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Estas galletas japonesas contienen una de tus peores pesadillas en su interior

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“Me quedé observando las galletas para cerciorarme que no iban a cobrar vida"

Rosa Molinero Trias

28 Julio 2017 11:29

Fotos interior: Sora News 24

Conozco a varios amigos que tienen un miedo atroz a las avispas. Incluso protagonizan una de sus peores pesadillas: al levantarse de la cama por la mañana y poner un pie en el suelo, veo cómo el suelo está completamente cubierto por una alfombra de avispas que empiezan a devorarlo rápidamente mientras se ríen descontroladamente. Para ellos, que tantos números montan en la calle al ver batir sus pequeñas alas doradas, están pensado este snack japonés: galletas con avispas enteras.

Se llaman jibachi senbei (ji=local; bachi=y realmente no son típicas en todo Japón. Las suelen comprar los turistas como recuerdo de las locuras que pasan en el país nipón o los propios japoneses para ofrecerla (ya según su tradición que el regalo siempre es obligado) cuando viajan al extranjero.

Pero a unos 190 kilómetros de Tokio tienen hasta un club de fans: el Omachi Jibachi Aiokokai. Los miembros, que rondan los 80 años, recolectan los insectos en los bosques cercanos, los hierven en agua, los secan y los mezclan con la base de galletas hecha de harina de arroz. Y luego las cortan con moldes para hornearlas.

Un periodista de Sora News 24 las probó e hizo esta pequeña reseña:

“Las galletas se venden en paquetes de dos, algo que encuentro casi ofensivamente presuntuoso por parte de los fabricantes. Al abrirlas, despiden un olor inusual. No era asqueroso, pero tampoco terriblemente apetecible. El olor me recordó a la comida que le solía dar a mi pez tropical cuando era pequeño”.

“Me quedé observando las galletas por un buen rato solo para cerciorarme que no iban a cobrar vida de repente, como no podía dejar de imaginar que pasaría. Luego, les di un mordisco”.

“Tiene el sabor dulce y ligeramente salado propio de las galletas senbei y para ser honestos apenas podía percibir las avispas. (...) Eran como uvas pasas pero con un poco ácidas y amargas. En otras palabras, sabían a quemado, lo que supongo que tiene sentido porque fueron horneadas en una galleta”.

“Sin embargo, no puedo decir que el sabor era malo. A todas luces era una sensación desagradable morder algo redondo y blando y saber que puede haber sido una cabeza o un abdomen, y cuando una ala o una pierna se quedaron entre mi mejilla y mis encías no fue lo mejor del mundo”.

¿Te atreverías a comerlas?


[Vía Sora News 24]

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