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Los brasileños quieren niños rubios y blancos, por eso compran esperma estadounidense

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La demanda de esperma norteamericano se ha disparado un 2.500% en Brasil. El dato es demoledor, y también revela un problema endémico de racismo y desigualdad de clase

A.P.G.

05 Abril 2018 16:41

Los brasileños quieren hijos rubios y con los ojos azules. Así lo revela un estudio reciente del The Wall Street Journal, según el cual, Brasil es el principal comprador de semen de Estados Unidos. Esta tendencia ha crecido nada menos que un 2.500% en los últimos años.

Según el digital La Prensa, este incremento puede deberse a dos factores: en primer lugar, aumento del número de madres solteras o lésbicas con poder adquisitivo alto para costearse el trámite. En segundo lugar, un perfil de compradora que aspira a tener hijos blancos en un país donde más de la mitad de la población es negra.

Esta conclusión la sugiere el hecho de que el perfil de esperma más buscado sea uno muy concreto: rubio o castaño claro, ojos azules y pecas. Según América TV, entre 2014 y 2016, el 95.4% del semen estadounidense exportado pertenecía a hombres blancos, más de la mitad de ellos con ojos azules.

No es casual. La discriminación racial está muy presente en el país y el dato del semen importado es muy pertinente para entender el aumento de la demanda de niños caucásicos. Los brasileños quieren hijos blancos (y a poder ser, rubios) porque este atributo es un marcador de clase.

El 70% de los brasileños que viven en extrema pobreza son afro-descendientes. La raza en Brasil es un poderoso marcador de clase

En Brasil, la población negra es mayoritaria, pero también es la más pobre y la que enfrenta mayor índice de violencia y discriminación. El 70% de los brasileños que viven en extrema pobreza son afro-descendientes. Según un reportaje de EFE, los brasileños negros representan el 63,7% de los parados y ganan de media un 29% menos que los blancos. Apenas ocupan cargos públicos o de élite (menos del 18%) y están invisibilizados en los medios de comunicación.

Las cifras son más crudas si, además de negra, te da por ser mujer. Según SOS Discriminación Internacional, las mujeres brasileñas de raza negra viven más violencia física y sexual y son las peores pagadas de todo el sistema salarial. Su salario promedio es de 494 reales (unos 169 dólares). Suelen estar empleadas en trabajos domésticos o en el sector servicios, pero casi nunca en trabajos cualificados o puestos de dirección.

Aunque ya se han implementado algunas normativas antiracistas, como la aplicación de "cuotas negras" en los puestos públicos de la Administración, la discriminación racial persiste. El hecho de que aumente la demana de esperma de etnia blanca es solo una constación de que el estigma y el conflicto continúa abierto.

La desigualdad racial en Brasil está muy arraigada y tiene que ver con su pasado esclavista, que duró desde el siglo XVI a mediados del siglo XIX. Cinco millones de esclavos procedentes de África desembarcaron en Brasil hace siglos, unas once veces más que en toda América del Norte. En 1888, Brasil se convirtió en el último estado de América en abolir la esclavitud. Sin embargo, y pesar de que la esclavitud como tal dejó de existir, la grave desigualdad social ha dado lugar a otro tipo de esclavitud "moderna" por la que se sigue explotando, traficando y abusando de personas y sometiendo, en definitiva, a la comunidad afrodescendente a las condiciones de vida más paupérrimas.

En un país donde la raza marca el estatus y, hasta la dignidad, la selección del esperma no es capricho ni tampoco anécdota. Que la compra de esperma de raza blanca haya aumentado la disparatada cifra del 2.500% es síntoma de un problema endémico de racismo y desigualdad social. Aún parece lejos de solucionarse.

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