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Dolores Huerta, mucho más que la mujer detrás del “Yes we can” de Obama

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"Ninguna mujer tiene que dejarse dominar por nadie. Especialmente por un hombre”

Marc Casanovas

22 Noviembre 2017 06:00

Algo se ha hecho muy mal en este mundo si los latinos no conocemos al dedillo la vida y obra de Dolores Huerta. Sus palabras, a los 87 años de edad, agrandan su figura y empequeñecen a los que decidieron mantenerla en el anonimato por torpeza, censura o ambas cosas.

"La mentalidad colonizadora de dominación de los hombres aparece desde que nacemos. Cuando miras atrás y observas todas las tradiciones que surgen de la iglesia católica como que la tierra es plana, que no te puedes divorciar ni llevar un control de la natalidad,... La mujer tiene que tener el control sobre su propio cuerpo y sobre su propia vida. Ninguna mujer tiene que dejarse dominar por nadie. Especialmente por un hombre”.

Al habla Dolores. Esta mujer rebelde, activista, feminista y madre de 11 hijos no quiere que la aplaudan por su legado. Lo que desea es que te sumes a su lucha a favor de los derechos laborales de los trabajadores en el campo y del movimiento feminista dentro del pueblo latino. Porque no es tiempo para mirar atrás o darse palmaditas en la espalda. Hay demasiadas cosas que hacer y a ella le queda poco tiempo.

Sorprende observar el desconocimiento generalizado de su trayectoria antes de la difusión de este documental dirigido por Peter Bratt con la producción del músico Carlos Santana. Sobretodo porque todos los latinos conocen a César Chávez, pero nadie o casi nadie a Dolores Huerta. Se podría culpar a muchos estamentos y a muchas personas de esto, pero sería un esfuerzo inútil. Afortunadamente, la cuenta pendiente con la memoria histórica del pueblo latino se salda con Dolores, el documental.

Fotograma del documental 'Dolores"

No fue hasta el año 2012 que su nombre resonó en el mundo entero. ¿Quién era esa mujer de Dawson, Nuevo México, a la que el presidente Obama rendía un tributo casi reverencial?

El día señalado el presidente de EE.UU. concedió a Dolores Huerta la Medalla Presidencial de la Libertad por acuñar uno de los lemas políticos más importantes de todos los tiempos: “Sí, Se Puede”. Un grito que ahora parece normal, pero que Dolores gritaba, altavoz en mano, cuando todos agachaban la cabeza.

En un mundo de hombres donde la máxima ley del campo era que no había ley, Dolores dijo basta: “Lloré desde pequeña con las condiciones miserables de los granjeros. Me dije “tenemos que unirnos”. Sentí esa energía alrededor que me decía que realmente podía cambiar el mundo”.

Trabajadores del campo latinos trabajando siete días a la semana bajo el yugo del capataz blanco norteamericano sin ningún tipo de justicia social en el horizonte. Dolores lo vivió en sus propias carnes y ya desde pequeña se rebeló muchos años antes que Obama adoptara en inglés ese slogan tan conocido para (intentar) cambiar el mundo.

El "Sí, se puede" es un lema predecesor del “Yes, we can” que le dio la presidencia de EE.UU. al primer hombre negro. Y así lo reconoció la adminsitración Obama.

Obama impone la medalla a Dolores Huerta

Y cuando historiadores y periodistas empezaron a estirar del hilo se encontraron con una de las activistas más importantes en la historia de los Estados Unidos y una pieza fundamental para entender la formación de los primeros sindicatos de trabajadores agrícolas.

“Dolores Huerta es un icono. Una heroína de los derechos civiles. Es la general que seguiría a cualquier batalla. No tiene miedo de explicar la verdad al poder”. Son frases de diferentes celebridades, políticos y personas influyentes en la cultura norteamericana que dejan su granito de arena para lograr dibujar un retrato de su figura.

Una figura que no dejó de crecer gracias al ejemplo que vivió en casa. Un modelo de convivencia de igualdad de género dentro del hogar: “Mi madre era totalmente feminista. Mis hermanos tenían que cocinar tanto como yo y eran mejores cocineros. Estábamos en igualdad de oportunidades”.

Dolores Huerta (1966)

El documental entra en la vida privada de Dolores para entender los sacrificios personales de una mujer para poder ser un icono de los derechos de su pueblo. “Dejé atrás mis hijos (tiene 11). Aún me duele cuando pienso en ello. Es parte del sacrificio que tuvimos que hacer”.

Quisieron detenerla de todas las formas posibles para que dejara de proclamar verdades como puños. La acusaron de ser un insulto para la sociedad y algo peor, de ser una vergüenza para el resto de mujeres que respetaban a la familia con roles tradicionales. Su respuesta ante los ataques siempre fue la misma:

“Violencia abajo, racismo abajo. Sexismo abajo”, gritaba en el campo a los 20 años de edad ante miles de manifestantes. El mismo grito que retoma a los 85 años ante jóvenes latinos que la miran y escuchan con una mezcla de respeto y admiración. "Las chicas latinas tendrían que estar viendo estatuas de ella", dice una de sus hijas. Pero en las calles no hay estatuas y muchas no saben de los sacrificios de Dolores por el bienestar de ellas.

Por eso no puede pasar ni un segundo más sin que todo el mundo sepa sobre el legado de una de las feministas más desafiantes del siglo XX. Principalmente porque su lucha todavía no ha terminado y porque algún día lograremos que las personas puedan convertirse en ídolos sin esperar a su muerte.

Conferencia de prensa de Dolores (1975)

Violencia abajo, racismo abajo. Sexismo abajo

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