El super CEO que salvó a Nissan y luego evadió decenas de millones acaba de ser arrestado en Japón
Había llegado a lo más alto del mundo empresarial, a presidir la corporación automovilística más grande del planeta formada por Nissan, Mitsubishi y Renault. Pero le pudo demasiado la ambición. El super CEO franco-brasileño Carlos Ghosn, de 64 años, ha sido detenido esta semana en el aeropuerto de Haneda, Japón, después de que una de las compañías que dirigía, Nissan, diese el chivatazo a la Fiscalía.
La denuncia de la firma japonesa viene después de conocer los resultados de una investigación interna que ha confirmado las peores sospechas: Ghosn había declarado al regulador bursátil japonés retribuciones muy inferiores a las que percibía, de tal forma que evadió hasta 44 millones de dólares desde el año 2011. También había destinado fondos de la corporación a fines personales. La investigación se inició a raíz de comentarios de altos ejecutivos que sospechaban de las actividades de Ghosn y de Greg Kelly, uno de sus más cercanos colaboradores.
Solo en 2017, Ghosn había obtenido un salario de 17 millones de dólares (8,5 de Renault, 6,5 de Nissan y dos de Mitsubishi). Su retribución levantó una fuerte oposición dentro del Consejo de Administración de Renault y solo se concretó cuando decidió bajárselo un 20%. Todos los detalles sobre la actividad fraudulenta los ofreció Hiroto Saikawa, consejero delegado de Nissan por debajo de Ghosn, quien era presidente. Saikawa ha dicho en rueda de prensa que fue él quien encargó la investigación y quien, después de conocerse los resultados, alertó a la Fiscalía.
La detención del alto ejecutivo ha provocado un terremoto en la industria mundial del automóvil. Las diferentes filiales de la corporación han caído fuertemente en bolsa. Renault lo hizo 9 puntos en París, mientras que Nissan cayó 6 puntos en Wall Street. Ghosn representaba un pilar de confianza para los inversores y era una figura indiscutible en lo más alto de uno de los sectores industriales que más dinero mueve del mundo. El alto ejecutivo llegó a Nissan procedente de Renault cuando la firma francesa se hizo con una participación de la compañía nipona en 1999. Fue ascendido a Consejero Delegado de la misma en 2001 y protagonizó, en las últimas dos décadas, una recuperación sin precedentes: Nissan pasó de la bancarrota a ser una empresa nuevamente viable.
Bajo el mandato de Ghosn se fraguó la alianza más grande de la industria del automóvil cuando al grupo se incorporó otro gigante del motor japonés como Mitsubishi en el año 2016. Previamente a esta fusión, Nissan y Renault sellaron una alianza global que iba mucho más allá de una participación en la propiedad de la empresa. Los buenos números del conglomerado y su buena gestión en un momento de incertidumbre para una industria que se enfrenta a la transición eléctrica nunca hicieron sospechar de sus actividades ilícitas.
Ghosn, perteneciente a una saga de empresarios de ascendencia libanesa, nació en Brasil y fue criado en Francia. Allí obtuvo su primer empleo en la empresa de neumáticos Michelin, de donde pasó a Renault y posteriormente a Nissan. Las primeras reacciones en los consejos de las empresas del grupo han sido de decepción, aunque no se valora por el momento que se rompa la alianza de las tres grandes marcas, mientras buscan a un sustituto que pueda proseguir con el negocio después de esta crisis.
