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Artículo La última comida de la víctima identificó al asesino Food

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La última comida de la víctima identificó al asesino

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Dos hermanos atracaron una cafetería y lo que encontraron en el estómago de uno de ellos resolvió el caso

Rosa Molinero Trias

19 Enero 2018 13:17

Que el estómago es un órgano esencial para mantenernos con vida ya lo sabemos. Pero lo que tal vez es menos conocido es que el estómago puede ayudar a descifrar nuestra muerte. Porque tras el óbito, el estómago se detiene y se convierte en una cápsula del tiempo que guarda pruebas de las últimas horas del fallecido.

Así lo explicaban para Atlas Obscura Jane Bock y David Norris, autores de Forensic Plant Science. Botanista y especialista en fauna respectivamente, empezaron a desarrollar esta ciencia que han llamado ‘botánica forense’ cuando en 1982 recibieron una llamada del asistente del forense de Denver y pudieron resolver un caso de asesinato gracias al análisis de los contenidos de los estómago.

Afirman que, tras la muerte, el estómago para de funcionar y se convierte en una especie de cápsula del tiempo donde se guardan los últimos momentos de la persona. Es más, estudiar sus contenidos para el microscopio podría ser esencial para determinar, por ejemplo, la hora de la muerte, que se podría calcular según el estómago estuviera más o menos lleno (se vacía hacia las 6 horas de haber comido). Pero, atención, los contenidos que pueden descifrarse son los de los alimentos con pared celular, es decir, plantas, hongos, algas y bacterias.

Bock y Norris han ayudado a resolver casos de muchos lugares del país y, como curiosidad, explican que les enviaban los contenidos del estómago como si fuera un líquido común, mediante una empresa de mensajería.

Este tipo de autopsia estomacal se puede llevar incluso a ojo desnudo si se reúnen ciertas condiciones, como que el fallecido no haya masticado mucho. De hecho, esa fue la primera experiencia de Lisa Pope. Analista forense en la policía de Eugene, en Oregon, Pope se hallaba en la sala de autopsias cuando el forense abrió el estómago de una víctima de homicidio en defensa propia, puesto que se disponía a atracar una cafetería cuando le dispararon. “Empecé a prestar atención: estaba extrayendo comida que no se había digerido bien”.

En principio, a causa de la masticación y los ácidos del estómago, es complicado saber qué ha comido el fallecido. Pero entre lo que sacó el forense había un pedazo de hamburguesa, un trozo de queso, un tercio de tira de panceta y media patata frita.

Pope reconoció la patata frita: era de corte grueso y había sido cocinada con piel. Era del restaurante Wendy’s, una cadena de comida rápida popular en Estados Unidos.

Y así pudieron reconstruir los hechos: dos hermanos habían intentado robar la cafetería, donde fallaron las cámaras de seguridad, uno resultó herido y falleció y el otro huyó hasta que recuperaron la grabación de un Wendy’s cercano, donde como suponía Pope, habían comido antes del atraco. Justicia estomacal.

[Vía Atlas Obscura]

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