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No sabemos el verdadero coste de la maternidad, hasta que ya es muy tarde

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Imagen por Rawpixel
 

Tener hijos sale cada vez más caro para una mujer y la consecuencia no es solo la brecha salarial

A.P.G.

25 Septiembre 2018 15:01

Las mujeres llenamos las aulas, las facultades. Somos más en las academias de idiomas, en la universidad y en los cursos de formación. Sin embargo, pese a estar más formadas, nuestras tasas de paro son más elevadas, nuestros empleos más precarios y seguimos percibiendo en torno a un 20% menos de salario por el mismo trabajo que realizan los hombres. Esto sucede sin distinción en todos los países.

¿Pero qué explica la brecha salarial? Recientes estudios parecen tenerlo bastante claro: la brecha salarial son, sobre todo, los hijos. Anteriormente, la brecha salarial se explicaba, en parte, por el desigual acceso a formación entre hombres y mujeres. Pero esta dinámica ha cambiado para siempre. Las mujeres tenemos formación de sobra, el problema viene después del primer hijo.

Un estudio de la Universidad de Copenhague de 2017 vino a constatar estas sospechas: efectivamente las mujeres pierden un 20% de su sueldo después de tener a su primer hijo. La paternidad, en cambio, no altera de forma significativa la carrera ni la nómina de ellos para los que todo sigue exactamente igual.

¿El inesperado coste de la maternidad?

Otro estudio realizado por el Centro de Investigación de Política Económica, firmado por las autoras Ilyana Kuziemko, Jessica Pan, Jenny Shen, Ebonya Washington, este mes de septiembre profundiza en este mismo hecho: la maternidad —o mejor dicho los “inesperados costes de la misma”— también son una posible razón al estancamiento de las mujeres en el mundo laboral. El estudio (Women's anticipation of the employment effects of motherhood: Evidence and implications) revela, en primer lugar, que el volumen de mujeres empleadas entre 25 y 54 años es muy similar al de 1995. Este dato sorprende porque la inserción de las mujeres podría presuponerse más alta (por algo está más formadas e invierten más en su propia educación). Pero no es así.

El estudio da algunas pistas de este posible desfase: en primer lugar, una mala anticipación de los costes de la maternidad. Las mujeres, apunta el estudio, estamos subestimando los costos de la maternidad durante nuestra época de formación, pero a la hora de dar a la luz nos damos de bruces con la realidad. La maternidad tiene un coste alto para nosotras y eso se suma a que la implicación por parte de ellos no es la esperada. Por eso, muchas mujeres acaban dejando el trabajo, según explica el estudio, “aunque eso no estaba previsto en sus planes”.

La “sorpresa” es mayor, sugieren los datos, en las mujeres con carreras universitarias. Es a la hora de tener hijos cuando se produce un cambio en la mentalidad: el 70% de las mujeres manifiestan posturas “antitrabajo”, esto es, tienden hacia posiciones más conservadoras. Incluso aunque ellas nunca fueron así. Si antes de empezar la carrera, las mujeres “no se veían como amas de casa”, a medida que pasan los años “lo ven” como una opción más real.

Por otro lado, el estudio también apunta otro hecho relevante. Los costes de la maternidad han aumentado en comparación a otras épocas. Esto significa que la crianza de los hijos cada vez exige más... a las mujeres. Según el estudio, el costo del cuidado infantil ha aumentado un 65% desde principios de la década de 1980. Esto se debe en parte a que las mujeres sienten más presión a la hora de realizar esos cuidados, por ejemplo, a la hora de amamantar o realizar actividades enriquecedoras o vigilar al bebé. Durante gran parte del siglo XX el coste de la maternidad se redujo gracias a avances como el lavavajillas, la leche de fórmula o las píldoras anticonceptivas.

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