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La historia del viejo vendedor de huevos para no regatear más con la comida

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Ella le dijo: ‘Me llevaré 6 por 25 rupias o me iré’. Se llevó los huevos y se alejó sintiendo que había ganado...

R.M.T

12 Febrero 2018 12:16

Esta historia está conmoviendo a Internet. Es breve y sencilla, pero concentra varios temas universales que dan mucho que pensar sobre el comportamiento humano. La colgó el usuario de Facebook Muzamil Farooq, con una foto de tomada por Purvi Thacker-Vatsa, el 23 de enero y desde entonces no hace más que acumular comentarios. Es la siguiente:

“Ella le preguntó: ‘¿Por cuánto vendes estos huevos?’

El viejo vendedor le dijo: ‘A 5 rupias por huevo, señora’.

Pero ella le contestó: ‘Me llevaré 6 huevos por 25 rupias o me iré’.

El viejo vendedor respondió: ‘Acércate y llévatelos al precio que quieras. Tal vez este es un buen comienzo porque hoy no he sido capaz de vender un solo huevo’.

Se llevó los huevos y se alejó sintiendo que había ganado. Se metió en su coche de lujo y fue a un restaurante caro con su amiga. Allí, ella y su amiga pidieron lo que quisieron. Comieron poco y dejaron mucho de lo que pidieron. Luego fue a pagar la cuenta. La cuenta le costó 1.400 rupias; dejó 1.500 rupias y le dijo al dueño del restaurante que se quedara con el cambio como propina.

Esto podría haber parecido bastante normal al propietario pero muy doloroso para el vendedor.

La cuestión es, ¿por qué siempre demostramos que tenemos el poder cuando compramos a personas necesitadas? ¿Y por qué nos volvemos generosos con aquellos que ni siquiera necesitan nuestra generosidad?

Una vez leí en alguna parte: ‘mi padre solía comprar cosas sencillas de gente pobre a precios altos, aunque no las necesitara. Algunas veces incluso pagaba más por ellas. Esto me afectó y le pregunté por qué lo hacía. Entonces mi padre contestó: “Es caridad envuelta de dignidad, hijo’”.

Dice Farooq, que según su biografía vive en Abu Dhabi y es especialista en estrategia de redes sociales, que el relato es completamente cierto. Aunque para entender su mensaje, esto es lo que menos importa. Porque habla de cómo nos relacionamos con la pobreza y con el poder y de qué forma obramos respecto a lo uno y lo otro. Es corriente dejar algo de propina en los restaurantes, pero casi nadie piensa en ello cuando compra productos a un esforzado campesino o artesano.

Es más: intentamos presionar para que bajen el precio porque sabemos que detrás suyo no hay una gran empresa que lo defienda y sabemos que nuestra compra puede afectar ostensiblemente a los beneficios de su semana. ¿Creemos que el artesano o campesino nos ofrece un precio injusto y en los supermercados nos ofrecen un precio justo? De momento, no se ha visto a nadie regatear el coste de una factura a un dependiente de una gran superfície.

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