"Golpe de Estado financiero": austeridad y populismo vuelven a la guerra en Italia
Las bolsas de todo el mundo se desplomaron ayer por la crisis política en Italia. Pero, ¿por qué los números están en rojo, nuevamente?
La cronología es la siguiente: el pasado 4 de marzo hubo elecciones generales y los resultados no fueron mayoritarios para ninguna de las fuerzas políticas que se presentaba. Sin embargo, la ultraderechista Legga Nord y el Movimento 5 Stelle fueron las formaciones más votadas. Aunque puede que estén en las antípodas ideológicas, ambos partidos comparten un fuerte euroescepticismo (que incluye la salida del euro e incluso la desconexión total de Italia con el resto de Europa) y posturas populistas. De esta forma, llegaron a ponerse de acuerdo para formar un gobierno donde estos ejes se verían reforzados.
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Después de varias negociaciones, el pasado domingo, Legga y 5 Stelle presentaron una propuesta de gabinete para formar Gobierno. Sin embargo, el presidente de la República, Sergio Mattarella, vetó el nombramiento de Paolo Savona como ministro de Economía. Mattarella fue elegido en 2015 por un Parlamento totalmente distinto al actual, en una elección totalmente paralela a los comicios generales. Savona, por su parte, es un declarado euroescéptico y podría acelerar los planes para salir del euro. Por eso Mattarella, en ejercicio de sus funciones (de modo extraordinario, eso sí), lo rechazó, imposibilitando que la Legga y 5 Stelle formasen Gobierno.
El siguiente paso que ha dado Mattarella para desbloquear la situación política del país ha sido encargar la formación de un Gobierno de transición al tecnócrata Carlo Cotarelli. Este es un exdirectivo del Fondo Monetario Internacional, institución en la que ha trabajado 30 años, y partidario a las políticas de austeridad. Con la mayoría de la cámara controlada por los populistas, rechazados, además, en su intento de formar Gobierno, es casi imposible que el la propuesta de Gobierno de Cotarelli obtenga el respaldo del Parlamento. Esto solo llevaría a postergar el problema a unas nuevas elecciones a principios de 2019, que se traduzcan en un referéndum por la salida de Italia del euro y de la UE.
Mattarella está en un callejón sin salida: bloquear un gobierno que impulse una agenda que conduzca al Italexit o postergar que ese gobierno se haga realidad en 2019. Toda esta incertidumbre y el futuro político nada alentador para una Italia estable dentro de la UE (justo lo contrario de lo que pretendía Mattarella) ha provocado la desconfianza y el miedo de los inversores, lo que, al mismo tiempo, ha causado la caída de las bolsas. La situación actual solo puede alargarse e ir empeorando en caso de que se convoquen nuevas elecciones, cuya previa será la de la retórica del referéndum.
Mattarella está en un callejón sin salida: bloquear un gobierno que impulse una agenda que conduzca al Italexit o postergar que ese gobierno se haga realidad en 2019
Los críticos con las decisiones de Mattarella, de hecho, tildan el encargo de formar un gobierno tecnócrata como "un golpe de Estado financiero" (como ha titulado el periódico Il Fatto Cotidiano) que solo puede acentuar las posiciones euroescépticas contra la burocracia que intenta permanecer dentro del marco económico de la UE. El líder del Movimento 5 Stelle, Luigi di Maio ha asegurado que es "inútil que se vote en Italia, dado que al final los gobiernos los deciden los lobbies financieros". Por su parte, Matteo Salvini, líder de la Legga, ha afirmado que "Italia no es una democracia porque no se respeta el voto popular". "Los poderes fuertes quieren una Italia esclava, pobre y precaria", ha añadido. La guerra está desatada, hasta el punto que, del lado de los burócratas, la agencia Moody's ha amenazado con bajar la calificación del país mientras los líderes políticos convocan a manifestaciones masivas.
La situación es especialmente alarmante, dado que Italia es la tercera economía del euro. La UE ha podido soportar la salida del Reino Unido no sin verse afectada en su credibilidad pero, en el caso de Italia, el desastre podría ser total dada su integración histórica en el proyecto europeo.
A las soluciones desesperadas de Mattarella para salvar el statu quo pro-europeo se junta la moción de censura que la oposición pretende aplicar a Mariano Rajoy en España. La iniciativa, impulsada por el PSOE a raíz de los casos de corrupción, presenta también un escenario político incierto en el país vecino, acentuando el miedo de los inversores a que se repita una crisis financiera en el sur de Europa como sucedió en 2012 por última vez. El escenario es propicio para que se repita una situación parecida, dado que, además, los bonos de la deuda griega a 10 años han subido hasta un 5% complicando su salida del plan de rescate que finaliza este agosto.