PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Opinion ¿Por qué tanto odio contra el patinete eléctrico en la ciudad? Life

¿Por qué tanto odio contra el patinete eléctrico en la ciudad?

Opinión

H

Adobe Stock/Stephen Lyne
 

¿Por qué tanto odio contra el patinete eléctrico en la ciudad?

5'

390

2.000

share on

El número de fallecidos en accidentes con patinetes eléctricos se triplicará en 2019 y exige tomar partido: ¿a favor o en contra del patinete eléctrico?

El cerco al patinete eléctrico ha comenzado sin prisa pero sin pausa. Los últimos coletazos de 2018 dejaron la primera muerte oficial en España de un peatón arrollado por un patinete eléctrico y, desde muchos ámbitos, 2019 ya se ha catalogado como el año clave para la regulación del patinete eléctrico en las ciudades.

El clamor popular aún no ha alzado la voz, pero nueve de cada diez peatones y automovilistas apuestan por una normativa ante el descontrol generalizado que rodea la irrupción de este nuevo vehículo, según el último estudio de la Fundación Mapfre. La Dirección General de Tráfico no ha tenido más remedio que recoger el guante y ponerse manos a la obra con limitaciones expresas: velocidad máxima de 25 kilómetros por hora y prohibición de circular por vías interurbanas y por las aceras.

Es políticamente incorrecto estar en contra del patinete eléctrico en la ciudad. Celebrar la primera multa en España por exceso de velocidad es motivo de linchamiento en las redes sociales. Y desear su total desaparición del espacio público te convierte directamente en mala persona.

Pese a esta aparente lógica aplastante, aflora un fenómeno inquietante en las redes sociales: la rabia urbana contra el patinete eléctrico gana adeptos a velocidad de crucero, aunque son muchos los que aún no se han posicionado esperando que algo o alguien decante la balanza a favor o en contra del uso del patinete eléctrico en la ciudad.

Es innegable que la convivencia entre vehículos y peatones siempre ha generado disputas, pero la aparición estelar del patinete eléctrico ha explosionado el polvorín de la movilidad sostenible y está obligando a repensar el espacio público a marchas forzadas.

Pese a todas las virtudes vendidas a bombo y platillo por las empresas interesadas en su rápida implantación, la aparición fulminante del patinete eléctrico es un tema delicado. La primera cuenta en Instagram dedicada exclusivamente a destruir patinetes eléctricos en Los Angeles podría parecer anecdótico si no fuera porque tiene más de 78 mil fieles seguidores y los medios de comunicación norteamericanos abordan el tema con una sorprendente e inusual afinidad.

apparently bird graveyard was on the daily show last night

A post shared by Bird Graveyard (@birdgraveyard) on

La postura radical de esta cuenta exige tomar partido a los ciudadanos indecisos porque una cosa es debatir una nueva regulación vial y otra muy distinta es un plan maestro para aniquilar del mapa a todos los patinetes eléctricos.

Fotos y vídeos de patinetes hundidos en la arena de la playa, colgados en posiciones imposibles en postes eléctricos, lanzados al vacío desde tejados o acantilados e incluso alguno ardiendo en llamas.

Live. Laugh. Love.

A post shared by Bird Graveyard (@birdgraveyard) on

Una oda al exterminio del patinete en Instagram que curiosamente está provocando más risas que indignación. Su lema burlón no engaña a nadie:

“Si un patinete eléctrico ha muerto, envíanos fotos o vídeos para que podamos honrar su muerte. DEP”

☠️🔥 @deadringer

A post shared by Bird Graveyard (@birdgraveyard) on

Mal que le pese a algunos, el patinete eléctrico ha llegado desde California para quedarse en nuestras ciudades.

Con una simple mirada al pasado, se puede asegurar sin fallo que el patinete dejó de ser un juguete para niños cuando los padres empezaron a usarlo para ir a su puesto de trabajo. Y eso que en dos años el volumen de ventas de patinetes eléctricos a personas de entre 25 y 40 años ha pasado del 5% al 25% y las perspectivas pronostican un crecimiento del 300%.. Según cifras de la Asociación de Usuarios de Vehículos de Movilidad Personal (AUVMP), más de 20.000 aparatos de este tipo circulan por España. Una cifra que se puede disparar en 2019.

El boom del patinete eléctrico en la ciudad se demuestra con la apertura de nuevas tiendas especializadas en busca del dinero fácil. Pero algo chirría en todo este tinglado: las bicicletas los aceptan a regañadientes en sus carriles, los peatones les gritan si ocupan sus aceras, los vehículos a motor no están dispuestos a compartir la carretera y los ayuntamientos han encontrado una nueva víctima recaudatoria con multas de hasta 500 euros por faltas muy graves.

El patinete eléctrico es nuevo en la ciudad y el resto de compañeros lo han recibido con "bullying urbano" para no perder su lugar privilegiado que tanto les ha costado ganar.

Pero, ¿cuáles son las razones de tanta rabia acumulada contra el patinete eléctrico?

Según un estudio de la Fundación Línea Directa, "el número de fallecidos en accidentes con patinetes eléctricos se triplicará en 2019". .Además, el mismo estudio revela que 7 de cada 10 españoles creen que los patinetes suponen un peligro para la seguridad vial.

Sólo cuando el patinete pierda esta extraña sensación de impunidad, el clamor popular contra su uso se esfumará tan rápido como surgió sin previo aviso. El riesgo es que acabar con esa naturaleza imprevisible y, digámoslo, "alegal", era parte fundamental del encanto de muchos usuarios para desplazarse con este vehículo limpio, rápido, ágil y sin humos.

share