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Reportaje Harvey, Irma, Katrina, Orphelia: ¿Qué tienen que ver con el cambio climático? Now

Reportaje

Harvey, Irma, Katrina, Orphelia: ¿Qué tienen que ver con el cambio climático?

23 Septiembre 2018 17:37

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A mediados o finales de este siglo podría ser que los ciclones llegasen a velocidades que nunca se han visto hasta ahora

Mientras el tifón más potente de los últimos 25 años golpeaba Japón, 245.000 senegaleses se quedaban sin alimentos por culpa de la sequía al otro lado del globo; un contraste que indica que el planeta no está en sus mejores condiciones.

Los primeros síntomas de su enfermedad, según coinciden algunos meteorólogos, se reflejan en la formación de los superciclones, huracanes y tifones, términos con el mismo significado cuya nomenclatura distingue el lugar donde se originan: Huracán cuando se forma en el Atlántico norte, en el Caribe y en nororiental del Pacífico; ciclón para el océano Índico sureste y suroeste del Pacífico; y tifón cuando se genera en el Índico y en el mar del Japón.

Estos sistemas tormentosos pueden alcanzar vientos de más de 200km/h y succionar cualquier construcción costera o ser humano que se encuentren en su paso. Las imágenes registradas son más propias de películas distópicas y catastrofistas de ciencia ficción, pero la realidad es que el planeta enferma cada vez más deprisa.

¿Qué tiene que ver la violencia de los huracanes con el cambio climático?

La pregunta que ronda en boca de muchos es si la formación de huracanes violentos recientes, como el Irma o el Harvey, es consecuencia del calentamiento global. Para Manuel de Castro Muñoz la respuesta es un sí contundente. El catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha fue unos de los científicos seleccionados por la ONU para elaborar un informe sobre el cambio climático, documento clave para la toma de decisiones de futuro a nivel internacional.

Hay dos factores que, según Castro, hacen que los ciclones sean cada vez más agresivos. El primero es el aumento de la temperatura de los océanos cuya agua se evapora más fácilmente. El segundo, el calentamiento de la atmósfera.

El catedrático asegura que esta agua vaporizada se libera en forma de energía. Así que si hay más vapor de agua en la atmósfera, los ciclones tropicales tienen más combustible y son más intensos. La mayoría de ellos se generan en los trópicos, porque es donde la temperatura del agua -mínimo a 27 grados de media- y la del aire son más altas, y no se forman vientos intensos en altura.

De hecho, un grupo de expertos sobre el Cambio Climático organizado por la ONU reveló que por cada 2 grados centígrados que aumente la temperatura del mar, la intensidad del ciclón puede llegar a aumentar un 10%.

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Otro factor que afecta a su virulencia de forma directa es el deshielo de los polos. “Si el nivel del mar sube, las olas podrán penetrar más tierra adentro y podría producir más daños”, aclara Toni Barrera-Escoda, meteorólogo y doctor en Física. Y aunque estamos hablando de un aumento medio de 14 centímetros del nivel del mar durante el último siglo, a la larga las consecuencias pueden ser devastadoras.

Los datos no son triviales. Si cogemos la lista de los 10 huracanes más intensos del Atlántico Norte veremos que solo tres son anteriores a los años 90, cinco de ellos ocurrieron en los últimos 14 años y dos, el año pasado.

“Hay dos factores que hacen que los ciclones sean cada vez más agresivos. El primero es el aumento de la temperatura de los océanos y el segundo, el calentamiento de la atmósfera”.

El pronóstico tampoco parece nada esperanzador. Si mañana mismo toda la humanidad dejara de emitir gases de efecto invernadero, el calentamiento seguiría durante varias decenas de años. Aunque empezaría a bajar muy lentamente, pero para llegar a una situación pre-industrial tardaría siglos.

Supongamos ahora que en los próximos años la humanidad sigue emitiendo el mismo nivel de gases que ahora, ¿qué ocurriría? Los estudios afirman que hay razones para las que debemos preocuparnos: habrá menos ciclones pero los que se produzcan serán más destructivos. Los huracanes de categoría 4 y 5 —en una escala en la que el 5 es el máximo— serán más intensos en las próximas décadas y los más devastadores se situarán en EEUU y el Atlántico. Incluso se especula que en un futuro se podría llegar a crear un nivel 6 en la escala de Saffir-Simpson. “No ahora, pero a mediados o finales de este siglo podría ser que los ciclones llegasen a velocidades que nunca se han visto hasta ahora”, predice Barrera.

Castro advierte que “al ser más intensos tienen más tiempo de vida y en un futuro podrían abarcar más extensión, llegando a alcanzar latitudes fuera de los trópicos. Ya hemos visto que restos de ciclones tropicales han llegado a España, Gran Bretaña incluso hace 3 años llegaron a Nueva York”.

Los estudios afirman que hay razones para las que debemos preocuparnos: habrá menos ciclones pero los que se produzcan serán más destructivos.

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