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Un juicio da la razón al pastelero que negó un pastel para una boda gay

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El colectivo gay cree que es un precedente muy peligroso porque cocineros, fotógrafos o jardineros podrán discriminar a parejas de un mismo sexo

Rosa Molinero Trias

05 Junio 2018 16:11

Lo supimos en diciembre: un pastelero iba a ir juicio por negarse a preparar una tarta para la boda de una pareja de hombres homosexuales. Todo parecía apuntar a que la alegación del pastelero, que abanderó su cristianismo como excusa para no preparar el encargo, no iba a tener ningún peso y la denuncia terminaría en victoria para la pareja. De hecho, la Colorado Civil Rights Commission tomó el caso contra el pastelero. Sin embargo, el juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos ha declarado que la comisión atentó la libertad de expresión del pastelero y que se mostró “hostilidad” contra sus creencias religiosas.

“Las leyes y la constitución pueden, y en algunos casos deben, proteger a las personas gays y a las parejas gays en su ejercicio de los derechos civiles, pero las objeciones religiosas y filosóficas al matrimonio gay son opiniones protegidas y en algunos casos formas de expresión protegidas”, decía el juez Anthony Kennedy, que se centró sobre todo en cómo se había gestionado el caso del pastelero Jack Phillips.

David Mullins y Charlie Craig, la pareja que denunció al pastelero por homofobia

“Los precedentes de la corte exponen claramente que el pastelero, en su capacidad de propietario de un negocio que sirve al público, puede tener su derecho al libre ejercicio de la religión limitado por las leyes que pueden aplicarse generalmente”.

¿Pueden las creencias religiosas estar por encima de las leyes antidiscriminación? El debate quedó abierto, pese a ser esta la pregunta más importante que se desprendía del caso. Precisamente por no haber resuelto esta cuestión, dos de los nueve jueces que llevaron el caso, Ruth Bader Ginsburg y Sonia Sotomayor, no estuvieron de acuerdo con la resolución y opinaron que se debería haber esperado a comprobar si el pastelero había violado las leyes antidiscriminación que se aplican a los negocios y que prohíben rechazar al servicio por motivos raciales, de género, por estado civil o orientación sexual.

David Mullins, uno de los miembros de la pareja, declaró para la prensa que la decisión no tenía más abasto que el de su caso en concreto. “No significa que la ley Anti-Discriminación de Colorado haya sido invalidada”, dijo alertado antes las voces más críticas con la decisión, que pensaban que podría sentar precedente porque ahora cocineros, fotógrafos o floristas, igual que el pastelero, se atrevan a rechazar sin escrúpulos a parejas gays alegando libertad de expresión. También afirmó que continuarían luchando para que lo que nadie tuviera que volver a vivir una experiencia similar a la que le ocurrió a él y a su pareja Craig, que manifestó alegría a pesar del resultado porque se había “iniciado un diálogo en todo el país”.

Jack Phillips, el pastelero homófobo

La polémica estaba servida y el hijo del POTUS, Donald Trump Jr., se encargó de atizarla todavía más con un tuit que despreciaba el desacuerdo de la ciudadanía con la decisión tomada por la Corte Suprema y lo difícil del caso, tal y como señaló Reuters:

Por su lado, Tom Perez, director del Democratic National Committee, hizo las declaraciones más contundentes: “Este caso nunca ha ido solamente sobre un pastel. Va sobre todas las personas —da igual quienes sean— que deben poder celebrar su amor sin sentirse discriminados”.

El cómico y escritor Phillip Henry lo resumió a la perfección en su momento:

“Las personas con poca profundidad intelectual intentarán convencerte de que la negación de un derecho básico es trivial. A estas personas casi nunca nadie les ha negado nada”

“Primero piensas, bueno, es una nimiedad que no me quieran vender un pastel de boda y por qué querría forzar a un homófobo a tener que hacerme un pastel que estará hecho con odio para mi boda?”

“Luego te das cuenta que aceptar esto compromete los artículos 3º y 5º de tu derecho a cosas que ellos creen triviales. Estas cosas tienen un significado simbólico y ramificaciones mucho más allá del jodido fondant y la mantequilla”

“Cuando pensamos lo que significa ‘la tierra de los libres’ debemos preguntarnos si todo el mundo es libre de participar completamente en las protecciones/oportunidades que se ofrecen O libre de ejercer sus propios códigos morales que no se pueden infringir aunque impidan la libertad de otros”

“La idea de que la comunidad LGBT debe ser más educada y no reaccionar a su opresión no es el camino hacia la igualdad, es una petición condescendiente para su subyugación. Es como decirle a una pareja afrodescendiente que se busquen un hotel en lugar de luchar por acceder al que ellos quieren”.

“Hoy son pasteles de boda, pero en el pasado era el acceso a medicinas contra el VIH o el sida. En el futuro, será el acceso a casas en un vecindario o a un restaurante porque el chef siente que su comida está hecha artísticamente para ser homófoba. Este es un riesgo que no podemos tomar”.

La noticia llegaba un día antes de que en Europa se celebrara haber conseguido una meta soñada por mucho tiempo: los matrimonios homosexuales tendrán los mismos derechos de residencia en toda la UE.

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