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Sábado. 17:51 de la tarde en Venezuela. La emisión de la cadena de radio y televisión bolivariana se corta de inmediato. El presidente Nicolás Maduro se encontraba hablando en ese momento en un acto de conmemoración de los 81 años de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). No le da tiempo a acabar la frase cuando, de golpe, se escucha el ruido de una primera explosión. Al cabo de unos minutos, se oye una segunda explosión. Los soldados rompen filas. Se corta la emisión.
En cuestión de pocos segundos, según las imágenes captadas por Ruptly, se puede observar cómo los guardaespaldas de Maduro activan unas placas antibalas para proteger al presidente. Maduro es desalojado rápidamente del lugar.
¿Es un atentado?
Al cabo de unas horas, según la crónica de El País, el presidente Maduro asegura en un discurso público que se trataría de un atentado contra él a través de unos sicarios. Maduro lanza la primera acusación.
Según Maduro, la orden del atentado la habría emitido Juan Manuel Santos, el actual presidente de Colombia. Maduro se mostró seguro:
"Hemos despejado la situación en tiempo récord, y se trata de un atentado para matarme, han intentado asesinarme el día de hoy y no tengo duda que todo apunta a la derecha, a la ultraderecha venezolana en alianza con la ultraderecha colombiana y que el nombre de Juan Manuel Santos está detrás de este atentado, no tengo dudas".
Las explosiones han causado, según EFE, 7 heridos, 3 de ellos graves.
“La acusación carece de base”
En el otro lado, el Gobierno de Colombia no tarda en responder a esta acusación —una acusación insólita y que pone en relieve la hostilidad manifiesta entre los dos Gobiernos—. El Gobierno de Colombia niega su implicación en el atentado porque, dicen, el presidente “está ocupado en el bautizo de su nieta y no en tumbar gobiernos extranjeros”.
Según el ministro de Información de Venezuela, Jorge Rodríguez, el atentado se produjo con drones cargados con C4, un explosivo letal. Esa fue la primera versión ofrecida a los medios. Sin embargo, posteriormente, fuentes anónimas de los bomberos aseguran que las explosiones habrían sido causadas por la explosión de dos bombonas de gas en un edificio cercano al acto, en la avenida Este 12. Esta hipótesis fue descartada al confirmarse que las explosiones habían tenido lugar en el exterior, y no en un interior.
Las autoridades confirmaron, entonces, la teoría de los drones.
Soldados de franelas
Siete personas implicadas en los hechos fueron detenidas, según informa EFE. La información que se conoce hasta ahora es que los presuntos autores confesaron la autoría del atentado a través de Twitter. El grupo, autodenominado “Soldados de franelas”, se describen como “militares y civiles patriotas leales al pueblo de Venezuela”. El atentado quedó enmarcado en la Operación Fénix, título asignado también por este mismo grupo.
El grupo defiende en su biografía de Twitter que se “tapan las caras para darse a conocer” y que luchan “contra el régimen que les oprime”. También postearon en redes sociales las armas utilizadas para el atentado —drones cargados con explosivos— y advirtieron que, pese a que el atentado se vio frustrado, volverán a intentarlo. “Es cuestión de tiempo”, reza el tuit.
La operación era sobrevolar 2 drones cargados con C4 el objetivo el palco presidencial, francotiradores de la guardia de honor derribaron los drones antes de llegar al objetivo.
Demostramos que son vulnerables, no se logró hoy pero es cuestión de tiempo. #MilitaresPatriotaspic.twitter.com/eFuUTR3eYw
La misma noche del sábado, este grupo rebelde presuntamente habría enviado un comunicado a la periodista Patricia Poleo, fuerte opositora de Maduro y residente en Estados Unidos. Poleo leyó el texto y lo subió a su canal de Youtube:
"Si la finalidad de un gobierno es el logro de la mayor suma de felicidad posible no podemos tolerar que la población sufra hambre, que los enfermos no tengan medicamentos, que la moneda no tenga valor, que el sistema educativo ni eduque ni enseñe, sólo adoctrinando el comunismo".
El atentado contra Maduro se produce en un momento en el que la inflación alcanza en el país su cota más alta, que según el FMI alcanzará el 1.000.000% para finales de este año. El país atraviesa una severa crisis económica en la que escasean productos, los servicios públicos están desatendidos y las familias a duras penas llegan a final de mes.