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Jan Ullrich, el gran enemigo de Lance Armstrong, toca fondo

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Adicto al alcohol, la cocaína y las anfetaminas: el icono del ciclismo de los 90 está en un psiquiátrico tras estrangular a una prostituta

Omar Naboulsi

27 Agosto 2018 15:09

Jan Ullrich fue un icono del ciclismo noventero y de principios del siglo XXI, para muchos "los años de la mierda" por los casos de dopaje masivo, con Lance Armstrong a la cabeza.

Precisamente, la rivalidad de Ullrich con el estadounidense y la que tuvo con el italiano Marco Pantani engancharon a los pedales a toda una generación. El alemán era un contrarrelojista de élite muy estético, no movía ni un músculo de su cara al hacer grandes esfuerzos, a excepción del pendiente de su oreja izquierda. Ese no paraba de zarandearse.

A sus 44 años, esta gloria del deporte alemán ha tocado fondo. Está internado en un psiquiátrico para desintoxicarse de su adicción al alcohol y otras drogas tras protagonizar varios escándalos violentos.

A principios de agosto la Policía española le detuvo tras asaltar la casa de su vecino, el actor y director de cine Til Schweiger, en la isla de Mallorca. Las autoridades confirmaron que iba borracho y hasta arriba de cocaína y anfetaminas.

Quedó en libertad al día siguiente tras declarar ante el juzgado de Palma, aunque solo se llevó una orden de alejamiento de 50 metros sobre Schweiger. Tras el incidente, Ullrich dijo estar arrepentido y querer someterse a terapia. Sara, su esposa, le había abandonado junto a sus hijos unos meses antes.

El arrepentimiento le duró poco, ya que unos días después del asalto a su vecino fue arrestado en Frankfurt por agredir a una prostituta en un hotel de lujo.

Según la Fiscalía, Ullrich estranguló a la mujer. Volvía a estar bajo los efectos del alcohol y de las drogas. Las autoridades investigaron todo lo ocurrido bajo la acusación de intento de homicidio y lesiones corporales graves para acabar mandando al ganador del Tour de Francia '97 a un psiquiátrico.

Allí está controlado las 24h del día. "¡Me encuentro mucho mejor! Aquí me siento muy seguro y me puedo concentrar en mí mismo", ha declarado Ullrich en el Bild. "Por las mañanas y por las noches me someten a análisis de sangre y de orina para ver si tengo sustancias en el cuerpo. También me hacen pruebas de alcoholemia".

Al enterarse de su ingreso en el centro sanitario, Armstrong fue a visitarle. "Ha sido genial pasar el día con este hombre. Como muchos de vosotros sabéis, amo a Jan Ullrich. Fue un gran rival para mí. Me asustaba, me motivaba y supo sacar lo mejor de mí. Pura clase sobre la bicicleta. El tiempo ha pasado rápido y mi amigo está pasando por un duro momento. No pude dejar pasar la oportunidad de venir a Alemania y pasar unos días con él. Por favor, tened presente a Jan en vuestros pensamientos y en vuestra oraciones. Necesita nuestro apoyo ahora", publicó el estadounidense en su cuenta de Instagram.


Lejos quedan los comienzos de Ullrich en la RDA, concretamente en Rostock, donde también nacieron otros ciclistas de su generación como Paul Martens o André Greipel. Entre sus logros cabe destacar que sigue siendo el único alemán en ganar un Tour, se alzó con la Vuelta a España de 1999, fue bicampeón del Mundial en Contrarreloj —1999 y 2001— y ganó dos medallas olímpicas en Sídney'00 -oro en ruta y plata en contrarreloj-.

Se convirtió en un pionero de la Alemania post-derribo del Muro de Berlín. No soportaba vivir en un país en el que era tan famoso y se trasladó a Suiza.

Su particular descenso a los infiernos comenzó en 2006, cuando se le relacionó con la trama de dopaje Operación Puerto y el doctor Eufemiano Fuentes. A raíz del escándalo no pudo participar en el Tour de aquel año y su equipo, el T-Mobile, lo despidió vía fax. Unos meses después, con 33 años recién cumplidos, se retiró del ciclismo de élite.

Antes ya había protagonizado varios accidentes de coche y coquetaba con las drogas de diseño. La Federación Alemana de Ciclismo le pudo haber sancionado duramente en 2002 después de dar positivo en anfetaminas, pero sólo estuvo inhabilitado 6 meses porque "no se había drogado para aumentar su rendimiento deportivo". De hecho, el propio Ullrich se excusó diciendo que había consumido la sustancia en una discoteca, ya que por aquel entonces estaba lesionado y no iba a competir.

Más de 15 años después de aquello, ya se ha cansado de poner excusas.

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