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Fire
No sé si es que yo estoy especialmente atormentada por dentro pero es como que puedo leer en la mirada de este bicho un montón de emociones que yo he sentido deep inside
23 Agosto 2018 15:22
Este es Bacon. Es un perro con una expresividad desorbitada, como sus ojos.
El problema de Bacon no es que se pase de expresivo en sí, sino que todo lo que expresa siempre parece ser malo.
El bicho nació siendo un meme en potencia, y él sin saberlo.
No sé si es que yo estoy especialmente atormentada por dentro (mentira, sí lo sé que me lo ha dicho mi psicóloga) pero es como que puedo leer en la mirada de este bicho un montón de emociones que yo (y vosotros, que probablemente también tengáis una ansiedad del carajo, porque es nuestro rollito generacional) he sentido deep inside.
Cuando tu amiga se queda a dormir en casa pero oficialmente ninguna de las dos es lesbiana y ambas estáis deseando que pase algo más pero os da miedo cagarla así que te quedas con los ojos como platos tratando de respirar normal en la oscuridad esperando a que folléis por combustión espontánea.
Cuando olvidas por completo que ese mes te tocaba pagar el agua y la luz y tuviste la brillante idea de invitar a tus amigos a cenar y emborracharse y comprarte uno montón que basura que claramente no necesitas y de pronto abres la cuenta del banco para darte cuenta de que estás bien jodido.
Cuando a las dos y media de la madrugada de un martes y por motivos indeterminados no puedes sacarte de la cabeza una conversación que tuviste hace unos cinco años con una persona que en realidad no te cae ni tan bien pero en la que dijiste algo inapropiado y tu puto bucle mental no te deja dormir.
Cuando llevas todo el domingo comiendo en tu casa tumbado y te duele el estómago pero te duele más el hecho de saber que cuando le dices a la gente que no entiendes por qué no adelgazas estás mintiendo como un ser miserable.
Cuando prometes solo tomarte una o dos pero al final te bebes ocho cervezas mientras te autoconvences de que al día siguiente vas a estar perfecto, te acuestas a las tantas y malduermes cuatro horas antes de darte cuenta de que tu día en la oficina va ser un infierno y te esfuerzas por mover el ratón aunque sea sin sentido para disimular que estás en coma.
Cuando tu pareja vuelve a contar ese puto chiste de mierda que no tuvo gracia ni la primera, ni la segunda, ni la enésima vez y fantaseas con dejarle de una forma cruel que lo traumatice de por vida.
Cuando tratas de tirarte en la cama de una forma sexy pero casual para decir sin decirlo que quieres amor en forma de intercambio de fluidos, pero sospechas que transpiras menos erotismo que una berza plantada en una huerta.
Cuando tienes una edad suficiente como para comprender que tus padres son una pareja que se quiere, que son personas sexuales y que tienen el mismo derecho que todo el mundo a disfrutar de su cuerpo juntos que tú, pero cualquier sospecha de acercamiento íntimo entre ellos, cualquier sonido desde su cuarto o beso de más de medio segundo, te violenta más que las imágenes de un matadero.
Cuando te despiertas una mañana convencido de que es fin de semana para instantes después ser consciente de que es martes, que es un día tan de mierda como el lunes, y tus ganas de vivir se quedan en un instante por debajo del nivel del mar.
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