2018 no ha sido un buen año para la demografía española. Han muerto más personas y ha habido menos nacimientos, lo que significa que el crecimiento vegetativo es negativo, con un -46.590 récord. No se registraban estas cifras desde el año 1941.
Concretamente, en la primera mitad de 2018 hubo 179.794 nacimientos en España, un 5,8% más bajo que el año anterior, y 226.384 fallecimientos. En todas las comunidades autónomas se han registrado menos nacimientos, especialmente en La Rioja (-13,7%), Extremadura (-10,3%) y Cantabria (-7,8%). Las mayores cantidades de muertes han ocurrido en Canarias (10,2%), Andalucía (5,3%) y Cantabria (5,1%). Se sospecha que el virus de la gripe pueda estar relacionado con el fallecimiento de personas mayores.
El Instituto Nacional de Estadística publicaba estas cifras, correspondientes a la primera mitad de este año, que ofrecen varias lecturas a este crecimiento vegetativo negativo, que comenzó en 2015 y se prevé que se repita en los próximos años.
La primera, es que la población española sigue envejeciendo. La pirámide de población se estrecha por abajo, donde se registra la población joven, y se ensancha por arriba, que corresponde a la población jubilada. Esto implica que se ejerce mayor presión sobre los jóvenes trabajadores.
Desde 1981, la natalidad en España está en por debajo de 2,1 bebés por mujer, la mínima para garantizar el reemplazo generacional. Actualmente, es de 1,3,. En 2017, la media en la que las mujeres tenían su primer hijo fue a los 32,1 años, el máximo histórico español. Y, según los demógrafos, este hecho es uno de los factores que está reduciendo la natalidad.
Pero, según Diego Ramiro, jefe del Departamento de Población del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD-CSIC), estas cifras también se explican en la generación de mujeres nacidas a partir de 1978: “es una generación corta”, es decir, con pocos nacimientos.
Otra lectura que ofrecen estos datos, teniendo en cuenta el momento histórico actual, es que la crisis económica ha repercutido negativamente en el número de nacimientos entre los españoles. Según estudios del CSIC, la crisis económica redujo mucho más los nacimientos entre trabajadores temporales y parados que entre los asalariados con contratos fijos.
Pese a todo, la población de España, de unos 46,6 millones, sigue creciendo gracias a la inmigración, que ha aumentó a un ritmo alto entre 2000 y 2010. El máximo de natalidad en los últimos 30 años fue en ese período, en el año 2008, con 519.779 nacimientos. A partir de entonces, la se ha ido reduciendo entre un 3% y un 5% cada año, cuenta Daniel Devolder, del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, para El País.
De hecho, las mujeres migrantes han colaborado este año a la natalidad igual que el año pasado: uno de cada cinco bebés nacidos en España en la primera mitad de 2018 fue hijo de una madre extranjera; el descenso se ha debido a las mujeres españolas. Así, en esa década, se mejoró el balance vegetativo, pero ahora que la inmigración ha descendido, resulta insuficiente para compensar la mortalidad.