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Nos lo jugamos todo

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Hoy es el día de salir a gritar en un nuevo ‘Fridays For Future’ que movilizará a jóvenes de 1.500 ciudades de 114 países

Gemma Cuadrado

24 Mayo 2019 13:38

Hoy es el día de volver a gritar. Por la salud del planeta. En vísperas de las elecciones al Parlamento Europeo, millones de jóvenes de todo el mundo volverán a tomar las calles en un nuevo Fridays For Future para exigir a los políticos acciones climáticas reales e inminentes.

1.429 ciudades de 114 países acogerán movilizaciones.

No hay tiempo para excusas

“Dado que nuestros líderes se están comportando como niños, nosotros asumiremos la responsabilidad que deberían haber asumido hace mucho tiempo”, dijo Great Thunberg en Katowice, Polonia, frente al secretario general de la ONU.

Thunberg tiene hoy dieciséis años y es la voz de una generación que nunca tuvo un espacio en la política. A finales del pasado agosto, la joven activista se plantó durante tres semanas frente al Parlamento de Suecia para pedirle a su Gobierno el cumplimiento del Acuerdo Climático de París. Había iniciado su ‘huelga climática’. En septiembre decidió cambiar de estrategia y empezó a faltar a clases todos los viernes para manifestarse. Otros siguieron su ejemplo. Nacieron los Fridays For Future. La Juventud por el clima.

Cada viernes, miles de niños como Greta quedan delante de los ayuntamientos de sus ciudades para gritar proclamas y conspirar entre ellos. Su demanda es clara y meridiana: que los adultos despierten ante la grave crisis medio ambiental.

El pasado 15 de marzo la huelga estudiantil se volvió mundial. Jóvenes de más de 89 países de los 7 continentes faltaron a clase para apoyar el llamado "15M del clima". Hoy la cita se repite.

Thunberg lo tiene claro: “No quiero que tengas esperanza, quiero que entres en pánico. Quiero que sientas el miedo que siento yo todos los días. Y después quiero que actúes”.

¿Qué nos jugamos?

La situación que vive el planeta es alarmante. Los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera han alcanzado el punto más alto en la historia de la humanidad con una cifra récord de 415 partes por millón, mucho más que en cualquier otro momento de los últimos 800 mil años.

La desforestación y la desertización son problemas cada vez más acuciantes. El ser humano extrae más material del planeta (60.000 millones de toneladas) de lo que sedimentan sus ríos, y tres cuartas partes del suelo han sido ya intervenidas por él. El nivel del mar subió entre 10 y 20 centímetros durante el siglo XX y si continúa así hará desaparecer islas y ciudades enteras, además de reducir severamente las reservas de agua dulce del planeta.

Por culpa de los cambios ambientales, una de cada ocho especies animales y vegetales está en peligro de extinción y los expertos, alarmados por la pérdida de biodiversidad, ya hablan de “la sexta extinción masiva”.

Los países de la Unión Europea han firmado el primer conjunto de medidas climáticas que establece tres grandes objetivos para 2020: una reducción del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero, un incremento de al menos un 20% en la proporción de energías renovables y un aumento del 20% en la eficiencia energética. La UE también le ha declarado la guerra al plástico y a partir de 2021 estará terminantemente prohibido emplearlo en productos de usar y tirar como platos, envases o pajitas para beber.

Son medidas en la dirección adecuada. Pero casi todos los expertos coinciden en señalar que esto no es suficiente.

“No se puede confiar la preservación de la vida en la Tierra a quienes gobiernan y dan forma al discurso público. No hay una autoridad benigna que nos proteja del daño. Nadie vendrá a salvarnos. Ninguno de nosotros puede evitar justificadamente la llamada a unirnos para salvarnos”, escribía el activista George Mombiot hace pocas semanas en una impetuosa columna para The Guardian. El tiempo para las excusas ha terminado, añadía. Solo la movilización social masiva será capaz de forzar una respuesta política.


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