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5 libros que debes leer si te has enamorado de 'Call me by your name'

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Verano, poesía, amor... si la ambigua belleza de esta película te ha dejado sin respiración, no puedes perderte los libros que aquí recomendamos

Eudald Espluga

01 Febrero 2018 15:30

Decimos que es bello "lo que es a la vez deseable por sí mismo y merecedor de elogio, o lo que complace porque es bueno". Así lo escribió Aristóteles, con una fórmula en la que se confundían voluntariamente ética, estética y conocimiento, y que ahora nos sirve para comprender el trasfondo de Call me by your name, la película de Luca Guadingo.

Es un film romántico, rabiosamente adolescente, sobre el primer amor y el despertar de la sexualidad, sobre el aprendizaje de la diferencia y el miedo al estigma. Pero es también una reflexión sobre la relación (ética, estética, epistemológica) con nuestro objeto de deseo. Los constantes paralelismos y referencias al mundo clásico —las esculturas imperfectas de Praxiteles, la metafísica indiferenciada de Heráclito, las etimologías espurias con las que adornamos nuestros discursos— acentúan el carácter ambiguo de una amistad que, a pesar de ser mucho más, nunca deja de serlo.

Call me by your name rompe todos los límites sin ser transgresora, sin dejar que la tragedia neutralice la ternura. Si su ambigua belleza te ha dejado sin respiración, y para pasar el bajón post-visionado no te basta con leer el libro homónimo de André Aciman en el que se basa la película, aquí dejamos algunas recomendaciones:

1. La canción de amor de J. Alfred Prufrock, T.S. Eliot

"¿Me esparciré el pelo? ¿me atreveré a comer melocotón?" dice uno de los últimos versos del poema de Eliot, que parece concentrar la tensión de esa escena memorable en la que, por primera vez, el joven protagonista ve como el miedo empaña su felicidad. "Senza tema d'infamia ti respondo" dice el epígrafe en italiano con el que se abre el poema: "sin miedo a la infamia, te respondo". Tras esta declaración empiezan los versos:

"Vamos, entonces, tú y yo,

cuando la noche se despliega contra el cielo

cual paciente eterizado en un una mesa;

vamos por ciertas calles desguarnecidas,

las murmurantes guaridas

de noches en vela en hoteles baratos

restaurantes de aserrín y resto de ostras

calles que avanzan cual discusión tediosa

con la insidiosa intención

de conducirte a la pregunta abrumadora..."

Conversaciones sobre Michelangelo entre el trasiego de la casa, fascinación por los cuerpos y en especial por los brazos, preguntas que nadie se atreve a responder, noches y despertares compartidos: "y hubiera valido la pena, después de todo, / después de tazas, mermelada y té, / con porcelana y charla sobre nosotros, / hubiera merecido la prisa, / morder y extirpar el problema con una sonrisa, / comprimir el universo en una bola / para que ruede la pregunta abrumadora [...] "Y hubiera valido la pena, después de todo, / hubiera valido la pena, / tras puestas de sol y patios y calles salpicadas, / después de novelas y tazas, faldas que se arrastran por el piso".

El poema de T.S. Eliot, tras la referencia insoslayable al melocotón, termina con la misma inquietud resignada que Call me by your name:

"¿Me esparciré el pelo? ¿Me atreveré a comer melocotón?

Usaré pantalón blanco de franela sobre la orilla,

He oído como cantan las sirenas entre sí.

No creo que canten para mí."

(El poema entero se puede leer aquí, procedente de la Poetry Foundation. Está extraído de los Collected poems 1909-1962 y traducido por Carlos Llaza en 2017. En BookRiot hablan de la relación entre el melocotón del poema de Eliot y el melocotón de Call me by your name).

2. El beso de la mujer araña, Manuel Puig

La primera novela de David Foster Wallace, La escoba del sistema, fue criticada como una imitación barata de La subasta del lote 49, pero en las entrevistas el escritor norteamericano se defendía siempre con un mismo argumento: la novela que había vampirizado para escribir la suya no era la de Pynchon, sino la del argentino Manuel Puig. El beso de la mujer araña le parecía una obra capital e inspiradora, especialmente por su capacidad para trenar un diálogo ambiguo, sin atribuciones, en la que el lector debía descubrir quién estaba hablando en cada momento, guiándose solo por las diferentes cadencias de la voz narrativa.

Esto es, también, lo que propone Call me by your name con el juego de nombres Elio-Oliver / Oliver-Elio, que termina siendo, a su vez, un juego de identidades. Metáfora del ideal último del amor romántico: la pérdida de la propia individualidad, la fusión con el otro. En la novela de Puig, la relación amorosa es también un proceso de descubrimiento, que solo puede llevarse a cabo gracias a la retroalimentación entre ambos personajes. En su caso, es la cárcel (y no un verano en una villa italiana) la causa de un encierro que "favorece, indudablemente, el tener que hablar, el tener que relacionarse". El amor homosexual tiene un cariz estrictamente político, hasta el punto que marxismo y sexualidad terminan confundiéndose en la novela.

Publicada por primera vez en España en 1976, después de la muerte de Franco, sigue siendo una de las novelas más subversivas de la literatura escrita en lengua castellana. Su imaginario atenta directamente contra la moralidad pública, al presentar una amistad inefable que se resiste a la categorización: "para mí, el concepto de hombre es un concepto reaccionario".

3. Un extraño en la orilla del mar, Kanna Kii

Lo que hace especial "un primer amor" es la torpeza, la incapacidad para domar unas emociones y unos cuerpos -también el propio- que nos son desconocidos. Especialmente si del amor al que aspiramos no conocemos patrones; si no podemos guiarnos por los modelos de relaciones que vemos en las películas, en las series, en los libros; si la falta de información alimenta nuestros miedos.

Es lo que le pasa a Elio, un adolescente que lo sabe todo —historia, literatura, música— salvo lo que importa, salvo lo que de verdad quiere saber. Por ello, conocer a Oliver supone una ruptura, una "primera vez" muchas veces, que lo condena a un aprendizaje permanente y doloroso como el que encontramos en Un extraño en la orilla del mar, el cómic de Kanna Kii. El BD (Boy's Love) es un género manga que solo muy lentamente ha ido llegando a nuestras librerías, pero esta opera prima fue una de las revelaciones de 2017. Nosotros hablamos de ella aquí:

"La escena es preciosa, decía, porque es realista. Porque desvela un momento íntimo y único que es ese en el que una pareja folla por primera vez. Un momento entre la delicadeza y la pasión del amor. Entre el cariño y el miedo de no saber si lo están haciendo bien. Entre la rapidez de las pulsaciones y la lenta ternura de no querer terminar nunca. Mio y Shun se acarician los penes, y el dibujo de la mangaka Kanna Kii se muestra nuevamente sencillo y suave. Entre las manos de ellos, hay pequeños bultos que son sus prepucios, y que se escapan de entre sus dedos como si fueran animales o estuvieran hechos de agua."

4. El alma desnuda, de Antonia Pozzi

En los últimos compases del film, Marzia —interpretada por Esther Garrel— le habla a Elio del libro que éste le ha regalado. Comprendemos que tiene un significado especial, y que gracias a su lectura Marzia finalmente ha comprendido las dudas y el sufrimiento de Elio. Solo entonces, tras la reconciliación de los antiguos amantes, conocemos el nombre de la autora del libro: Antonia Pozzi.

Nacida en Milán en 1912, Pozzi no llegó a ver sus versos publicados: se suicidó con solo 26 años. La edición póstuma de su obra corrió a cargo de su padre, que -por motivos políticos- expurgó aquellos pasajes en los que la poeta hablaba de su relación amorosa con su profesor de griego y latín, Antonio Maria Cervi. Ella era solo una adolescente y, como explica Herme G. Donis, traductora de Pozzi al castellano, a pesar de la oposición férrea de la familia hacia su relación, vivieron un intenso idilio que terminó en 1933. Pozzi concluyó que la unión se acababa "no de acuerdo con el corazón sino con el bien". Si bien le llegaron nuevos amores, sucedáneos de Cervi, nunca superará ese primer amor.

"En una noche has vivido / los años de toda una vida" escribe el 10 de junio de 1937, apenas un año antes de su muerte. La poesía de Pozzi es confesional, íntima, se confunde con el diario. Sus palabras son el resultado de "la intensa pasión de la entrega sin condiciones, con un desprendimiento vital que solo pueden sentir los locos o los genios."

"Me parecía que este día / sin ti / tenía que ser inquieto, / oscuro. Sin embargo está lleno / de una extraña dulzura, que aumenta / con el paso de las horas / igual que la tierra / después de un chubasco, / se queda sola en silencio para beberse / el agua caída, / y poco a poco / en sus venas más profundas / se siente penetrada."

5. El talento de Mr. Ripley, de Patricia Highsmith

Si la trama de Call me by your name transcurre en un lugar inconcreto de el norte de Italia, la novela de Highsmith se ambienta en Mongibello, una localidad costera que no encontraremos en el mapa. "Mongibello" es una palabra de origen románico-arábigo (como "albaricoque", por cierto) con la que se conocía antiguamente al Etna, que la escritora norteamericana hace suya para construir un pueblo imaginario que le permite sintetizar el ambiente de varias islas de la costa napolitana, como Ischia y Procida.

En ambas obras, la construcción del espacio es una excusa para hablar de un clima moral que, en diferentes grados, reprime la expresión de la homosexualidad. Porque si bien El talento de Mr. Ripley es, sobre el papel, una novela negra que poco tiene que ver con el amor teen y delicado de la película de Luca Guadagino, como gran parte de su obra novelística es también una exploración de la sexualidad reprimida. Quizá el caso más evidente es El precio de la sal, novela en la que se basó Carol, el film de Todd Haynes; pero también Small g: un idilio de verano,.

"Brindo por todos los demonios, por las lujurias, pasiones, avaricias, envidias, amores, odios, extraños deseos, enemigos reales e irreales, por el ejército de recuerdos contra el que lucho: que nunca me den descanso". Esto escribía Highsmith con 26 años, como brindis de Año Nuevo. El talento de Mr. Ripley permite vislumbrar el reverso oscuro del universo resplandeciente de Call me by your name, en el que las ambigüedades morales y sexuales no siempre tienen un desenlace plácido.

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