Antes de empezar con el salseo, vamos a hacer un refresh de elementos para que no se nos pierda nadie.
Esta es Anna “Delvey”, cuyo nombre real es Anna Sorokin, una chica de origen ruso que vivió como una infanta en la alta sociedad neoyorquina haciéndose pasar por una rica heredera alemana y engañando a todo con el que se cruzaba.
Con su labia y sus dotes de actriz, Delvey logró sacar mucha pasta a mucha gente, vivir en hoteles de lujo y vestir de alta costura durante años. Ahora mismo está en una prisión de alta seguridad por estafa.
Este es Billy McFarland, el fundador del famoso-por-todos-los-malos-motivos Fyre Festival. Sí, ese que vendió entradas a precio de oro y prometía una experiencia de puro lujo en una isla paradisíaca para luego acabar siendo una especie de campo de refugiados lleno de pijos.
Pues bien, resulta que en el año 2013 — durante los mejores momentos de la etapa de desfalco y brunch de la señorita Sorokin — Anna le pidió a McFarland, que entonces llevaba una compañía de tarjetas de crédito con cierta tendencia a la engañifa y el mangoneo, quedarse unos días en el loft que usaban como centro de operaciones de la empresa.
Según ha explicado la página de cotilleo Page Six, Sorokin se dedicó a parasitar en aquel apartamento todo lo que pudo. “Estaba pasando el rato y yendo a fiestas. Estaba allí, sentada, todo el tiempo”, explicó la fuente a la web. Como una okupa de alto standing, Sorokin hizo de aquella oficina su casa sin ningún tipo de reparo. “Tenía bolsos de Balenciaga y ropa por todas partes”, asegura el testimonio..
Como McFarland era “demasiado educado y no confrontativo” como para pedirle que se largara, decidieron tomar la vía difícil. “La empresa decidió mudarse a otro lugar. Era la única manera de echarla. ¡Llevaba allí cuatro meses!”.
McFarland ha sido declarado culpable de fraude por su gestión en el Fyre Festival, y está esperando sentencia. Sorokin lleva 6 meses en la prisión de la isla de Riker y se juega pasar los próximos 15 años de su vida encerrada.
Sorry Anna, pero la ley no se aplica eso de que un ladrón que roba a un ladrón tiene 100 años de perdón.
