PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo Del Mayo al Meme: Francia ya no cree en el poder de la calle Lit

Lit

Del Mayo al Meme: Francia ya no cree en el poder de la calle

H

 

Medio millón de franceses se manifestaron el pasado 22 de marzo contra las privatizaciones de Macron en el día en que precisamente se cumplían 50 años del inicio del mayo del 68

Eudald Espluga

24 Marzo 2018 13:11

"Quien siembra miseria, recoge la cólera" fue una de los lemas que más se corearon el pasado jueves en las calles de París. Casi medio millón de personas se movilizaron en toda Francia para protestar contra Emmanuel Macron y la reforma de la SNCF, la compañía pública de ferrocarriles. La Francia insumisa se lanzaba nuevamente a las calles en una fecha muy especial: el 22 de marzo, cincuenta años después de la ocupación de la Universidad de Nanterre que precipitó el mayo del 68.

En el origen de las protestas está el plan de privatizaciones que el presidente de la República pretende impulsar para acabar con la deuda millonaria que arrastra el sector ferroviario. El anuncio de reestructuración enfureció a los sindicatos, que respondieron convocando una huelga que ha unido a los trabajadores del sector público: desde el sanitario hasta el penitenciario, hacen frente común junto a los estudiantes, que tienen su propio campo de batalla en la nueva regulación del acceso a la universidad.

No se trata de una reforma cualquiera. La SNCF es un símbolo para los trabajadores franceses, por lo que la iniciativa de la ejecutiva de Macron se interpreta como ataque frontal contra los servicios públicos. Es el primer paso de un programa de liberalización mucho más amplio que apunta directamente a la reforma del funcionariado: se quieren suprimir más de 120.00 puestos de trabajo.

¿Pero puede este 22 de marzo marcar el inicio de una nueva revuelta?

Se lo hemos preguntado a Thomas Deslogis, escritor y periodista en medios como Slate y Les Inrocks, quien considera que esta huelga no puede entenderse sin hablar de las movilizaciones del pasado otoño: "tenemos que entender la situación de Francia hoy. Hubo grandes portestas contra la reforma laboral, pero nada cambió. Al final ganó Macron. La gente ya no cree en la posibilidad de cambiar las cosas en la calle, nadie cree posible repetir el mayo del 68".

Aunque las cabeceras de los principales periódicos hablan de una nueva primavera caliente, y aprovechan la efeméride para unir ambas luchas, Deslogis duda de que este sea el sentir general de los manifestantes. "No creo que la gente joven conecte este 22 de marzo con el de 1968. Para las nuevas generaciones, el mayo del 68 es una especie de leyenda; e incluso para los demás, para los que participaron, no siempre es un buen recuerdo: fue una derrota. No consiguieron lo que querían".

Sin embargo, Deslogis advierte de que la manifestación del 22 de marzo no fue simplemente un capítulo más de las protestas contra la reforma laboral. El ataque contra el SNCF abre un nuevo ciclo de huelgas y manifestaciones que pondrán a prueba la resistencia de un presidente que dejó claro que "la democracia no está en la calle". De hecho, aventura que la única posibilidad de un nuevo mayo francés radica en que la propia dureza mostrada por Macron pueda volverse en su contra: la jornada terminó con disturbios en París y ya está anunciada una nueva movilización en abril.

De la calle al meme

Quizá en el único sitio donde se ha dejado sentir la inspiración sesentayochista haya sido en las redes sociales. El ilustrador Fred Sochard se ha dedicado a recuperar el imaginario de la cartelería del mayo francés para animar y reinterpretar la huelga del jueves desde una perspectiva histórica.

Pero incluso en las redes la presencia del imaginario es residual. Un sondeo del Instituto Harris Ineractive insinuaba que los viejos eslóganes ya no consiguen consenso entre los ciudadanos. Sólo "haz el amor y no la guerra" y "Cierra la tele, abre los ojos", ambos con más de un 70% de aprobación, parecen aguantar el paso de los años.

De hecho, un rápido vistazo al hashtag de la huelga dejaba claro que la tónica predominante no eran los "prohibido prohibir" ni los "bajo los adoquines, el cielo"; ni tan sólo ese repetido "seamos realistas, pidamos lo imposible". Si algo anunciaba un nuevo "movimiento del 22 de marzo", eran los memes protagonizados por Emmanuel Macron. A la desconexión ideológica, pues, se suma la desconexión estética. Esta primavera Francia saldrá a la calle con una identidad propia, y a pesar de su pesada herencia.

share