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Las madres, el arma de Brasil para ganar el Mundial

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Casemiro, Gabriel Jesús o Thiago Silva fueron abandonados por sus padres cuando eran unos niños. Ahora le deben todo a sus madres

Omar Naboulsi

04 Julio 2018 13:56

En Brasil hay cerca de 15 millones de personas que viven en la extrema pobreza. Tal y como apuntan varios estudios, el 40% de los hogares se sostienen en los sueldos de madres abandonadas por sus parejas. Este panorama se agrava si se tiene en cuenta que los ingresos medios de las mujeres negras siguen estando bastante por debajo de los hombres y de las mujeres blancas

Los jugadores de la Canarinha en este Mundial no son ninguna excepción, y un tercio de la plantilla que dirige Tité se criaron sin padres. Si ganan este Mundial será por y para sus madres.

Taison juega en el Shakhtar Donetsk y entró en la convocatoria de Brasil para completar la delantera. Su padre, sumido en el alcoholismo, abandonó a Rosangela cuando él tenía 11 años. La madre de Taison tuvo que sacar adelante un hogar de 11 hijos.

"Soy una persona batalladora. No he llegado a la selección por casualidad. Todo lo que tengo hoy se lo debo a ella", dijo Taison antes del Mundial.

Antes de convertirse en jugador profesional pidió limosnas en la calle y trabajó de gorrilla, albañil y pintor.

Casemiro también se crió bajo la protección de su madre Magda, que vio cómo su marido se fue cuando el jefe del centro del campo de Brasil tenía 3 años. Magda le labró un futuro a él y a sus 2 hermanos.

Uno de los hombres de moda en el fútbol brasileño, Gabriel Jesús, pasó de pintar las calles de Sao Paulo a ser el 9 de la selección en solo 4 años. Cuando marca hace la señal de un teléfono con la mano y el dedo pulgar pegado en la oreja.

La celebración, conocida como "Hola, mamá", es un homenaje a Vera Lúcia, la mujer que sin ayuda de nadie crió al goleador y a sus tres hermanos.

"Siempre fue padre y madre", explicó Gabriel Jesús en The Players Tribune. "Cuando iba a los partidos y veía a mis amigos, tenía envidia por no tener un padre allí. Pero del modo en que mi madre me crió, enseguida me olvidaba de que tenía un padre".


En cambio, Paulinho porta el nombre de su padre, José Paulo Bezerra Maciel, aunque lleve años sin verle. La última vez fue cuando aún jugaba en el Corinthians, en un partido contra el Náutico en 2012. Su padre es descendiente de los indios Xucuru -una tribu indígena del interior de Pernambuco- y se separó de Erica Lima al nacer Paulinho. El contacto con sus dos hijos era escaso y se limitaba a hacer breves llamadas telefónicas.

Más dura si cabe fue la infancia de Miranda, que vio como su padre murió cuando él tenía 11 años. María, su madre, se hizo cargo de la manutención del defensa y otros 11 hijos cuando enviudó.

El otro central de Brasil, Thiago Silva, fue abandonado por su padre con 5 años. Nunca más lo ha vuelto a ver. Cuando estaba embarazada del zaguero del PSG, Angela se planteó abortar al no estar en condiciones de criar otro hijo -ya tenía dos-. Su familia le convenció para tener a Thiago, aunque el matrimonio se fue al traste a los pocos años.

Marcelo vivió la separación de sus padres a los 4 años, cuando se fue a vivir con sus abuelos. Pedro fue el que asumió el papel de padre. Además de encargarse de que no faltara nada en casa, su abuelo le llevaba a los entrenamientos del Fluminense e iba a ver todos sus partidos.

"Prácticamente se desvivió por un chaval de 13, 14 años, sin saber que acabaría siendo futbolista", contó Marcelo en su canal de YouTube. Murió durante el Mundial de Brasil'14.

Cássio, el tercer portero de la selección en el Mundial de Rusia, no llegó a conocer a su padre. Desapareció en cuanto supo que María de Lourdes estaba embarazada. Varios programas de televisión llegaron a buscarlo con el objetivo de organizar un encuentro, pero el portero siempre lo rechazó.

"Tuve una infancia difícil. Cuando necesité a mi padre, no estaba presente", recordó Cássio, que ayudaba en casa trabajando en un lavadero de coches.

Al igual que el resto de compañeros, ahora está en condiciones de devolverle todos esos esfuerzos que llevó a cabo su madre. La Copa del Mundo sería la guinda.

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