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Un vídeo destapa prácticas brutales de maltrato animal en un laboratorio alemán

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Las autoridades advierten que “no todas las imágenes que el público percibe como crueles suponen violaciones legales”

PlayGround

18 Octubre 2019 14:51

Monos amarrados por el cuello y obligados a girar descontroladamente sobre sí mismos, perros tirados en el suelo de una jaula ensangrentada y gatos a los que se les saca sangre 13 veces al día. El vídeo que han difundido las organizaciones protectoras de animales Soko y Cruelty Free no es que hiera sensibilidades, es que es completamente espeluznante.

Las imágenes fueron registradas de forma encubierta en el laboratorio de Farmacología y Toxicología (LPT) de Mienenbüttel, cerca de Hamburgo, donde se experimenta y testa sobre animales toda clase de productos químicos y farmacéuticos. A raíz de las denuncias, la fiscalía alemana ha abierto una investigación sobre el caso que ha destapado el periódico Süddeutsche Zeitung.

Durante ocho meses, desde diciembre de 2018 hasta abril de 2019, un infiltrado se hizo pasar por un trabajador del laboratorio para grabar la brutal situación en la que viven estos animales. Además de violencia totalmente injustificada, las autoridades veterinarias de Hamburgo han señalado en un comunicado que las imágenes muestran “considerables deficiencias” en las ainstalaciones del laboratorio.

Desde 2015 se realizaron nueve inspecciones, siete de ellas sin previo aviso. En la más reciente, y tras conocer la existencia del vídeo, las autoridades encontraron a 44 monos en jaulas que medían en torno a un metro cúbico. Las autoridades aseguraron entonces que esas jaulas infringen “un sufrimiento considerable y a largo plazo”, incluso teniendo en cuenta que en ese momento no estaban siendo sometidos a ningún experimento.

”Es impensable que esto esté sucediendo en un país que tiene la protección animal en su constitución”, dijo Friedrich Mülln de la organización animalista Soko. “Hacemos un llamamiento al gobierno alemán para que tome medidas inmediatas para cerrar LPT y poner fin a estas pruebas de envenenamiento crueles y anticuadas”.

¿Suponen estas prácticas un delito?

La directiva europea 2010/63 relativa a la protección de los animales utilizados para fines científicos establece que estos "deben disponer de un espacio de la complejidad suficiente para permitirles expresar una amplia gama de comportamientos normales”. Para los monos apunta que sus jaulas deben tener "un mínimo de 1,8 metros cúbicos" y añade que "todos los animales, excepto los que sean naturalmente solitarios, deben alojarse en grupos estables de individuos compatibles”.

El año pasado, la Comisión Europea ya abrió un procedimiento de infracción contra Alemania por deficiencias en el cumplimiento de esta directiva. Sin embargo, las autoridades han advertido que “no todas las imágenes que el público correctamente percibe como crueles pueden suponer violaciones legales”.

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Las autoridades han advertido que “no todas las imágenes que el público correctamente percibe como crueles pueden suponer violaciones legales”.

Fuentes de la oficina de Protección del Consumidor y Seguridad Alimentaria (LAVES) han explicado que este laboratorio alemán lleva a cabo experimentos con animales tal y como exige la ley en el proceso de aprobación de medicamentos. De hecho, han asegurado que en las inspecciones anteriores encontraron unos 250 monos, 200 perros y 50 gatos “en un estado general que no es objetable”. Aún así, la oficina presentó una demanda tras conocer las sospechas de delitos penales, además de suspender la concesión de nuevos permisos hasta conocer el resultado de la investigación.

Lamentablemente, parece que la forma de operar en el laboratorio de Hamburgo es muy similar a la de otros centros en los que se experimenta con animales, según ha señalado Katy Taylor, directora de ciencia y regulación de Cruelty Free. “Este laboratorio no es el único, lo que pasa es que la gente no sabe cómo funcionan estos sitios porque son muy poco transparentes”. Aunque ha añadido que “la manera en la que manejaban a los animales era especialmente brusca".

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Los activistas han explicado que las pruebas que se realizan en estos centros se basan en envenenar a los animales para determinar la dosis adecuada de una sustancia química determinada. "Los efectos tóxicos pueden ser muy graves e incluyen vómitos, hemorragias internas, dificultad respiratoria, fiebre, pérdida de peso, letargo, problemas de la piel, insuficiencia orgánica e incluso la muerte". Además, "no se les proporcionan anestésicos ni alivio del dolor”.

"Solicitamos una revisión exhaustiva del uso de animales en las pruebas de toxicidad en Europa. Cada investigación, sin falta, muestra una historia similar de miseria y de desprecio de la ley”, añadió Michelle Thew, directora ejecutiva de Cruelty Free.

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