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A Zidane ya solo le queda París

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El puesto del francés puede tener fecha de caducidad. Todo dependerá de si consigue matar al monstruo del final de pantalla, pero el muñeco madridista llega con poca vida a la eliminatoria contra el PSG

I.P.

25 Enero 2018 11:57

Vaya por delante el fantástico lustro que lleva Asier Garitano y su Leganés. Cogió al equipo en 2ªB, siendo el quinto en importancia de una comunidad autónoma sobrerrepresentada en el fútbol de élite en los últimos años y ahora el Lega es uno de los equipos más sólidos de toda la liga, llegando en octubre pasado a ser el menos goleado de Europa junto al Barça.

Para cualquiera que sepa lo anterior, que siga la Liga, que conozca las dinámicas de rotaciones en la Copa y que sea consciente del año errático del Madrid no debería ser tanta sorpresa que anoche el equipo pepinero eliminase a los blancos en el Bernabéu. Este año el Madrid no ha ganado ninguno de los tres partidos de Copa que ha jugado en su casa, ni el de ayer ni contra el Fuenlabrada y el Numancia.

La historia se escribe desde el lado de los vencedores y los titulares de prensa deportiva desde el lado del Madrid o el Barça. Por eso hoy se habla de autodestrucción, de ridículo y del puesto de Zidane.

En el Madrid, por ansiedad literaturizada como grandeza, solo vale ganar. Y este año pinta negro. A 19 puntos del Barça y fuera de la Copa, ya solo le queda la Champions. Lo único, dirán algunos, la competición donde el Madrid se transforma en una trituradora. Sí, pero viene el Paris Saint-Germain. La urgencia del Madrid es una broma comparada con la que tienen los de la nueva capital del capital del fútbol moderno, donde todo lo que no sea levantar la Champions en junio en Kiev será un fracaso. La cita con los franceses en el Bernabéu es el 14 de febrero, el mismo día en que celebraron San Valentín el año pasado metiéndole un 4-0 al Barcelona. En la vuelta recibió 6, pero ahí no estaban Neymar ni Mbappé aún.

A Zidane, que ayer se echó a los hombros toda la responsabilidad de la derrota -una manera también de no señalar a jugadores en público y con ella mantener cierta paz social dentro del vestuario-, no le van a echar. No al menos hasta ver si es capaz de matar al monstruo del final de su proxima pantalla. El problema es que el muñeco madridista llega con poca vida y el malo es de los difíciles de pasar.

Ya suenan Joachim Löw y Mauricio Pochettino. Zidane se juega el puesto en esa eliminatoria y lo sabe. Anoche se lo preguntaron directamente en una rueda de prensa que parecía un entierro. "Está clarísimo", dijo. Lo que no está claro es todo lo demás.

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