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Artículo Hombres que hablan. Hombres que reprimen. Hombres héroes: el patriarcado se adueña del 'procés' Culture

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Hombres que hablan. Hombres que reprimen. Hombres héroes: el patriarcado se adueña del 'procés'

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Así es como el patriarcado también se ha apoderado del proceso independentista de Cataluña

anna pacheco

04 Octubre 2017 17:43

Imagen vía Getty

Pon voz grave, solemne y repite conmigo: España seguirá siendo una historia de éxito. Aquí no ha existido referéndum. Somos un ejemplo para el mundo. El rey ha dado la cara por todos. Han demostrado una deslealtad inadmisible. En las últimas horas, la televisión y la prensa replican discursos de odio y violencia repetidos, en su mayoría, por la clase dirigente. Varones encorbatados y encamisados que miran al frente y nunca a los lados. Repiten por el micrófono palabras grandilocuentes como “ley” y “constitución” y “derechos fundamentales”. La épica de sus discursos, que cada vez está adquiriendo tintes más beligerantes, les lleva una y otra vez a repetir la misma cosa. La testosterona hace semanas que se ha apoderado del relato hegemónico que vemos en los grandes medios de comunicación respecto al ‘procés’ catalán.

A veces siento que estoy en una fiesta llena de hombres donde cada cual, cada vez más borracho, habla más fuerte para soltarte su milonga. Y que te manda callar si te atreves a decir algo. Y que al final te acaba pegando, pero dice que es para protegerte.

Los antidisturbios que pegan porrazos son hombres, los que vienen arriba a la salida de un hotel son hombres, los que  gritan ‘a por ellos’ son esencialmente hombres. Los salvadores, bomberos, resulta que también son hombres. Quienes vomitan sus discursos son casi siempre hombres y quienes te cuentan la historia y participan en las tertulias son, en su mayoría, también hombres. Solo hace falta que pongas la televisión cualquier día de estos.

El patriarcado no se ha apoderado ahora de la vida política o mediática —porque ya lo estaba— pero sí se está manifestando con mayor ímpetu en estas semanas de caos en Cataluña. Así, la perpetuación de la violencia de género se hace evidente en las propias formas que se adoptan. Por ejemplo: el Ministerio de Interior ha anunciado ahora que llevará a Fiscalía las declaraciones de Ada Colau sobre las agresiones sexuales durante las cargas policiales del 1 de octubre. ¿Te suena de algo? La denunciante denunciada. O la víctima victimizada. Así opera el machismo institucional. No solo nos agreden, también nos denuncian. Y por lo tanto la violencia ahí es doble.



Que España sea un Estado hace que de entrada pueda utilizar elementos que se pueden asociar más a la masculinidad como la fuerza bruta o el uso de los instrumentos del estado. En Cataluña observamos que incluso a la hora de organizar el referéndum se han utilizado estrategias más feminizadas a partir de redes de colaboración, un discurso de seducción y afecto o una red de cuidados



Hemos visto carteles, colgados de los colegios que los antidisturbios destrozaron, en los que se habla de “España como el maltratador que te pega porque te quiere”. El patriarcado está presente ahí. La “deslealtad”, de la que hablaba ayer el rey, es esa misma deslealtad de esa novia que te ha dejado de querer y que quiere recoger sus cosas e irse de casa. Y para ellos la única respuesta es el uso de la fuerza bruta como forma de represión, como forma de impedirlo, como forma de amedrentar a tu expareja. El "te pego, porque eres mía" o "te intervengo, porque me perteneces". Es el mismo discurso, la misma retórica: solo cambian los agentes. La violencia también está presente cuando Albiol dice que su “mujer tiene una urna igual para la ropa sucia”. En momentos como estos, la ofensa afecta el triple.


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Imagen vía Twitter

Pero no tiene sentido reducir esto a una pelea entre machirulos, como he leído en algún sitio, entre Rajoy y Puigdemont”, explica Marta Roqueta, analista experta en género. Para ella el problema es más profundo y tiene mucho que ver con las teorías de feminismo y poscolonialidad. “Las mujeres en los procesos de liberación de las colonias ocuparon un papel ambivalente. Por un lado, luchan por la liberación nacional y critican esas mismas estructuras patriarcales, pero a la vez se tienen que enfrentar a la presión patriarcal de las propias colonias”, explica.

El feminismo ha estado muchas veces vinculado a movimientos de liberación, ya que encuentra en este cambio o ruptura una forma de romper dinámicas opresoras y construir un mundo desligado de esos vicios.

En ese sentido, Roqueta apunta que la relación España-Cataluña tiene per se componentes patriarcales, en tanto que se trata de una realidad en la que la que una identidad hegemónica (España) se encuentra en una posición de dominación o superioridad respecto a otras identidades más pequeñas o minoritarias (la catalana, vasca, gallega). 

“Que España sea un estado hace que de entrada pueda utilizar elementos que se pueden asociar más a la masculinidad como la fuerza bruta o el uso de los instrumentos del estado. Por otro lado, en Cataluña, observamos que incluso a la hora de organizar el referéndum se han utilizado estrategias más feminizadas a partir, por ejemplo, de redes de colaboración, un discurso de seducción y afecto a partir de la épica y el romanticismo de la independencia o una red de cuidados, argumenta Roqueta.

Incluso uno de los lemas más coreados estos días por las calles de Barcelona (“Els carrers seran sempre nostres”) es un lema heredado de la CUP, pero también del movimiento feminista.


No dejan de ser dos sistemas dominados por hombres, de ahí que las dinámicas persistan y estén marcadas por escenarios similares: dar más visibilidad a los hombres, alimentar heroicisimos como el de los bomberos o los mossos


Sin embargo, advierte Roqueta, esto no significa que el movimiento independentista sea ajeno al machismo estructural. Al contrario: “Lo que también nos han enseñado las estrategias poscoloniales es que no dejan de ser dos sistemas dominados por hombres, de ahí que las dinámicas persistan y estén marcadas por escenarios similares: dar más visibilidad a los hombres, alimentar heroicisimos como el de los bomberos o los 'mossos', ambas profesiones típicamente masculinizadas. O como cuando Puigdemont aparece siempre rodeado de hombres”, argumenta. 

En ese sentido, el papel de las yayas, quienes ligeramente han tomado un poco de protagonismo tras las crudas imágenes de abuelas sangrando en el 1-O, solo confirma esta tendencia. Lemas como “Les iaies no es toquen” (las abuelas no se tocan) fomentan el rol pasivo, débil y frágil de la mujer. No hay épica en nuestras hazañas. Pero sí en la de ellos.


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Carla Vall, abogada especialista en temas de género, también se muestra sorprendida de la invisibilidad de las mujeres en todo este proceso. Ella misma se lo cuestionaba en este tweet. “Los actores protagonistas hombres están claros. ¿Pero dónde está la presidenta del Parlament, Carme Forcadell? Está totalmente desaparecida, a nivel de discurso. No lo entiendo. ¿O la presidenta de la AMI, Neus Lloveras? Me da la sensación que aquí está hablando todo el mundo excepto ellas. Se pide opinión a militantes hombres, pero no a mujeres”, denuncia.



Las mujeres periodistas están al pie del cañón, en las calles. Cubren los directos. Pero son los hombres quienes participan en calidad de expertos, opinadores, críticos



Vall también recalca la idea de esas profesiones que se mitifican ('mossos', bomberos, estibadores) en detrimento de las que quedan olvidadas, "como las de las enfermeras o las reporteras que trabajan hasta las tantas haciendo guardias”. Las mujeres periodistas están al pie del cañón, en las calles. Cubren los directos. Pero son los hombres quienes participan en calidad de expertos, opinadores o críticos.  

Ayer el Salón Erótico ha anunciado que invitará a su evento a ‘mossos’ y a ‘bomberos’ por su actuación en el 1-O. Esto ya es como lo último que faltaba para ver a las mujeres como premio, como recompensa, para esos 'héroes' que se han sacrificado por nosotras”. También hay épica en las propias palabras de los bomberos: "Os pedimos perdón, recibisteis fuerte y nosotros no estábamos en este colegio", exclama un bombero frente al colegio Verd Girona y una multitud. Es el discurso de un bombero, pero podría ser el de un novio algo controlador y un pelín proteccionista. De héroes vamos sobrados.

Estamos en un momento histórico. Si de verdad queremos construir algo nuevo, quizás va siendo hora de que empecemos, también nosotras, a ser protagonistas. 


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