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Lit
Una anciana descubrió que todos los libros que sacaba de la biblioteca tenían una pequeña marca en la página 7... ¿qué estaba pasando?
09 Abril 2018 11:07
Una anciana se acercó al mostrador de la biblioteca. "Tengo una pregunta. ¿Por qué todas las páginas 7 de todos los libros que saco tienen el 7 subrayado en lápiz? Parece extraño".
La bibliotecaria no lo entendía. Al principio creyó que la mujer no sabía lo que se decía. O que era ella misma quien se dedicaba a pintar las páginas. Pero pronto descubrió que había muchos más libros en la estantería con exactamente el mismo subrayado. "No lo sé, ¿quizá a alguien le gusta mucho la página 7?", aventuró ella para tranquilizar a la anciana, "asumiendo por supuesto que en la biblioteca había un asesino en serie".
Just had another victim of the page 7 vandal returned!!!
— Georgia | Saoirse (@green_grainger) 4 de abril de 2018
(Now checking every book that looks like it might be their taste...) pic.twitter.com/SGHST4kcOv
Ha sido Georgia Grainger, la auxiliar de biblioteca de la Charleston Library de Dundee, Escocia, quien ha hecho pública la historia en Twitter. "Tengo una imaginación hiperactiva, y enseguida pensé en todo tipo de teorías. Anillos espía, romances secretos, asesinos en serie, lo normal". Empezó a investigar por su cuenta y al poco rato descubrió un patrón: todos los libros que tenían esta misteriosa marca pertenecían al subgénero que en la biblioteca conocen como "libros para mujeres ancianas": básicamente, romances muy blandos, británicos, casi siempre ambientados en tiempos de guerra.
El caso de estos libros extrañamente vandalizados se resolvió cuando la bibliotecaria que dirigía la Charleston Library volvió de su viaje. Grainger le explicó que un criminal estaba tejiendo un código secreto a través de los libros de su biblioteca, pero ella tenía una teoría alternativa.
Durante muchos años, los usuarios —especialmente las perosnas mayores— habían utilizado este marcado de páginas como método para recordar qué libros habían leído y qué libros no. Hoy los ordenadores permiten controlar el historial de lecturas de cada cliente, pero antes utilizaban estas discretas firmas hechas en lápiz —subrayados, estrellas, las iniciales del nombre— para señalar las lecturas previas.
Puede parecer extraño, pero se trata de personas que casi cada semana salen de la biblioteca cargados con bolsas llenas de libros —cuyas historias, cubiertas, autores y títulos son prácticamente los mismos—. A la larga no resulta fácil recordar cuáles se han leído y cuáles no.
Al final, más que un asesino en serie, lo que escondía la biblioteca de este pueblo de apenas 4.000 personas era una fuerte tradición de amor por la lectura y gustos compartidos.
(Vía: Atlas Obscura)
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