficina. El mate, más que una bebida o infusión, es un nexo de unión entre tus cercanos”.

Y una vez caes, las hierbas te hechizan y no hay como escapar. “Las personas estamos buscando estímulos constantemente y si estás aburrido te preparas un mate o le dices al amigo o al vecino que se pase para charlar y tomar un mate. Es lo que le pasa a los adictos al tabaco o lo mismo que ocurre con la cultura del café”, cuenta Fausto. Nuria señala también que hay algo decisivo para que te enganches del todo: “se suele tomar con algo dulce, como los llamados ‘bizcochitos’, un clásico para acompañar el mate”.

share