“¿Es posible ser musulmana y tener una vida sexual libre y satisfactoria?”

La escritora Leïla Slimani ya pidió justicia ante una noticia que golpeó este mismo año a los derechos humanos y a la lógica: una empresaria denunciada por infidelidad era condenada a dos años de prisión en Marruecos.

Y aunque no lo sabíamos cuando manifestó su queja en el medio digital Le360, por aquel entonces la ganadora del último Premio Goncourt se encontraba preparando su nuevo libro: un ensayo en clave periodística que denuncia a la hipocresía de su país natal en el aspecto sexual.

Sexo y mentiras, vida sexual en Marruecos, así se llama el libro, está compuesto por entrevistas a mujeres anónimas, periodistas y sociólogos de Marruecos, un país que, según señala Slimani, condena a las mujeres que buscan su libertad sexual, sacraliza la virginidad femenina e irónicamente es el quinto mayor consumidor de pornografía en Internet.

Este es el primer ensayo de la autora de Canción dulce, y aunque su publicación no está prevista hasta el próximo 6 de septiembre, su contenido ya ha causado gran revuelo en la prensa cultural francesa. Quizá porque, en líneas generales, se trata de una acusación inédita a una sociedad en la que el incesto, la pedofilia y la violación son ignoradas, en la que el himen es el mejor regalo que le puede hacer una prometida a su futuro esposo, en la que a las mujeres sólo les permite dos opciones: ser virgen o ser esposa. Todo lo que se salga de esos dos estados es calificado de adulterio o concubinato: el Código Penal marroquí, de hecho, prohíbe el coito fuera del marco conyugal. 

Ante un panorama como este, la pregunta que se plantea Slimani en su nuevo libro es tan necesaria como terrible: “¿Es posible ser musulmana y tener una sexualidad libre y satisfactoria?”  Y seguramente su respuesta hoy nos decepcione, pero quizá la proliferación de libros como el que ella presenta ahora puedan ayudarnos a superarla.