La quimio no le hacía efecto así que probaron usar por primera vez una técnica revolucionaria con sus propias células. Lleva dos años sin rastro de tumores ni metástasis
Judy Perkins tenía 49 años y una cáncer de mama avanzado que se había extendido por su hígado y otras zonas. Le dieron tres años de vida. Apenas se movía porque un tumor le presiona un nervio y una ligera actividad despertaba el dolor.
Después de haber pasado por una terapia innovadora, que ha usado las propias células inmunes de la paciente para aniquilar las células cancerosas, Perkins lleva dos años libre de la enfermedad. Es la primera vez que una paciente ha sido curada en esta etapa avanzada con inmuterapia y no con quimio.
Aunque el éxito solo ha ocurrido de momento en un caso, el equipo del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU quiere comenzar ensayos clínicos para investigar su efectividad en el cáncer de mama y en otros.
El tratamiento consistió en sacar muestras de tumores de los tejidos de Perkins en busca de las mutaciones. Se centraron en unas mutaciones causadas por cuatro genes que liberaban unas proteínas dañinas. Luego, de esos mismos tejidos, sacaron linfocitos, las células inmunes, que por ser escasas o débiles no habían podido erradicar las metástasis.
Lo que hizo el equipo médico fue cultivar miles de millones de células inmunes en el laboratorio y después le inyectaron a Perkins 80 mil millones en zonas específicas de su cuerpo. Tras 42 semanas, la batalla que no se había podido ganar con tratamientos convencionales, la venció las propias células del cuerpo multiplicadas y combinadas con pembrolizumab, un fármaco estándar que fortalece al sistema inmune para atacar el cáncer.
"Había renunciado a mi trabajo y estaba planeando morir. Tenía una lista completa de cosas que tenía que hacer antes del final, como ir al Gran Cañón", dijo Perkins a The Guardian. "Ahora, he vuelto a la vida cotidiana normal".
El mundo de la medicina está en plena revolución. En otro estudio, esta vez de mujeres con cáncer de mama en estadios tempranos, se ha comprobado que se puede omitir el tratamiento tóxico de la quimio.
La investigación, llamada TAILORx y publicada en The New England Journal of Medicine, encontró que una prueba genética puede identificar a las mujeres que pueden no pasar por la quimio y tomar solo un medicamento que bloquea la hormona estrógeno.
Aunque la quimioterapia sirve para salvar vidas, los investigadores creen que han sobretratado, utilizándola en casos en los que podía ser prescindible. Estas mujeres candidatas a otros tratamientos podrían ahorrarse no solo la caída del cabello, también los efectos secundarios como los daños al corazón y a los tejidos que provoca la quimio.
“Los resultados indican que ahora podemos ahorrar quimioterapia en aproximadamente el 70% de las pacientes que serían posibles candidatas en función de las características clínicas", dijo el Dr. Joseph A. Sparano, principal autor del estudio, al New York Times.