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Life
No es la primera vez que Calloway se enfrenta a una controversia...
19 Septiembre 2019 19:37
Caroline Calloway. Puede que no hayas oído nunca su nombre. Pero esta influencer es la penúltima gran obsesión de internet. El motivo es un artículo publicado en The Cut en el que una mujer llamada Natalie Beach describe la intensa y compleja relación entre ambas. A grandes rasgos: Beach fue la ghost writer de Calloway, la persona que escribía los textos de los posts en Instagram que Calloway publicaba como propios, hasta que su amistad se vino abajo y puso de manifiesto la toxicidad de su amistad.
El artículo ha provocado un sismo en internet. Fue trending topic en Twitter, el hilo de Reddit sobre la historia tiene más de 6.000 comentarios y hay gente que lo ha descrito como “su particular Super Bowl”. Gran parte del hype se debe a que la propia Calloway ha estado posteando sobre el artículo incluso antes de que se publicara, multiplicando la expectación sobre el mismo. Una maniobra que ha llevado a algunos a especular con la posibilidad de que todo esté pactado.
Te importen más o menos los altibajos de la amistad entre dos veinteañeras blancas, el texto de Beach es un interesante retrato de la actual cultura influencer, de sus dinámicas de poder —que no se entienden sin considerar factores como la raza y la clase—, y de como la personalidad de una influencer puede ser construida y alterada mucho más allá de la realidad a través de algo tan aparentemente simple pero con tantas capas de profundidad como un post de Instagram. Pero no avancemos acontecimientos.
Caroline Calloway tiene 27 años y creció en Virginia. Según ha explicado en diversas entrevistas, siempre quiso ser escritora. Empezó a postear en Instagram en 2012 cuando estudiaba en la New York University (NYU). Desde el primer momento se caracterizó por postear fotos sobre su día a día acompañadas de extensos textos y del hashtag #adventuregrams.
“Empecé escribiendo una historia autobiográfica que incluía múltiples publicaciones en Instagram y presentaba a diferentes personas en mi vida como 'personajes'”, explicó a Man Repeller. Su objetivo era escribir una autobiografía de su vida como una millennial veinteañera utilizando la red social con la intención de más tarde transformarlo en un libro.
Se trasladó a Inglaterra para estudiar en la Universidad de Cambridge, desde dónde siguió contando sus experiencias vitales, sus viajes y sus relaciones amorosas a una creciente base de seguidores. En 2017 tenía más de 800.000 seguidores, lo que la llevó a protagonizar diversos artículos y a firmar un suculento acuerdo para publicar un libro. Esto último no salió bien.
El pasado martes, una joven escritora llamada Natalie Beach publicó el citado artículo en The Cut sobre su experiencia siendo amiga, editora, socia de escritura y, durante un breve espacio de tiempo, criada de Calloway.
En el texto, Beach explica que ambas se conocieron en la NYU y que Calloway era todo lo que ella soñaba ser: de familia rica, atractiva y segura de sí misma. Ella, por su parte, era una estudiante pobre que encadenaba trabajos precarios y odiaba su aspecto. Calloway vivía una vida glamurosa y excitante, llena de viajes a Europa, cenas en restaurantes de moda y amistades de la jet set.
Beach intentó seguir su ritmo de vida, lo que la dejó arruinada. En este punto Calloway le prestó dinero, le compró billetes de avión y le ofreció alojamiento. Para pagar su deuda, Beach se ofreció a ser su escritora fantasma. Durante un tiempo trabajaron juntas tanto en los posts de Instagram como en la propuesta de libro de Calloway pero su amistad se deterioró a medida que quedaba clara la dependencia de Beach hacia Calloway y la inestabilidad mental de esta.
El texto y el hecho de Calloway no haya dejado de postear sobre él mismo antes y después de su publicación ha convertido la relación entre ambas en una suerte de reality para redes sociales. La gente, mayoritariamente mujeres jóvenes, se ha enganchado. Y es que, tal y como apunta The Guardian, la fascinación de las mujeres blancas por historias de mujeres más ricas y complicadas que ellas no tiene fondo.
No. Antes de la publicación del célebre artículo, Calloway ya había estado envuelta en dos grandes polémicas.
En 2015 vendió los derechos para la publicación de su primer libro por un avance de 375.000 dólares. El libro no ha llegado a materializarse. En su artículo, Beach explica que trabajó durante muchos meses en dicho libro de Calloway, hasta que se negó a seguir con el tema. También explica que Calloway ha devuelto 100.000 dólares del avance que cobró y que está tratando de llegar a un acuerdo con la editorial.
El segundo 'escándalo' llegó en enero de este año cuando decidió llevar a cabo una “gira nacional de talleres de creatividad” que acabó resultando un gran fiasco. Vendió entradas a 165 dólares a sus fans a cambio de pasar cuatro horas con ella, pero no estuvo a la altura de las expectativas y acabó cancelando gran parte de las citas.
En todo caso, siempre que Calloway se visto envuelta en una controversia ha sabido mercantilizarla a su favor, y no parece que el artículo de Beach vaya a ser una excepción.
Algunos llegaron a comparar el fracaso de sus talleres con la debacle del Fyre Fest, pero lo cierto es que lo suyo es mucho más inofensivo y risible.
Tras cancelar la gira admitió que había sido “desorganizada y tonta” creyendo que iba a poder sacar adelante un evento de esas características. Entre otras cosas, encargó 1.200 jarrones sin ser consciente de lo que ocuparían y que no tendría espacio en su apartamento para almacenarlos. Más importante: Calloway devolvió el importe de las entradas de todos los talleres que no se llegaron a realizar.
Así pues, no es una estafadora. O al menos no es más estafadora que cualquier otra influencer.
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