El año pasado se cumplieron 200 años de la publicación de Frankenstein, la novela de Mary Shelley. Las ideas que la escritora británica abordaba en su libro acabaron por cuajar en el inconsciente social de medio mundo, y Frankenstein se convirtió en un mito universal de la literatura. Creadores de todo tipo han revisitado la novela una y otra vez, adentrándose en posibilidades no exploradas, imaginando otras de nuevas o abordando filosóficamente el tema para llevarla a otros planos de reflexión.
No es casualidad, pues, que ese mismo año Keanu Reeves decidiera trabajar nuevamente sobre el mito de Frankenstein, produciendo y protagonizando Replicas. La premisa de la película, que llegará a los cines de EEUU el 11 de enero, es bastante simple: tras un accidente de tráfico en el que mueren su mujer y sus dos hijos, el científico Will Foster (Keanu Reeves) decide devolverles la vida. Replicas es principalmente la historia de un hombre que no se detiene ante nada, ya que para poder recuperar a su familia tendrá que enfrentarse a "un laboratorio controlado por el gobierno, la policía y las leyes físicas de la ciencia".
Por ello es interesante recordar que Frankenstein, la novela, nació de esa misma pasión. Lejos de ser una simple fantasía tecnocientífica sobre los límites de la vida humana, Mary Shelley concibió la historia después de tener un aborto y perder a una hija recién nacida. Como explica Berta Gómez en 'La Fronde', el mito de Frankenstein no es una excepción genial, sino el resultado de una tradición literaria y filosófica que arranca mucho antes de Mary Shelley, y que debe pasar necesariamente por el feminismo de su madre, Mary Wollstonecraft.
Así, si la novela debe leerse como una reflexión encarnada que parte desde una experiencia corporal muy concreta, podría decirse que Replicas reintepreta Frankenstein desde un punto de vista especialmente interesante, subordinando el hecho científico y utópico -resucitar una persona- a las implicaciones emocionales y sociales de este mismo hecho. La pregunta, sin embargo, es si la película consigue estar a la altura de la hipótesis que formula. A juzgar por la reseña de Javier Pérez en 'Premiere', está muy lejos de hacerlo: "Replicas es un relato demencial dirigido sin rumbo fijo que es más cómico que trágico, inteligente o, ya de menos, interesante".
Dirigida por Jaffrey Nachmanoff, Replicas está filmada principalmente en Puerto Rico, y el retrato que hace del país parece ser lo más destacado del film: "a pesar de tener una premisa central con mucho potencial, el guión del film no solo la aplasta, sino que se convierte en un desastre ejemplar de todo lo que no se debe hacer en este género", escribe Juanma Fernández. "Lo único bueno que se puede decir de esta película es lo bien que retrata Puerto Rico en pantalla y que la producción les haya dado taller a los técnicos del patio durante la filmación de la misma".
Parece que Replicas no es la mejor manera de hacer pasar la espera hasta que veamos de nuevo a Keanu Reeves en John Wick 3, pero quizá sí nos pueda servir para hacernos algunas preguntas sobre nuestra relación con el mito de Frankenstein y nos obligue a releer la obra de Mary Shelley desde otra perspectiva.
