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Artículo Ejecutivos de la "central de carbón más limpia del mundo" ocultaron su fracaso Now

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Ejecutivos de la "central de carbón más limpia del mundo" ocultaron su fracaso

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La compañía Southern Co. recibió numerosas inversiones y apoyo de las administraciones de Obama y Trump, aunque poseía información de que sería inviable

PlayGround

02 Marzo 2018 17:49

Durante años, la compañía energética estadounidense Southern Co. anunció a bombo y platillo la construcción de la central de carbón "más limpia del mundo" en el condado de Kemper, Mississipi. Southern Co. vendía que la planta abriría la puerta a una nueva generación de centrales: las que siguen quemando carbón pero retienen las emisiones de CO2. Es la utopía del futuro para los siguen defiendo el carbón.

En vez de escepticismo, Southern Co. recibió numerosas inversiones y el apoyo de figuras en la administración de Obama y posteriormente Trump. Ha sido la planta más cara de la historia de EEUU, con 7,5 mil millones de dólares. El actual presidente incluso describió como "hermoso" la idea de "carbón limpio" en su discurso del Estado de la Unión este año.

Miles de documentos internos de la empresa, a los que ha tenido acceso The Guardian, revelan que ejecutivos de Southern Co. conocían que el proyecto en Kemper sería un fracaso cinco años antes de que se abandonara el proyecto en 2017 y ocultó la información para continuar recibiendo inversiones. El año pasado, Southern Co. dio carpetazo y expresó que cambiaba de rumbo y que operaría como una planta de gas natural.

Los científicos han resaltado que la captura de las emisiones de combustibles fósiles requiere equipos costosos. Sin embargo, The Guardian explica que durante todo el tiempo la planta en Kemper, un condado de bajos ingresos, "se comercializó como prueba de que la tecnología del carbón limpio tenía sentido desde el punto de vista económico".

Según desvela el medio, un alto ejecutivo mostró dudas de la viabilidad en 2010. Dos años más tarde, la compañía supo que superaría los límites presupuestarios pero escondió los datos en un momento en que las autoridades podían decidir si cancelar el proyecto. El CEO de la compañía, Tom Fanning, afirmó a los inversionistas que todo estaba en orden.

En 2013, Fanning anunció la construcción de la gran cúpula que retenía las emisiones como muestra de los avances. Lo cierto es que meses antes se apreciaron evidencias de que iba a derrumbarse. Más tarde, se creó un gran agujero en el techo.

Southern Co. habría recibido 380 millones de dólares del Departamento de Energía con la condición de generar electricidad barata. The Guardian muestra dudas de que vaya a haber presión para que devuelta el dinero. Rick Perry, el político republicano, se ha referido a Fanning en alguna ocasión como un "viejo amigo". El fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, tuvo a Southern como uno de sus principales donantes para su carrera.

La compañía recibió dinero para otro megaproyecto en Georgia el pasado septiembre a pesar de ya contaba con retrasos y sobrecostes. La Comisión de Bolsa y Valores (SEC, en inglés) igonoró a finales de año las acusaciones de la mala conducta de la compañía sin interponerle ninguna sanción.

Los vínculos políticos y judiciales podrían salvar a Southern Co. de devolver la ruina con dinero público. Pero sobre todo la revelación del fracaso de Kemper pone en cuestión la lucha contra el cambio climático de EEUU, hasta ahora centrada en tecnología que capture el CO2 en lugar de apostar por las energías limpias.

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