PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo Los hombres más ricos del mundo no leen a las mujeres Lit

Lit

Los hombres más ricos del mundo no leen a las mujeres

H

 

Publican una lista con 17 libros recomendados por Mark Zuckerberg y Bill Gates en la que sólo hay una obra escrita por una mujer: 'The Grid: The Fraying Wires Between Americans and Our Energy', de Gretchen Bakke

Eudald Espluga

15 Enero 2018 18:01

Silicon Valley es la encarnación de un sueño, el que dice que con tus ideas y esfuerzo puedes llegar allí dónde te propongas... a menos que seas una mujer.

En la capital del progreso tecnológico sigue habiendo discriminación y una enorme brecha salarial entre hombres y mujeres. En Google, Twitter y Yahoo! ellas no llegan al 30% de la plantilla; en Pinterest, Mozilla y Airbnb no llegan al 13%; Facebook, por su parte, no hace públicos los datos. Esta información, actualizada el pasado mayo, tampoco supone una novedad: muchas trabajadoras llevan años denunciando que el valle es un bastión masculino, blanco y heterosexual.

No resulta sorprendente, dadas las circunstancias, que Bill Gates y Mark Zuckerberg no lean libros escritos por mujeres.

La confirmación de este hecho llegaba de manos del World Forum Economic, la asociación encargada de organizar el Foro de Davos, que esta semana ha publicado una lista en la que se recopilaban las principales obras que los dos multimillonarios consideran que "todo el mundo debería leer". De los 17 libros que aparecen reseñados en el artículo, publicado en colaboración con Buisness Insider, solo hay uno escrito por una mujer: The Grid: The Fraying Wires Between Americans and Our Energy, de Gretchen Bakke. Se trata de un ensayo que Gates definió en 2016 como perteneciente a "uno de mis géneros favoritos: Libros Sobre Cosas Mundanas Que De Hecho Son Fascinantes", en el que Bakke, antropóloga de formación, estudia la compleja red de cableado eléctrico que permite que la luz llegue a los hogares de los ciudadanos estadounidenses.

Significativas son las ausencias, pero también las obras citadas. Predominan los libros de no ficción, especialmente libros de divulgación sobre temas científicos y ensayos que se ocupan de explicar cómo el mundo está cambiando para bien. De entre los libros de ficción, destacan concretamente dos. Por un lado, Zuckerberg cita El problema de los Tres Cuerpos, de Cixin Liu, un bestseller de ciencia-ficción que debe su éxito al hecho de haber apostado por volver a los orígenes del género y poner el énfasis en los aspectos científicos de la narración, tejiendo una seria reflexión sobre el impacto de la técnica en la vida humana. Por el otro, Gates cita String Theory, de David Foster Wallace, una edición que recopila los escritos sobre tenis del autor de La broma infinita; unos textos que, no por casualidad, son aquellos en los que Wallace, excepcionalmente, conecta sin demasiados problemas con algunos aspectos del sueño americano como la competitividad, la voluntad de autosacrificio o la superación personal.

Steven Pinker

Las obras de no ficción también están ideológicamente connotadas. Quizá el caso más evidente es Orden mundial, de Henry Kissinger, que mantuvo a Zuckerberg "pensando mucho" sobre la importancia de crear un mundo pacífico para las futuras generaciones, una idea nada inocente si tenemos en cuenta que las ideas del ex Secretario de Estado no andan lejos del neoconservadurismo, y que su idea de mundo pacífico —el "fin de la historia" que preconizó Fukuyama— ha servido tradicionalmente para justificar la intervención militar de territorios que amenazaban la pax americana.

Igualmente sintomática es la referencia de ambos magnates a Los ángeles que llevamos dentro, de Steven Pinker, la controvertida obra de uno de los referentes de la psicología evolucionista en la que defiende que nuestra época es menos violenta, menos cruel y más pacífica que cualquier período anterior de la existencia humana. Pinker se ha erigido como uno de los principales garantes de la idea de progreso, también del tecnológico, cosa que lo convierte en una herramienta perfecta para justificar el estado de cosas presente, e impugnar como reaccionario al pensamiento de izquierdas ludita y tecnofóbico que presente objeciones morales y políticas al actual desarrollo de la técnica. En esta misma línea debemos entender la cita de Bill Gates a Sapiens. De animales a dioses: una breve historia de la humanidad, el bestseller de Yuval Noah Harari, que si bien se presenta como una obra de divulgación, en el fondo contiene la justificación científica de una tesis nihilista que lo acerca a las tesis de Ray Brassier y su realismo especulativo: "el desencantamiento del mundo merece ser celebrado como un triunfo de la madurez intelectual, no lamentado como un empobrecimiento debilitante".

Por último, cabe destacar la cita de un libro clásico de filosofía de la ciencia: La estructura de las revoluciones científicas, de Thomas Khun. En él se desarrolla la hipótesis de los "cambios de paradigma", que explica como las comunidades científicas, tras descubrimientos revolucionarios, cambian un modelo epistemológico dominante a otro. Aunque esta teoría fue aprovechada por Paul Feyeraband para proponer una demostración del irracionalismo científico, no es una defensa del relativismo. Sin embargo, se entiende que sea una narrativa atractiva para aquellos que creen estar —y quieren estar— protagonizando un giro radical en la historia de la humanidad, puesto que les ofrece un storytelling magnífico que justifica filosóficamente su pretensión de transformar el mundo.

Tanto Gates como Zuckerberg —la segunda y la cuarta persona más ricas del planeta, respectivamente— son conscientes de su influencia y del papel de genios visionarios que los medios les otorgan y que ellos voluntariamente asumen. En los libros que recomiendan públicamente hay tanto proselitismo de su visión del mundo como necesidad de justificar sus actos y su posición en la historia. Precisamente por ello, las ausencias —casi no hay mujeres, pero tampoco hay poesía, ni ensayos críticos, ni libros cuyo contenido amenace su cosmovisión optimista— no solo revelan los agujeros de sus afinidades lectoras, sino el inconsciente político que se agazapa tras sus ideas aparentemente neutras de creatividad, cambio y progreso.

share