Leticia Dolera y la necesidad de un “feminismo para todos los públicos”

Hace unos días, con las resoluciones del viejo año, un post de Facebook de Pikara Magazine anunciaba que su artículo más leído de 2017 había sido aquel de Leticia Dolera titulado “Contradicciones de una feminista en la alfombra roja”. Dolera, conocida entre otras cosas por haber puesto rostro y voz a algunos personajes de populares series televisivas españolas, hizo retumbar el mundo del espectáculo dando cuenta sus pensamientos y de sus contradicciones por ser feminista al tiempo que integrante de la sexista industria cinematográfica de nuestro país.

«En Febrero son los Goya, ¿vas a ir? ¿Sabes quién te va a vestir? ¿Das premio? ¿Qué te vas a poner? Enhorabuena por los spots de la Gala que has dirigido; pero, sobre todo, ¿qué llevarás en la alfombra roja? Yo respondo que no lo sé, que no quiero pensar en ello, improviso que voy a ir con pantalones y zapato plano. Cuando respondo esto la mirada de mi interlocutor me divierte. De pronto, una mañana, mientras escucho en la radio una entrevista a un cargo público y reflexiono sobre qué significa exactamente feminizar la política, se cuela en mi pensamiento la pregunta fatal: ¿qué me voy a poner en los Goya? Así, tal cual».

Aunque la directora de 'Requisitos para ser normal' ya llevaba mucho tiempo inyectando feminismo a sus proyectos, desde la publicación de aquel texto empezó a ganar seguidores —y sobre todo lectores— interesados en su manera de airear algunas de las prácticas escandalosas de la industria.

A finales del pasado año, incluso, Dolera fue la primera actriz española en denunciar una situación de acoso sexual en el ámbito laboral y en sumarse así a la ola del #MeToo que desde hacía días había revolucionado Hollywood.

Su relato dio la vuelta a los medios de todo el país. Y aunque fue ampliamente aplaudido, algunos todavía no entendieron que alguien pudiera atreverse no ya a “morder la mano que le da de comer” sino a airear una situación “normal”. “Terrible pero normal”. “Sexista pero el pan de cada día, lo que ellas permiten, vaya”.

Pero Leticia Dolera no va a callarse ante la violencia normalizada del ámbito cultural. El próximo febrero, según acaba de anunciar en su concurrida cuenta de Instagram, echará más leña al fuego con la publicación de su primer libro. Unas memorias de las que aún se sabe poco más que el título (Morder la manzana) y que según la editorial Planeta suponen una suerte de manual divulgativo del feminismo. “Una historia sobre todas las mujeres”. “Una obra de empoderamiento para todas las edades”. “Un libro para despertar nuestra conciencia y despertar a los más jóvenes”.

El envoltorio de Morder la manzana nos puede hacer pensar rápidamente en obras como Mamá, quiero ser feminista, de Carmen G. De la Cueva, o como El libro de la vagina, de Nina Brochmann y Ellen Stokken Dahl, o incluso en discursos como Todos deberíamos ser feministas, ese best-seller internacional de Chimamanda Ngozi Adichie que todas las librerías online recomiendan en primer lugar si te da por poner las palabras “mujer” o “feminismo” en sus buscadores.

Habrá lectores escépticos que puedan pensar en este tipo de literatura como en la clase de obra que responde a una “moda”. En una entrevista a Ana de Miguel publicada en S Moda, la pensadora criticaba que, precisamente, vivíamos una época en la que el feminismo se había convertido en un “producto”, en algo que “vendía” y que “desvirtuaba el mensaje principal del movimiento”.

Pero nada más lejos de la realidad. Libros como el de Dolera o el de Ngoizi Adichie, esos que nacen de la experiencia personal para volverla compartida y universal, esos cuya intención primera es acercar una lucha compleja a públicos que de otro modo no podrían acceder a ella, siempre serán necesarios.

Capítulo 1. Página 1. Leticia Dolera cita esta frase de Mireia Bofill: «Todo empieza cuando una mujer habla con otra mujer». Así que hablemos, y leamos, (y mordamos la manzana), porque ahora ya nadie puede callarnos.