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Artículo "Había personas que me llamaban negrata y venían a los partidos disfrazadas de mono" Sports

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"Había personas que me llamaban negrata y venían a los partidos disfrazadas de mono"

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Palabra de Jaylen Brown, el jugador "demasiado inteligente" que no debería jugar en la NBA por su propio bien

Omar Naboulsi

10 Enero 2018 17:42

"Tenemos dos peces jóvenes nadando en una dirección y un pez más viejo nadando en la otra dirección. Se cruzan y el pez más viejo dice: '¿Qué pasa chicos, cómo está el agua?' Los dos peces más jóvenes se dan la vuelta y miran al pez más sabio y preguntan: '¿Qué es el agua?'. Nunca habían reconocido que ese es el medio donde viven. Se necesita a alguien especial como Martin Luther King para ver cómo has encajado en el sistema en toda tu vida".

Así es como Jaylen Brown empieza a hablar del racismo en los EEUU, tirando de una parábola que ya había utilizado el escritor Foster Wallace 3 años antes de morir.

Con tantas referencias, uno se hace a la idea de que Brown no es un deportista al uso. Este anotador de 21 años de los Boston Celtics es crítico con el sistema político norteamericano y está en contra de la idea de que los deportistas no son inteligentes o que no se cultiven fuera de las pistas.

Él estudia árabe y español, fue capitán del equipo de ajedrez de su instituto y ha aprendido a tocar el piano y la guitarra acústica. En sus ratos libres también sube vídeos sobre su día a día en YouTube.

Antes de que los Celtics lo escogieran en el Núm. 3 del Draft de 2016, las franquicias ya sabían de su conciencia política. De hecho, un ejecutivo de la NBA le sugirió que era "demasiado inteligente" para la liga y que quizá no debería jugar en ella por su propio bien.

Un eufemismo como cualquier otro para decirle que con sus ideas sería un jugador problemático para los mandamases de una competición jugada por jóvenes negros pero dirigida por blancos.

Quizá esa brecha entre jugadores y dirigentes sea la razón por la que no tiene agente, se representa a sí mismo.

"El racismo definitivamente todavía existe en el sur", dice Brown en una entrevista en The Guardian, aprovechando su visita a Londres para jugar contra los Sixers mañana. "Lo he experimentado a través del baloncesto. He estado con personas que me llamaban negrata -'nigger'-. Venían a los partidos disfrazados de mono y con una camiseta encima. Otros venían con la cara pintada de negro, y algunos tiraban plátanos desde las gradas", explica sobre su adolescencia en un instituto de Georgia.

"Por supuesto que el racismo ha cambiado mucho y mis oportunidades son mucho mayores de lo que hubieran sido hace 50 años. Algunas personas piensan que se ha disipado o que ya no existe, pero está escondido en lugares más estratégicos. Tienes menos gente que te viene a la cara y te dice ciertas cosas, en cambio Trump ha hecho que sea mucho más aceptable que los racistas expresen lo que piensan".

Brown también explica cómo se dio cuenta del racismo institucional y otras formas de discriminación menos visibles durante su único año en la universidad antes de entrar en la NBA.

"Cuando crecí y fui a la Universidad de California -Berkeley-, aprendí sobre un racismo más sutil y cómo se filtra en nuestro sistema educativo a través del seguimiento, los planes de estudio ocultos, la estratificación social y cosas de las que no tenía idea antes. Estaba realmente conmovido porque una de las formas más sutiles pero agresivas de racismo es a través de nuestro sistema educativo", asegura el alero de Georgia, que en ese curso le dio tiempo a escribir un ensayo sobre cómo el deporte institucionalizado tiene un impacto en la educación.

En la entrevista no dejó pasar la oportunidad de hablar sobre la figura de Colin Kaepernick.

"Fue pacífico y tuvo éxito. Hizo a la gente pensar. Hizo que la gente se enfadara. Hizo que la gente quisiera hablar. A menudo, todos se sienten cómodos con su papel en la vida y se olvidan de las personas que se sienten incómodas. Entonces, para Colin arriesgar su carrera y sacrificarse, fue increíble. Colin estaba harto de la brutalidad policial y el racismo puro. Él habla por muchas personas en este país, incluyéndome a mí", dice Brown, convencido de que los equipos ya no fichan al quarterback por miedo a tener un jugador que se salga de la absoluta corrección política.

"La realidad es que los deportes son un mecanismo de control. Si las personas no tuvieran deportes, estarían mucho más decepcionadas con su papel en la sociedad. Habría mucho más enfado o estrés sobre la injusticia de la pobreza y el hambre. El deporte es una forma de canalizar nuestra energía hacia algo positivo. Sin deportes, ¿quién sabe qué harían la mitad de estos niños?", reflexiona Brown.

Aparte de su gran rendimiento sobre la cancha -ha multiplicado sus números en su segundo año en la liga, siendo titular en uno de los aspirantes al anillo de campeón-, Brown tuvo mucho protagonismo en los medios el pasado noviembre por el suicidio de su mejor amigo, Trevin Steede.

La madre de Trevin fue la encargada de llamarle y darle la noticia. Su primera reacción fue llamar a su entrenador y decirle que no iba a jugar el próximo partido, pero lo meditó y se enfrentó a los Golden State Warriors al día siguiente.

Los Celtics ganaron y Brown metió 22 puntos, su mejor anotación en la NBA hasta ese momento. El partido siguiente lo jugó contra los Hawks en Atlanta, donde vive la familia de Steede, y metió 27.

No pudo rendirle mejor homenaje.

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