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La reacción de una madre vegana cuando su hijo pidió salchichas para comer

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Ha logrado por primera vez poner de acuerdo a veganos y omnívoros en las redes

Rosa Molinero Trias

03 Mayo 2018 17:30

¿Qué ocurre cuando una madre vegana tiene un hijo que, da igual lo que le digan, quiere seguir comiendo carne? La verdad es que cada casa es un mundo, pero esto que le ha ocurrido a la periodista Jack Monroe parece que por fin ha logrado poner de acuerdo a veganos y omnívoros en las redes:

“He colgado una receta de boloñesa de judías, ideada y cocinada por mi hijo de ocho años, que a pesar de mis esfuerzos e historias de miedo sobre mi visita a un matadero, todavía quiere comer salchichas”.

“Le dije que tenía que comprar los ingredientes y cocinarla él mismo, esperando que eso le echara para atrás, pero se puso los zapatos y fue a buscar su paga. Pensé que se rendiría cuando empezara a cocinar, ya que le hice exprimir la carne de las salchichas de su funda de piel con sus pequeñas manos”.

“Afrontó el reto, y encontré un punto de acuerdo en ser su madre. Le seguiré recordando que no como animales cuando me ofrece sus gominolas, pero si él quiere ir a comprar y cocinar productos animales por sí mismo, como su madre le garantizaré que puede hacerlo y que tiene la libertad supervisada para ello”.

"Si él quiere ir a comprar y cocinar productos animales por sí mismo, como su madre le garantizaré que puede hacerlo y que tiene la libertad supervisada para ello”

¿Qué habrá de malo en que un niño, que todavía no ha desarrollado su ética personal, quiera cocinar lo que le apetezca? Veganos y omnívoros han aplaudido la decisión de Jack Monroe, cuyo artículo no tiene desperdicio, ya que aprovecha para poner en su sitio el “veganismo de postal” abordando sin ambages uno de los temas más sensibles que rodean el movimiento: “escoger ser vegano es un privilegio”.

“‘Pero algunas de las dietas más pobres del mundo son veganas’, oigo que me contestáis algunos, indignados. Y ahí, querido lector, yace la diferencia. Las dietas pobres no son una elección. Una dieta sin carne ni lácteos por culpa de las finanzas, los medios y la disponibilidad, no es lo mismo, ni remotamente, que tener acceso a esos productos y escoger no usarlos”, opina Monroe.

Madre e hijo

Sobre cuestiones de comer en la pobreza sabe mucho Jack Monroe, ya que su éxito en el Reino Unido se debe a la popularización de su blog, A Girl Called Jack, ahora llamado Cooking on a Bootstrap (que puede traducirse como 'Cocinando con poco', en el que empezó colgando recetas de lo que podía cocinar cuando tenía poquísimo, cuando se vio, a ella y a su hijo, al borde del deshaucio, mudándose cada vez a habitaciones más baratas.

"Las dietas pobres no son una elección. Una dieta sin carne ni lácteos por culpa de las finanzas, los medios y la disponibilidad, no es lo mismo, ni remotamente, que tener acceso a esos productos y escoger no usarlos”.

Declarada como persona no-binaria y de izquierdas, nombrada como una de las 20 personas más influyentes de la comunidad LGTB del Reino Unido en 2013 y escritora para The Guardian y The Huffington Post, entre otros, Jack ha publicado también varios libros de cocina, como A Girl Called Jack, A year in 210 recipes y Cooking on a Bootstrap, y pronto publicará Vegan on a Bootstrap, una compilación de recetas veganas y verdaderamente económicas, en los que siempre ha tenido en cuenta que no todo el mundo puede comprarse más de un cuchillo o muchos ingredientes ni condimentos para cocinar a diario.

Tal vez Jack Monroe sea una de las escritoras gastronómicas con más conciencia social del momento. Porque no duda en tratar las cuestiones sobre la buena alimentación más candentes a día de hoy, como el esfuerzo económico que puede suponer para muchas familias comer bien y además hacerlo de forma vegana.

Y recuerda un episodio en el que se indignó tanto que terminó por escribir un artículo lleno de indignación dirigido a la Bath Conservative Association, una asociación de la derecha conservadora: “Mis comidas preparadas no son de tu puta incumbencia”. Porque sus recetas baratas, que muchas veces entregan en los bancos de comida y otras organizaciones caritativas, fueron usadas como ejemplo de lo que deberían hacer los “padres indolentes o disfuncionales que no saben cómo alimentar bien a sus hijos”.

“No hay nada agradable ni nostálgico en desenroscar las luces para que no las enciendas accidentalmente, o en vender los zapatos de tu hijo, o en beberte la leche de fórmula que te ha dado el banco de alimentos porque no hay nada más.

“La premisa del tuit de la Conservative Asocciation era que los padres que no cocinan comidas bellas y abundantes desde cero son vagos, sin educación, sin capacidades y disfuncionales. Permítame que orine sobre toda esa hoguera tóxica de una vez por todas”, contaba Monroe.

“No hay nada agradable ni nostálgico en desenroscar las luces para que no las enciendas accidentalmente, o en vender los zapatos de tu hijo, o en beberte la leche de fórmula que te ha dado el banco de alimentos porque no hay nada más. Si eso es una frugalidad cómoda, los moralizadores deberían probarlo. Por un mes. O seis. O 18”.

Entonces la frustración se apoderó de Monroe, porque lo tiene clarísimo: “La gente pobre no necesita lecciones moralizantes sobre lo que come”.

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