PlayGround utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia de navegación. Si sigues navegando entendemos que aceptas nuestra política de cookies.

C
left
left
Artículo "Yo ahora me meto en una oficina y me vuelvo loco" Life

Life

"Yo ahora me meto en una oficina y me vuelvo loco"

H

 

Christian dejó de trabajar para viajar por el mundo, pero su viaje ha terminado siendo su trabajo. Ahora aspira a cobrar 10 mil dólares mensuales por subir fotos a Instagram

claudio moreno

20 Octubre 2017 15:33

La vida de Christian Byfield (bogotá, 29 años) está hecha de contradicciones. Dejó el trabajo para ponerse a viajar y ahora, 4 años después, su viaje se ha convertido en un trabajo. Otra más: su Instagram recoge el día a día de un hippie clásico,   pero gracias a que tiene una cuenta de 120.000 personas cobra un millón de pesos por cada foto que sube. Y la última. Christian motiva a sus seguidores a que den el gran paso y dejen sus fastidiosas rutinas atrás, pero lo hace al estilo del capitalista reconvertido al nomadismo: cuando le llegó la epifanía tiró de los ahorros para un MBA.


A continuación hablamos con el viajero latino más influyente para analizar todo lo que se pierde cuando las pasiones se convierten en obligaciones, y de cómo ver fotos de mares turquesa o animales salvajes en libertad puede provocar una rabia atroz:

–¿Con cuánto dinero empezaste tu viaje?

38 mil dólares. Me duraron 754 días viajando de manera muy precaria. Dormía en casas gratis con coachsurfing  y en hostales de 3 dólares la noche con ratas muertas y condones usados por el suelo. Como en eso apenas invertía plata; pude costear un safari en Kenia, una jornada de buceo con tiburones en Fiji o una visita a los gorilas de espalda plateada en Uganda. El resto era muy low cost. 

–¿Cómo te desplazabas?

Hacía mucho autostop excepto en Europa, que ahí no te coge nadie. En Europa utilizaba blablacar y mucha gente que conocía en el coche me hospedada luego en su casa. 

–Esa primera etapa fue la del viajero romántico que camina descalzo y sin reloj. ¿Guardas especial cariño de algún trayecto?

Hubo un viaje de dos meses a través del oeste australiano que hice con 10 personas que conocí en Internet. Cruzamos el parque Karijini en medio del verano, con días no excesivamente calurosos, comiendo de fogatas y durmiendo en colchonetas hinchables. Nadie se iba a la cama hasta que no contaba cinco estrellas fugaces. En ese viaje se crearon vínculos fantásticos. 

–Eran gastos sin ningún ingreso. ¿Cuándo empezaste a ganar dinero?

Antes de dar la vuelta al mundo, hablé con el editor de la revista Avianca –pertenece a la aerolínea de mismo nombre– y me ofrecí a escribir para ellos. El primer artículo que envié les pareció una basura, pero dos años después terminaron pagándome los textos. 

–Y llegó el fenómeno Instagram…

Gracias a eso crecí en seguidores de Instagram y cuando pasas de los 20.000 las marcas empiezan a interesarse por ti. En este instante casi todo lo que tengo es patrocinado: mi celular, mis gafas, mi maleta, mis zapatos, mis jeans, mis boxes. Vivo del dinero que me pagan las firmas por aparecer en las fotos. 



Casi todo lo que tengo es patrocinado: mi celular, mis gafas, mi maleta, mis zapatos, mis jeans y mis boxes.



–¿Cuánto puedes cobrar por esas fotos?

Normalmente depende del número de likes que acumule la imagen y del número de seguidores que tengas tú, pero se paga hasta unos 800 dólares por foto. 

–¿Cómo consigues aumentar tu comunidad de seguidores?

Tienes que ser muy constante, yo todos los días posteo al menos una foto. Cuando empecé a escribir para Avianca me dio mucha visibilidad porque 1 millón de personas viajan cada año con esa compañía, y a raíz de eso he empezado a colaborar en otros medios como la televisión RCN. 

–Todo en torno al viaje claro, si no te apetece viajar te quedas sin sueldo.

No tengo sueldo fijo y esta es la vaina, que si no viajo no produzco. Ayer volví a mi ciudad y hacía como 40 días que no paraba en Bogotá. A veces tengo que bajar el ritmo porque las diferencias horarias hacen que sea muy duro. 

–La paliza del viajero profesional.

Imagínate, hace nada llegué de París a las 2 de la mañana y a las 5 de la tarde ya estaba cogiendo un vuelo a Cartagena para asistir a un festival de música. Es un trabajo que amo pero al cuerpo se le exige. 

–Algunos de tus post en Instagram dan un poco de rabia. Estás en un paraje idílico rodeado de naturaleza selvática y escribes: “La reunión más importante del día”. Quien lea eso desde la oficina se tirará de los pelos.

Todo esto nació en la primera etapa del viaje, cuando aún no ganaba plata. Estaba en India iluminado por una luna llena preciosa y escribí algo así; lo bonito de la vida es que hoy me pagan por nadar con delfines o ver leones en Kenia, así que lo podemos llamar reuniones.

–En tu Instagram no hay una foto fea, parece que el mundo sea todo luz. ¿Te preocupa caer en una ficción?

Mi Instagram es cero pretencioso; no voy diciendo “miren la cantidad de plata que me gasto”, ni salgo divinamente peinado y recién afeitado. Todo lo contrario. Es cierto que en las fotos saco a elefantes o peces bailando, pero a través de Stories intento mostrar lo bueno y lo malo, lejos de la idealización típica del influencer.





En la India tuve un día triste y los micos me robaron los bananos, me caí de la moto, me tumbaron 5 veces…



–Muchos de estos influencers vienen del ámbito de la empresa y venden el relato de que, después de todo lo conocido, estar de viaje es la única manera de vivir a tope. Tal vez sea un mensaje injusto con aquellos que no se lo pueden costear.

Claro; hay gente que a lo mejor no puede viajar por todo el mundo, pero viajan por Colombia y eso ya les desapalanca. No digo que todos vayan a recorrer mundo porque claramente no todos tienen dinero para hacerlo. Simplemente pido que se cuestionen un poco lo que están haciendo. En Colombia uno crece teniendo que estudiar, ser ingeniero, triunfar, etc; es difícil salirse de la rueda.

–¿Hay momentos en los que te sientes solo?

Recuerdo pocos, en la India me tocó un día que estaba como triste y los micos me robaron los bananos, me caí de la moto, me tumbaron 5 veces… Aquel día dije “¡hijueputa, que haces acá!”, pero enseguida llamé a mi familia y me calmó.

–¿Haces distinción entre viajero y turista?

Sí, el viajero va mucho más por conocer personas, conocer la cultura y la sociedad. Ahora bien, cuando yo viajo con mis proyectos me vuelvo un turista 100%: me recoge un chófer en el aeropuerto, me hospedan en hoteles de 5 estrellas, me prohiben que coja los taxis locales porque son peligrosos. Para mí esa no es forma de viajar.   

–¿Cuál es la forma?

Vivir la cultura de la zona. Ahora gracias a Instagram puedo decir: “ey, justo voy a Guatemala, ¿quién está ahí?”. En este país me aparecieron 14 seguidores y cada uno me mostró su faceta de vida, me llevaron a conocer a sus familias y me invitaron a tomar su café favorito. Ahora estoy programando un viaje a Dinamarca y allí preguntaré a mis seguidores que a dónde quieren que vaya, si a Finlandia o a Suecia. Que ellos me dirijan y decidan qué tengo que hacer.  

–¿Qué opinas del turismo masivo?

Creo que puede traer mucho beneficio económico a la región, pero también prostitución infantil o tráfico de drogas. Puede arrasar un parque natural porque la capacidad de turistas supera la capacidad de carga, y hay muchos países en vías de desarrollo que se ven desbordados.

–En parte esa masa turista se mueve siguiendo los destinos más promocionados en las redes.

Sí, pero el turismo que yo promuevo no es necesariamente masivo. Por ejemplo, ahora soy embajador de Parques Naturales de Colombia y promuevo que la gente vaya a los parques, pero es el parque quien controla su aforo. Además, con todo el tema de narcotráfico se está promoviendo que en vez de sembrar coca la gente se dedique al ecoturismo.


My most important meeting today: with my dad! We woke up at 3:30 AM to see the sunrise from pyramid 4 in Tikal. The howler monkeys ???? were the first ones to wake up, then the parrots, toucans and the last one was the sun ?! It's a very important and special moment of the day to see the first ray touching you! After 13,556 steps (my dad loves counting his daily steps) we came back to chill at our private jungle jacuzzi where we've spotted a couple of toucans (one of my favorite birds of this planet!!!) Tikal, Guatemala ???????? #chbaroundtheworld -------------- Mi reunión más importante del día: con mi papá! Nos levantamos a las 3:30 AM para ver el amanecer desde la pirámide 4 en Tikal. Los primeros en levantarse son los monos ???? ahuyadores, seguido de los loros, tucanes y por último el sol ?. Un momento muy importante y especial del día. Después de 13,556 pasos (a mi papá le encanta contar sus pasos diarios) llegamos a este jacuzzi privado selvático donde se ven tucanes, de mis aves favoritas. Una buena forma para recargar energías!! Tikal, Guatemala ????????

Una publicación compartida de Christian Byfield Travel (@byfieldtravel) el



El turismo que yo promuevo no es necesariamente masivo.



–¿Tienes miedo de matar la ilusión? Hace un tiempo una pareja de viajeros explicaba en su blog que cuando volvieron de la vuelta al mundo, la ilusión de su vida, comprendieron que no les quedaba demasiado por vivir… Con 30 años.  

A mí por ahora ahora me quedan 130 países. Ayer hablé con un influencier de viajes y me dijo que normalmente un nómada aguanta 5 años viajando. Después de ese tiempo la gente quiere establecerse. Yo llevo 4 años y no creo que me vaya a cansar.

–Quizás algún día te toque volver a la oficina.

Yo ahora me meto en una oficina y me vuelvo loco. Sucede que gracias a los viajes mis aspiraciones han cambiado y mis necesidades económicas también. Ya no sueño con Ferraris ni aviones privados. Aparte de eso, el tema de ser influencer genera muchos ingresos. En un año he recuperado lo que me gasté durante dos años viajando. 

–¿Cuánto se cobra?

Depende del número de seguidores pero puedes llegar fácil a los 10.000 dólares mensuales. Yo aún no he llegado a ese punto, pero algunos amigos influencers ya están ahí. 

–Estarás más cerca de esa cifra que de los días de ratas muertas en el hotel.

Yo ya estoy al otro lado, pero antes de llegar a este punto a mí me costó muchas lágrimas. Ves como tus amigos ascienden, se compran coches y se compran casas mientras tú te gastas toda la plata en Etiopía… Son miedos. Una te quitas esos miedos todo empieza a fluir de una manera loca.




Una te quitas esos miedos todo empieza a fluir de una manera loca.



–¿Generar contenidos a cada rato acaba agobiando?

Hace poco estuve con mi padre en Jamaica y me pedía que dejara de tomar fotos. Yo contesté: papá, me pagan por esas fotos y por ellas estamos aquí. De modo que viajar es una delicia porque estás viendo leones y orangutanes, pero al mismo tiempo tienes la obligación de producir contenido constante, porque para eso te han mandado a ese sitio. Hay muchos clientes que te dicen, “oiga le doy el viaje gratis y usted relájese”. ¿Si ellos no trabajan gratis porque iba hacerlo yo? ¡Viajar es mi trabajo!

–Igual se ha perdido un poco el nomadismo romántico de caminar sin zapatos y sin reloj...

Totalmente.

My most important meeting today: with a massive and beautiful waterfall!!! Chivor, Colombia ???????? #chbaroundtheworld

Una publicación compartida de Christian Byfield Travel (@byfieldtravel) el

 


Cuando te quitas los miedos todo empieza a fluir de una manera loca



share