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Pastor Gómez Vaca, preso bajo la protección del estado de Colombia, es vejado, maltratado y azotado por otros reclusos que lo graban todo
Playground community
09 Enero 2019 22:19
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Es terrible reconocerlo en voz alta pero dentro del espíritu humano aún yace un placer muy especial: la venganza. Como acto personal, sí, pero también colectivo. El castigo, acompañado de picota o pública exhibición de alguna clase de justicia retributiva en crímenes particularmente horribles, es algo que atrae a gran parte de la Humanidad. Desde los más antiguos códigos de leyes, el ojo por ojo existe y late en nosotros.
Hoy la picota no existe dentro de la ley: uno no exhibe al castigado, sea cual sea su culpa y horror. El Estado no explota las sensaciones y emociones del castigo. No al menos como antaño. Pero las redes sociales tienen esa cara oscura, y aunque en el interior de un penal no debieran entrar móviles telefónicos, entran. Como tantos otros bienes o sustancias. Y el castigo se graba y exhibe.
Pastor Gómez Vaca es un pederasta. El violador y asesino de Angie Lorena Nieto, una niña de 12 años. Y se investiga si, además, también un violador de su propia hija, a la que usó como cebo para capturar a su presa, en la pasada Nochevieja, en el Departamento colombiano de Meta.
Pastor Gómez Vaca no es una persona a la que quieras conocer. Puede que creas incluso que es un desperdicio de tiempo y dinero mantenerle en prisión. Puede que creas, en cambio, que la prisión es la mejor opción para él, que la pena capital sería demasiado rápida y solo llega una vez. Y quizá por eso, una televisión nacional difunde este vídeo en el que Pastor Gómez Vaca, preso bajo la protección del estado de Colombia, es vejado, maltratado y azotado por otros reclusos que lo graban todo, sabedores de que el vídeo será difundido para que la sociedad colombiana y la del resto del mundo sepa que dentro de los muros de la cárcel hay un código propio.
Siempre ha existido la idea de que a los violadores, pero muy especialmente a los pederastas, se les castiga de perversas maneras en el interior de una cárcel: palizas, mutilaciones, vejaciones e incluso asesinato. Y este vídeo parece confirmarlo.
Por eso, el cepillo de dientes de Gómez Vaca sirve para limpiar heces y hongos de las paredes de un retrete. Por eso los otros se regocijan en su miedo. Por eso vemos a alguien que está siempre a un paso de una sumarísima ejecución fuera de los márgenes de la ley.
Queda como secreto en cada una de nuestras conciencias cuán cómodos, tranquilos o excitados nos encontramos con este fin para Pastor Gómez Vaca.
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